“Fuerza mayor”: entre el egoísmo y la supervivencia

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El pánico, el egoísmo, el individualismo y el intrínseco instinto de conservación que aflora naturalmente en situaciones límite, son los cuatro ejes vertebrales sobre los cuales gira “Fuerza mayor: la traición del instinto”, el impactante filme del realizador sueco Ruben Östlund.

Esta película, que en función de lo que se puede visualizar en el trailer podría ser un nuevo título del género de cine catástrofe, es, en cambio, un agudo retrato de psicologías humanas.

En realidad, la verdadera catástrofe sucede en el seno de una familia de la alta burguesía sueca, cuando un fenómeno natural simulado en forma virtual detona contradictorias reacciones en un lujoso hotel enclavado en los picos nevados de Los Alpes.

En ese contexto, la génesis del conflicto es una avalancha filmada o inventada digitalmente, que, a priori, amenaza arrasar la terraza del restaurante donde varias familias disfrutan de su ocio rentado.

force majeure review

Empero, en este caso se trata de un mero ejercicio de pasatiempo destinado al consumo turístico, donde los efectos especiales construyen una suerte de hiper-realidad.

Tomando como referencia este disparador temático, el director y guionista nórdico elabora una enrevesada trama familiar que remueve la conciencia del espectador.

Los protagonistas cuasi excluyentes de esta historia son Ebba, (Lisa Loven Kongsli) y su esposo Tomas (Johannes Kuhnke), quienes, junto a sus dos pequeños hijos, comparten una aparentemente plácidas vacaciones en contacto con la naturaleza.

Empero, esa distendida mansedumbre deviene en una suerte de tormenta, cuando la “avalancha” provocada parece amenazar la seguridad de los comensales del restaurante.

En esas circunstancias, la mujer, quien entra en pánico, le requiere ayuda a su marido para proteger a sus hijos. Sin embargo, el hombre huye despavorido dejando sola a su familia, aferrado a su sofisticado teléfono celular y a sus lentes de sol.

Este es el capítulo inicial de una comedia agridulce o bien de un drama que impacta en la intimidad de un grupo humano unido por lazos filiales, que, tras lo sucedido, se deterioran rápidamente y tal vez inexorablemente.

En ese contexto, la elección de una escenografía nevada en las escarpadas cumbres alpinas para el desarrollo de la peripecia, tiene ciertamente una doble connotación que admite más de una lectura sociológica, y por cierto, hasta simbólica.

Aquí está en juego nada menos que la extrema indefensión del ser humano ante el inconmensurable poder de la naturaleza, aunque esté cobijado por un ambiente pensado para usufructuar de todas las comodidades a las que habitualmente tienen acceso los miembros de las clases privilegiadas.

Naturalmente, la segunda lectura refiere a la convivencia en un espacio tan exclusivo y también sobre la relación con el personal de servicio, que cumple con todos los requerimientos de los exigentes clientes.

De todos modos, esa estructura física enclavada en la inmensidad de un paisaje siempre amenazante  por su cualidad indomeñable, parece bastante vulnerable ante la hipótesis de un accidente verdadero y no controlado.

INSTINTONo obstante, el relato pone el mayor énfasis en el conflicto que detona en el acotado espacio íntimo de una familia de cuatro personas, que comenzará a conocerse más a raíz de una situación imprevista.

La película, pone en tela de juicio el papel del hombre como cabeza de familia en una situación de eventual peligro, en tanto primigenio protector del rebaño, líder o mero referente.

En esas circunstancias, se desmorona estrepitosamente la imagen del héroe o paradigma característico de las sociedades occidentales y recurrentemente idealizado por la clase burguesa, que se cree depositaria de los valores de un modelo cada vez más fracturado por el individualismo, las desavenencias y la colisión de intereses.

En este caso, la realidad demuestra todo lo contrario. El obsesivo aferrarse a lo material y al consumo de la economía de mercado, parece haber envilecido al ser humano.

Por supuesto, la auto-justificación de la flagrante actitud de cobardía del supuesto “villano” de la historia -que es en definitiva una suerte de catarsis emocional- no contribuye a mitigar la tensión.

Una de las mayores cualidades de esta película es la utilización del humor negro, con el propósito de describir situaciones incómodas y hasta patéticas.

“Fuerza mayor: la traición del instinto” es un film profundamente reflexivo, que indaga en las conductas humanas, sus flaquezas y vulnerabilidades, en un contexto espacial de ensueño arropado por contundentes efectos sonoros y una música realmente sobrecogedora.

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

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