Violenta corrupción policial en Río

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Tras la sangrienta y costosa campaña contra las pandillas que dominan muchas de sus empobrecidas favelas de Río, una fuerza formada por agentes de policía activos y retirado, que extorsiona, trafica con drogas y mata a voluntad y con impunidad, es peor que las pandillas.

La violencia policial, dicen fiscales a The Washington Post, ha pasado a ser el desafío de seguridad más apremiante. Estas milicias policiales, arraigadas en el pasado autoritario de Brasil pero hoy con vínculos con el gobierno, afirman que son empresas de seguridad privadas necesarias para contener la violencia de las pandillas. Pero ahora controlan mucho más de Río que las pandillas, dicen los investigadores. Tienen más armas, más dinero, más poder político, y el tema no tiene la atención debida de las autoridades.

«Su explosiva expansión constituye una gran amenaza para la democracia», afirmó Carolina Grillo, investigadora de la Universidad Federal Fluminense de Río. Restos de la dictadura militar que gobernó Brasil de 1964 a 1985, las milicias policiales alguna vez fueron ampliamente aceptadas por las autoridades como complemento de las fuerzas de seguridad oficiales en la lucha contra las violentas bandas criminales. Pero muchos ahora compiten contra esas pandillas para dominar las mismas actividades criminales.

Un hombre de 44 años, que habló bajo condición de anonimato para describir su participación en ejecuciones extrajudiciales y otros crímenes, describió torturas a personas. Relató que él y sus camaradas alimentaron a una anaconda con un hombre vivo. Dijo también que estudiaron los videos de tortura de los cárteles mexicanos para aprender técnicas sobre cómo desmembrar a una persona y mantenerla con vida. “¿Crees que es justo que alguien que pasó su vida lastimando a personas inocentes y trabajadoras muera rápidamente?” preguntó.

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