“La guerra contra las drogas”: Reagan y Bush…

En un artículo anterior hacíamos una breve historia de cómo empezó la mal llamada guerra contra las drogas.

Ronald Reagan revivió “la  guerra contra las drogas” en 1982, dando inicio al  proceso de erradicación y prohibición de cultivos en Sudamérica.

En 1986 firmó la Decisión Directiva 221 de Seguridad Nacional, a partir de la cual el narcotráfico se consideraba legalmente una amenaza a la seguridad nacional de EE.UU.

Esa directiva fue actualizada en 1989 por George Bush padre que expandió el papel de las tropas de USA en actividades antinarcóticos.

Después de la invasión de Panamá en 1989 dijo: “Los objetivos de EE.UU. han sido salvaguardar la vida de los norteamericanos, defender la democracia en Panamá, combatir el  narcotráfico, y proteger la integridad del Canal de Panamá.”

Como podemos ver la llamada guerra contra las drogas era parte de la estrategia de dominación del imperialismo  norteamericano, en medio de la  Guerra Fría. Luego de terminada ésta siguieron con dicha estrategia hasta el día de hoy, con todas sus implicancias.

En los gobierno de Reagan y Bush hubo un incremento exponencial de los encarcelamientos raciales masivos vinculados a las drogas, que continúan hasta el día de hoy. En 2010 había 2.000.000 de presos.

Ningún otro país del mundo recluye a tantos miembros de sus minorías étnicas o raciales. EE.UU. encarcela más en proporción a lo que lo hacía el Apartheid de Sudáfrica.

En 2014, el 50% de los presos en USA  están encarcelados por delitos relacionados con las drogas; y el consumo crece en relación proporcional a la cantidad de presos.

Esta política que acá proclama a grito pelado el ministro del Interior, ya viene fracasando en su “madre patria”. Más presos y más consumo. Esto lo admite hasta la DEA en el año 2008: “en 1960, sólo 4 millones de estadounidenses habían probado las drogas alguna vez. Actualmente ese número ha llegado a más de 74 millones.” Mientras tanto el presupuesto de la DEA pasó de 2000.000.000 de dólares en 1973 contra 75.000.000.000 en 2008. El número de agentes de la DEA paso de 1.470 en 1973 a 5.000 en 2008.

El problema de la drogadicción es más complejo. Tiene un espectro más amplio de causas, entre la que están la pobreza, la política antidrogas, el desempleo, etc.

La mayoría de los consumidores de drogas no son adictos. Si se ofrecen alternativas a las personas, como un buen trabajo, no abusan tanto de las drogas.

Avanza de a poco en el mundo la idea de abolir la prohibición de la marihuana. En 2014 Uruguay se convirtió en el primer país del mundo que legalizó la producción, venta y consumo de marihuana, en un abierto desafío a las convenciones internacionales de control de narcóticos de la ONU. Esto se ve coronado hoy con la decisión de la ONU de sacar a la marihuana de la lista de drogas pesadas.

Hay evidencias que la adicción es un tema de salud y que la criminalización de los consumidores y adictos a las drogas exagera los daños personales y sociales.

No hay ninguna prueba convincente de que la guerra antidroga haya funcionado para evitar adicciones o disminuir significativamente el suministro de narcóticos a mediano y largo plazo.

Por ejemplo, la erradicación de cultivos de hojas de coca hizo muy poco por reducir el suministro de cocaína en USA; lo mismo se puede decir de las costosas campañas de prohibición o el aumento de los encarcelamientos.

En lugar de controlar realmente las drogas ilegales, la tan mentada guerra contra las drogas, es un concepto inventado y promovido por el gobierno de EE.UU. y una etiqueta adoptada por otros gobiernos para servir a intereses tanto domésticos como en el extranjero.

La seguimos la semana que viene.

Por Pablo Reveca
Comunicador Uruguayo

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