Inmoral manipulación de conciencias

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El irracional fanatismo religioso como una suerte de catarsis contra la inexorable desesperanza, es la materia temática que aborda “La entrada al paraíso”, la novela de Martín Lasalt publicada por Ediciones de la Banda Oriental que resultó galardonada con el premio que otorga la Fundación Lolita Rubial.

Este libro, incluido en la colección Lectores de Banda Oriental, hurga en la psicología de seres humanos simples, quienes luchan por construir sus destinos desafiando a las inexorables contingencias de la causalidad.

En buena medida, el sugestivo título de esta historia está marcado por la impronta de la utopía alimentada por las creencias religiosas y la promesa de la salvación eterna.

Aunque las tensiones sociales, políticas y aun culturales suelen invisibilizar su actividad, es indudable que las organizaciones de matriz teocrática ocupan en nuestro país un importante espacio.

Ello es directa consecuencia de una larga tradición que ha logrado sobrevivir en un Uruguay laico pero siempre respetuoso de la libertad de cultos, acorde a los preceptos constitucionales que rigen nuestro estado de derecho.

LA ENTRADA AL PARAISO

Aunque este no es un libro religioso propiamente dicho, su tema medular es la influencia de algunas organizaciones o sectas en la vida cotidiana de miles de uruguayos.

El propio título de esta narración, “La entrada al paraíso”, está naturalmente cargado de connotaciones espirituales que colisionan con una sociedad bastante escéptica y escasamente propensa a admitir la fe como una fuente de conocimiento que trascienda a lo meramente tangible.

En un colectivo habitualmente golpeado por el descreimiento y la falta de confianza en quienes toman las decisiones, resulta hasta comprensible que las religiones se transformen en una suerte de alternativa a la falta de respuestas.

En ese contexto, la promesa de la salvación eterna y las dádivas extra-terrenales suelen operar como un atractivo anzuelo, con el miedo al castigo como una suerte de condena.

Otro disparador de este fenómeno es sin dudas la ignorancia, que casi siempre deviene en campo fértil para la inmoral manipulación de conciencias y también para la obtención de réditos económicos a través de las donaciones.

Mediante un lenguaje coloquial que renuncia a todo giro literario complejo o enrevesado, Martín Lasalt construye un paisaje humano signado por la resignación colectiva, ante acontecimientos que la propia comunidad que lo habita no puede comprender.

No en vano esta historia transcurre en la periferia rural de Montevideo, un ambiente virtualmente olvidado e ignorado por la narrativa vernácula.

En ese contexto, los protagonistas de esta peripecia son Sergio y Matilde, una joven pareja en profunda crisis de convivencia, que ha padecido la desaparición de su pequeño hijo.

Aunque se presume que el bebé fue secuestrado, esta tensa situación suscita y hasta amplifica las desavenencias que, a todas luces, pueden derivar en una dolorosa ruptura.

Si bien el hurto del menor podría aparecer como el componente más removedor de la trama literaria, la clave es el conflicto y sus eventuales consecuencias.

Mediante una pluma frontal e incisiva, el autor describe minuciosamente esta escenografía humana pautada por la tensión, con las religiones como presencias determinantes de las actitudes y opciones de los personajes.

Mientras la mujer afronta la pesada herencia de una madre devota de los Testigos de Jehová con su permanente presagio del inminente fin del mundo y que a su vez se ha sumado a una no identificada iglesia evangelista, el hombre es un manojo de miedos, dudas e incertidumbres.

Demostrando un plausible dominio de las herramientas narrativas, que sin dudas lo proyectan como un futuro referente de la producción nacional, Martín Lasalt construye un relato de una superlativa densidad dramática.

Por supuesto, el autor no soslaya los habituales ritualismos de esas organizaciones religiosas que suelen colonizar la intimidad de las familias, apropiarse de sus voluntades y hasta generar rupturas afectivas y radicales cambios de estilos de vida.

En ese marco, Lasalt sabe administrar la tensión ambiental y las diversas estaciones emocionales de los personajes, en una novela que impacta por su descarnado y hasta controvertido realismo.

Si bien el autor no emite juicios de valor con respecto a las actitudes de sus personajes, sí condensa el estado de exacerbación que originar la adhesión a una religión.

“La entrada al paraíso” es un explícito retrato humano, que discurre entre las creencias, el escepticismo y los conflictos derivados de la manipulación espiritual.

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

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