El futuro llegó, hace rato
Todo un palo, ya lo ves.
Veámoslo un poco, con tus ojos
El futuro ya llegó
(Todo un palo- Redonditos de Ricota)
Los refugiados sirios nos trajeron un pequeño retazo del drama que se vive por allá lejos.
El título de este texto y la canción de los Redondos me vinieron a la mente cuando vi por YouTube un video editado por el Ministerio de Defensa de Rusia con el lanzamiento de misiles sobre las posiciones del Estado Islámico. Un pedazo de la realidad mundial que se desarrolla en el mismo momento en que nuestros informativos cubren con sobre exposición los detalles de esas familias de refugiados en nuestras tierras.
Como si estuviéramos siendo protagonistas de otra película con otro guión y con otros actores en nuestro país la discusión de nuestro presupuesto nacional, la contracción de los mercados, los acuerdos internacionales que firmamos o no parecen absolutamente lejanos al desarrollo de este conflicto. Sin embargo las viejas o recientes historias de inmigrantes nos recuerdan que las oleadas de gente que le huía a la guerra y al fascismo fueron componentes poderosos de nuestra historia y nuestra identidad.
La diferencia fundamental entre aquellos sucesos y éstos es que el allá lejos ya no lo es tanto.
Las comunicaciones nos traen al instante y con gran detalle los acontecimientos. Los impresionantes misiles con alcance y precisión de mil quinientos quilómetros se pueden ver desde la boca misma de lanzamiento, su sonido seco, grave y estruendoso sale como bengala de muerte más que de color. Como ironía, la filmación es obscenamente explícita en su despegue y en su recorrido pero en su destino solo vemos fogonazos y humo. Estos misiles defienden al presidente Sirio, en contra del Estado Islámico, esa moderna génesis del mal que de repente es un poderoso ejército que ocupa territorio y tiene más poder de fuego que el propio estado Sirio.
Recuerdo las hipótesis de conflicto que el Pentágono y la CIA, realizaban sobre los escenarios de guerra del siglo XXI. Decían que todo giraría en torno a las disputas por el petróleo y por el agua. Cuando muchos de los habitantes de la tierra aún temían por el anunciado fin del mundo del año 2000, cual magos ilusionistas, los teóricos de la guerra no imaginaban lo que sucedería, elaboraban lo que iban hacer para que sucediera.
¿Cómo de improviso unos “locos decapitadores” son capaces de ocupar territorio e imponer valores doctrinarios tan demenciales y retrógrados? Muy fácil, la OTAN , EEUU más específicamente, desde Turquía, les suministra material necesario y tanto, que es capaz de vencer a un ejército de un Estado como el sirio y hacerlo retroceder sistemáticamente.
Interviene Rusia para¿ equilibrar? las fuerzas. El mundo árabe se ve sacudido por una lluvia de bombas que solamente da ganancias a sus fabricantes y trae la devastación a una población que será vista como daño colateral, o refugiados en el mejor y más humanos de los casos.
La segunda guerra mundial cada vez más vieja, parece haber sido olvidada por la orgullosa Europa que se escandaliza por las olas de inmigrantes que huyen del horror de la guerra.
Nuestro tranquilo paraíso se divierte con las conclusiones de Darwin que dice que los sirios son como regalo de cumpleaños, no se devuelven. Me reí mucho con la ocurrencia. Luego me dio vergüenza de mí mismo. Cada vez más el mundo es global y uno. Cada vez de manera más explícita el lío entre kurdos, chiitas, sunitas, sirios, iraníes, turcos y demás componentes llega hasta nosotros. Hoy como inmigrantes refugiados, quizás como mercados a los que venderles alimentos. No es lejana nuestra prosperidad cuando le vendíamos alimentos a un mundo en guerra.
Pero como siempre las complejidades culturales, religiosas y políticas son el envase de esa sórdida guerra de mercados y predominios en el mundo.
Hace una punta de años, cuando el Uruguay se hundía en la noche de la dictadura, mientras recibíamos los primeros impactos de la persecución, no tuve mejor idea que ver la trasnoche de un cine (el viejo Florida) tratando de pasar la noche sin tener a donde ir. La película era nada menos que “LAS FRESAS DE LA AMARGURA”, no era el tema más apropiado dada mi situación, pero aún tengo la imagen final en mi retina donde los estudiantes haciendo una gran sentada eran arrastrados a palos mientras cantaban y se hacía música de fondo del final.
“All we are saying, is give a peace a chance”
Fue canción y consigna miles de jóvenes en el mundo manifestaron contra la guerra, contra la invasión norteamericana a Vietnam.
Hoy la paz es indispensablemente más global, la democracia, la tolerancia, el acuerdo, es necesario porque las máquinas de guerra son más poderosas, están en pocas y peligrosas manos. Transitaremos a otras etapas de la humanidad si somos capaces de avanzar en formas de convivencia más justas, más equitativas sin apelar a esos heraldos de la muerte que nunca trajeron paz sino nuevos predominios.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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