¿Mad Max o Corazón Valiente?

El entretenimiento que nos ofrece el cine o las series que vemos ¿son el reflejo de lo que nos gusta o por el contrario son los hábitos de entretenimiento que nos imponen?

Adicto confeso y sin ninguna intención de ser recuperado a las series de tv, las consumo sin asco.

No por ello dejan de asombrarme algunos aspectos de los mensajes que recurrentemente aparecen. Los apocalipsis humanos por guerras nucleares, virus malísimos, plagas zombies del tipo que se te ocurra y calamidades por el estilo dominan la pantalla. Lo conocido y construido por el ser humano se destruye indefectiblemente, la desolación, el hambre, la vuelta a estados primitivos del ser humano, en fin, el final está cerca. Superada la barrera del año dos mil, donde se venía el fin del mundo y que lamentablemente nos defraudó…el mundo siguió. Sin embargo está allí, a la vuelta de la esquina la destrucción horrible esperándonos para suceder.

También tenemos epidemia de series sobre la Edad Media, señores feudales, ejércitos que mezclan batallas épicas con mucha sangre y detalles mágicos que definen en un sentido u otro quien gana y quien pierde. Pero lo dominante del mensaje siempre es decadencia del poder, oscuros horizontes, mucha muerte, la caracterización predominante del degradado género humano siempre está asociado a lo depravado, ambicioso, grosero, obsceno y lo virtuoso queda alojado en la magia, o en algún ser humano especial o en un pequeño grupo donde terminan reposando” las viejas y honorables costumbres”.

Resumiendo todo tiempo pasado fue mejor y a……… que se acaba el mundo.

Como si le faltara algo a la ficción, los informativos, esas síntesis de noticias que la televisión nos regala cada día, dan cuenta de delitos violentos, violencia de género, escándalos varios y firmas de dudosas licenciaturas.

En fin por suerte cuando la pantalla me suelta me tropiezo con la vida. Viajo en ómnibus cada mañana y más allá de rostros dormidos y algún mal gesto de algún mal humorado escucho de manera bastante reiterada, el saludo al guarda y/o conductor de la gente que cada vez más dice buenos días, o gracias. Llego a mi trabajo donde comienza la tarea cotidiana y aparte algunos comentarios de fútbol o política los diálogos encaran las tareas diarias. La mayoría abrumadora de personas que transitan por la calle no van matando a nadie, ni mordiendo a nadie, solo viven su cotidiano con alegrías y tristezas, problemas a resolver.

De alguna manera, la incertidumbre, el miedo a lo desconocido, el peligro inminente, la crisis que se viene, funcionan como grandes paralizantes que operan sobre nuestro ánimo.

Que alguien nos proteja, el Chapulín colorado no da abasto para tanta maldad y tragedia, ¿quién representa o quien tiene el poder para darnos seguridad?
Déjenme contarles que las series de televisión me dicen que son los ejércitos los que tiene el poder para protegernos.

Como por extensión de las imágenes televisivas, los dirigentes de la sociedad, los políticos, quienes deberían abordar y resolver los problemas generales son corruptos, vanidosos y mezquinos.

Por suerte a veces nos equivocamos y también reaccionamos, por suerte la sociedad no solo está compuesta por soldados y políticos corruptos. También hay maestros, jugadores de fútbol, amas de casas, trabajadores de la construcción, dentistas y también soldados y políticos honestos.

La historia mucho más que el cine o la televisión nos permite sin embargo poder ver que las sociedades nunca han sido inmutables, que nunca dejaron de cambiar, que los pueblos, como colectivo, como sociedad, se equivocan pero tienen sentido de supervivencia y han sabido cambiar sus rumbos.

Los medios de comunicación se encargan una y otra vez de direccionar la mirada de los sucesos, influyen y condiconan la opinión pública.

Estoy seguro que los “Panamá Papers” estarán en el candelero mediático infinito menos tiempo que la firma licenciada o los ochocientos millones de dólares de déficit de Ancap. También estoy seguro que si abundáramos en las operativas de las famosas empresas off shore, nos sorprendería el volumen de dinero que por allí transita y hasta podríamos preguntar de donde surgió tanto dinero acumulado.

Si algo le tengo que reprochar a nuestro vicepresidente electo es que sus errores políticos hayan habilitado a que la discusión sobre el petróleo, su existencia, extracción y uso de los dividendos tenga a ex presidentes neoliberales y privatizadores que hicieron lo posible por liquidar a las empresas públicas como interlocutores válidos.

Parece que no recordáramos que fue la Ancap frenteamplista la que inició y desarrolló el proceso de búsqueda de petróleo. Esa Ancap que quiso ser privatizada y que necesitó de “la sabiduría popular” para defenderla a través de plebiscito.

Los entes autónomos han sido una poderosa palanca para mantener cierta independencia económica y política. Ha sido fuente de trabajo para decena de miles de uruguayos, recauda para el estado mes a mes millones de pesos de IVA, que van directamente a las arcas del Estado Central, aportan dividendos al Estado pero lo más destacado, no habilitan a cualquier cosa. Su autonomía del gobierno protege a toda la sociedad de usos indiscriminados. Aunque a veces haya abusos.

Si le diéramos al Ejecutivo, o a la presidencia la potestad de manejar esos fondos, ¿hasta dónde lo estaríamos protegiendo?
Me parece válido que la sociedad uruguaya participara del proceso de discusión y toma de decisiones sobre cómo manejarnos en la eventualidad que encontráramos gas o petróleo.

Quizás este pecando de escéptico pero si Lacalle o Sanguinetti, participan del asunto nada bueno espero. Ojalá no tengamos escenarios petroleros como los de Mad Max, ni tengamos que apelar a épicas como la de Corazón Valiente, otra vez, para defender nuestro patrimonio. Por suerte, los orientales sabemos más de épica y de historia que de series de televisión.

Por Walter Martinez
Columnista uruguayo

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