/ Sumida en la pobreza y la represión, la Argentina de Milei es extremadamente vulnerable a las tensiones de clase impulsadas por la crisis del capitalismo a nivel global. Los banqueros internacionales pusieron a Javier Milei a cargo de Argentina sabiendo que la situación del país y del mundo requiere de una dictadura para saquear el botín del pueblo. Ya no se trata sólo de absorber recursos naturales, como el litio –que se le está entregando a Elon Musk– o de comprar carne a precio de ganga. Con Milei se trata de un robo puro y simple del dinero de la población.
Desde que llegó al poder, Milei ha robado el 5% del PBI argentino, generando el tan ansiado superávit fiscal para pagar los intereses de la eterna deuda con el FMI. Pero ¿qué es ese 5% del PIB argentino? Cuotas de salarios, pensiones y subsidios para la compra de medicamentos, alimentos, transporte y facturas de electricidad. Milei es un Robin Hood a la inversa: quita a los pobres para dar a los ricos.
No es que esto sea una gran noticia en Argentina . Desde 1958, el país ha firmado 22 acuerdos con el FMI. Lo que pretende el actual presidente será el 23º paquete de deuda con el máximo organismo de banqueros internacionales. Argentina debe casi un tercio de todos los préstamos del FMI.
Esta deuda, como siempre lo han sabido los observadores más atentos, nunca será pagada. Mauricio Macri –de quien todos creían que no sería superado en su rendición– sacó un préstamo récord en 2018. El dinero del rescate negociado por Alberto Fernández en 2022 se utilizó única y exclusivamente para pagar préstamos anteriores. Por supuesto, no la deuda en sí, sino los intereses y las cuotas, que son muy elevadas.
De ahí la completa desmoralización del peronismo, que ahora denuncia el saqueo mileísta y promete no reconocer la nueva deuda cuando vuelva al gobierno. Pura demagogia electoral. Los políticos peronistas también sirvieron como capitanes de navío durante estos casi 70 años de esclavitud del pueblo argentino al FMI. Sus soluciones poco entusiastas, por no decir completas, no han hecho más que engañar a trabajadores y estudiantes sin ahondar ni remotamente en la raíz del problema.
La nueva fase de crisis económica en la que está entrando el mundo capitalista, sin haber dicho siquiera adiós a la de 2008, hará que las relaciones de clase se tensen a nivel global. Argentina es extremadamente vulnerable a ello. La nueva deuda, de 20.000 millones de dólares, obviamente no tendrá la menor posibilidad de pagar ni siquiera una parte de lo que se debe al FMI. Seguirá rodando y rodando, en la misma medida en que también rodarán las cabezas de los jubilados y de los trabajadores sacrificados por el terror neoliberal.
“Es una deuda eterna”, dijo a una emisora de radio Alejandro Olmos Gaona, director del Observatorio de la Deuda Pública de Argentina . Según el historiador, el grueso de la deuda se generó durante la dictadura militar de 1976 a 1983. Pero era “solo” 45 mil millones de dólares al final de la dictadura, y desde entonces, a pesar de que se tomaron préstamos, en lugar de pagarse, se ha multiplicado por más de diez, descontando lo ya pagado. “Ya hemos pagado más de US$400 mil millones y hoy el pasivo total alcanza los US$480 mil millones, generando más de US$22 mil millones en intereses anuales”.
El gobierno manipula los datos oficiales de inflación y pobreza ; Lo que, lógicamente, no puede hacer es ocultar la trágica realidad. Según el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), Milei confiscó cinco de los 14 meses de prestaciones jubilatorias a los adultos mayores, tal fue la pérdida acumulada por la inflación hasta enero.
Desde el inicio de su gobierno , hace un año y medio, Milei ha aumentado exponencialmente la represión. Intentó imponer una ley antiterrorista y el uso de las fuerzas armadas como policía y multó, sancionó y detuvo a los manifestantes. En una de las tantas manifestaciones que se apoderan de Buenos Aires desde el año pasado, en la segunda semana de marzo más de 100 personas fueron detenidas frente al Palacio del Congreso por protestar contra los recortes previsionales y el alto costo de la vida.
Fue uno de los primeros lugares donde la barra brava apareció en gran número. Este es un detalle importante, ya que los grupos de hinchas organizados son una poderosa estructura de la clase trabajadora en Argentina, aunque a menudo están inmersos en la degradación social. Pero su entrada en escena es un síntoma de la intensificación de la lucha de clases. Carecen de dirección política, como prácticamente todas las entidades populares del país.
Los parlamentarios de derecha, tradicionalmente servidores del capital extranjero, también están dando su pequeño empujón al empeoramiento de las relaciones sociales. Dieron el visto bueno al acuerdo de Milei con el FMI, dentro de la Cámara de Diputados, mientras afuera la gente pedía su cabeza y maldecía al fondo monetario, una semana después de la manifestación anterior.
Si por un lado, el régimen de Milei es un prototipo de modelo a ser exportado por el imperialismo al resto de América Latina, por otro lado, la revuelta social que crece en el seno del pueblo argentino tiende también a extenderse a sus vecinos, a medida que los efectos de la nueva situación política, económica y social que se abre en el mundo se harán insoportables.
Por Eduardo Vasco
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