La violencia se ha instalado con mucha fuerza en nuestra Aldea. Son formas muy variadas, desde el feminicidio, a numerosas violaciones de menores, pasando por bates de beísbol que golpea cabezas, eso sí, cabezas pobres y «la moda» de capataces golpeando peones.
Indudablemente, como todo es sensacionalismo, destacar lo más cruel, mostrar la sangre de las heridas, se hace centro en las consecuencias, sin analizar las causas.
Caben algunas preguntas ¿Fue llevado detenido el capataz que dejó la espalda cruzada a latigazos a un joven de 21 años? ¿por qué no informa el Ministerio del Interior?
Está «escondida de datos», perdón «de algunos datos», hacen que la Impunidad sea objeto de sospecha.
¿Están buscando a estos animales que le pegan con bates de beísbol a gente que vive en la calle?
Esta violencia ajena desde la dictadura en nuestro País debe ser informada con toda claridad. Tanto los violadores, como los » jóvenes de la camioneta», (así les llaman), no son del Borro, no actúan para comer, lo hacen por odio, por depravados y son de clase alta. No queremos llegar a pensar de que esto pesa en la actuación policial, porque se pondrían en peligro las instituciones.
A esta violencia, se agrega otra, ¿hasta cuándo los pobres van a seguir dependiendo de las ollas populares para comer? , (una estadística muestra que solo en Montevideo hay , 35.000 personas que comen allí. Esto está exclusivamente, en manos del Pueblo.
Entonces, si «naide es más que naide», hay que demostrarlo.
Por Esteban Nuñez
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