Esta columna se comienza a escribir sobre las 16 horas de ayer, poco antes de que el paisaje nocturno urbano sea ganado por lo que se ha dado en llamar La Noche de la Nostalgia.
Unas horas antes nos enteramos de que el gobierno de Tabaré Vázquez acaba de establecer que la educación pública es un servicio esencial, debido a que se ha generalizado un estado de huelga que impide brindar clases con normalidad. La protesta es fruto de que el gobierno nacional no estableció el 6% para la enseñanza en el presupuesto nacional, a pesar de que hay avances importantes en el monto de los recursos para la enseñanza, particularmente en los sueldos para los docentes.
El cuerpo docente, mayoritariamente compuesto de educadoras, está en pie de lucha y parece que está dispuesto a no dar un paso atrás. En el gobierno también siguen aferrados a defender sus propuestas.
Tenemos, entonces, a un gobierno que no tranza y a un movimiento sindical que sigue adelante, donde todos nos preguntamos de qué lado se va a colocar la ciudadanía.
El Ministerio de Educación y Cultura, declara la esencialidad de los servicios correspondientes a los Centros de Educación Inicial, Primaria, Secundaria, Educación Técnico Profesional y Centros de Formación Docente, desde el día de la fecha, 24 de agosto, por un término de 30 días. «Declara esencialidad en servicios de educación públicos», texto completo de la declaración
Esta columna es, por cierto, un profundo malestar para quien escribe. Tengo respeto por los gobernantes, incluso tengo amigos, pero a la vez soy hijo del cuerpo docente nacional.
Desde hace años que dos por tres se me ha ocurrido firmar con una base de acompañamiento: “Raúl Legnani, maestro por vocación,, periodista por necesidad”, ha sido mi escrito favorito. Y esto es lo que no quiero más, no quiero maestros que no tengan recursos para leer, estudiar y criar hijos. Tampoco quiero que la izquierda se divida por este conflicto, sobre el cual todos tenemos que dar una mano para salir de él con la suficiente altura.
De esta situación no se sale con docentes radicales absurdos y tampoco con gobernantes que deberían respirar tres veces, antes de esgrimir medidas drásticas. Para construir siempre hay tiempo, si hay voluntad…
Por Raúl Legnani
Maestro y Periodista
Urumex80@gmail.com
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