El partido clásico no se jugó por los “inadaptados de siempre” según gusta decir a los comentaristas deportivos. Esos “expertos” en todo menos en seguridad, de la cual opinan como si supieran tanto como saben de fútbol, aunque alguno nunca pateó una pelota en su vida. Piden a la Policía que actúe y cuando actúa también la critican. Pidieron policías en la Olímpica, pero nada dijeron de la Ámsterdam donde hubo una verdadera zona liberada. Allí no debía haber policías, pero sí seguridad privada, algo que no hubo a estar por las imágenes que nos regalaron en la previa de un partido que no fue. Por si fuera poco, de 206 detenidos en total por desmanes y desacatos, solo uno fue procesado por intento de rapiña (intentó robar el arma a un policía), pero todos los demás quedaron libres.
El Presidente de la SCJ le tiró el fardo a la Policía en tanto no recabó pruebas para sus procesamientos, entonces me pregunto: ¿y si los Jueces se dignan constituirse algún día en el lugar de los hechos, fundamentalmente en escenarios que se prevén conflictivos como lo sería el partido clásico? Los ojos de la Ley en el lugar harían innecesaria la presentación de pruebas ya que el magistrado vería con sus propios ojos los hechos. No sé, es una pregunta que me hago harto ya de tanto trabajo por un lado y tanto desgaste que termina volviendo impunes a quienes entran por un lado y salen más rápido por el otro.
El clásico que no fue
Saquearon los puestos de alimentos y bebidas de la Tribuna Ámsterdam ante la vista y paciencia de la guardia de seguridad privada que estaba en esa tribuna… ¿cómo? ¿no había? Es cierto, ¿dónde estaban esos guardias? Nadie los vio. Seguramente tampoco pudieran contenerlos, o no… no lo sabemos. Lo cierto es que ese saqueo fue la previa de otro atentado incalificable como fue una garrafa de 13 kg arrojada desde lo alto de esa tribuna.
En la previa del partido mucho se dijo. Se habló una semana de la seguridad en la Tribuna Olímpica y poco o nada de fútbol. Presagio de que ese domingo habría de todo menos fútbol y así fue. Por 18 de Julio comenzaron los líos, en el Palacio Peñarol se concentraba la barra brava y las redes comenzaron a viralizar los videos. Las radios y la tele avisaban que habían detenidos, los mensajes de texto también abundaban al respecto. Con ese panorama no hubo ningún Juez que tuviera la iniciativa de constituirse en el Estadio Centenario y así poder ponderar la situación. Después en la oficina es muy difícil hacerse una composición tan siquiera aproximada de los hechos, salvo que se presenten videos o fotos, elementos que no siempre son posibles recoger. La Policía cuenta con cámaras personales, pero no en todos los efectivos, si un Juez estaba en el lugar muchas de las detenciones hubieran terminado en procesamientos seguramente, pero no.
Las descalificaciones no se hicieron esperar en los opinólogos de siempre. El Ministro calificó de exitoso el operativo (antes lo hizo Vázquez y Layera, pero nadie lo levanta, pero si lo dice Bonomi, hay que pegarle). Y el operativo lo fue. El objetivo principal de la Policía era preservar la vida y había mucha información sobre incidentes graves para impedir no solo la realización del cotejo sino cobrarse una vida. El partido se suspendió, es cierto, hubo un Policía herido que pudo ser el muerto que buscaban, no lo sabemos, pero el autor caerá en poco tiempo, ya está identificado plenamente. La Policía desplegó su fuerza por todo el país, concentrándose en la zona metropolitana y particularmente en el Estadio Centenario. Su despliegue y accionar impidieron el objetivo principal de los organizadores de la asonada. Hay mucho más que no sabemos y que en pocos días se sabrá sobre detenciones y demás. No termina con los detenidos ni procesados de ahora, falta mucho todavía.
Se enojaron con Bonomi porque criticó a los periodistas deportivos. Los criticó con sobrada razón. Opinan que no saben de seguridad, piden que intervenga la Policía, pero no aceptan lo que esta determina y aconseja, y terminan hablando de seguridad como si supieran. Forman opinión, negativa opinión, que -por supuesto- no mide mucho, acaso a los pocos que siguen el fútbol (cada vez menos, asqueados por sus comentarios y por una realidad que aleja cada vez más a los aficionados de los estadios).
Peñarol hizo una conferencia de prensa que no califica como tal, fue una declaración para lo cual no precisaba citar a los medios bastaba un comunicado. Una conferencia tiene espacio para preguntas y este caso fue una puesta en escena que califica como lamentable.
El Presidente Damiani se agravia porque el Ministerio del Interior ni la Policía le advirtieron del objetivo de las barras de su institución de impedir la realización del encuentro. ¿Acaso pretendía que se le informara de algo tan sensible justo a quienes negaron (mintieron) sobre la entrega de entradas a esos mismos que planificaron la asonada? La reserva de información es un insumo principal en el éxito de las operaciones de inteligencia y esta vez se comprobó. Los audios difundidos y conocidos (después, no antes), hablan a las claras de lo que se pretendía y de lo que planificó la Policía con total éxito mal que les pese a los opinólogos que saben de todo y no saben de nada.
Apelo a que los Jueces o un veedor judicial empiecen a estar presentes en casos como estos y seguramente tendremos otros resultados en cuanto a la responsabilidad que les cabe a los autores de los desmanes. Las detenciones seguirán sin pausa, una buena señal fue el procesamiento de los que se exhibían con el fruto del saqueo por las redes sociales. El peso de la Ley cayendo sobre ellos y sobre otros que irán cayendo, es un disuasivo necesario e imprescindible por estas horas.
También es necesario que las autoridades carboneras se reconozcan con un problema y empiecen a encontrar soluciones. Hoy quedó demostrado de forma indubitable que entregaban entradas, y que ese fue el origen de todo lo ocurrido. Ponerle fin está en sus manos y cuenten con las autoridades para hacerlo.
Es hora de barajar y empezar de nuevo, con todos los actores en la cancha…
el hombre buscó un partido por TV,
el perro sabía que esa tarde no habría goles…
Por Julio Fernando Gil Díaz
“El Perro Gil”
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