Se vive un momento muy especial en la política uruguaya, marcado por cierto grado de descontento de la sociedad. No es asimilable al desencanto de la política que viven los países desarrollados, fruto de la globalización y el empeoramiento de la distribución del ingreso.
En el caso de Uruguay puede haber descontentos con el gobierno del Frente Amplio, con el funcionamiento de la fuerza política, con problemas económicos, sociales y de seguridad. Por ello la rendición de cuentas, o el presupuesto para los próximos tres años son relevantes para enfrentar esa situación. Por lo menos para enfrentar los principales problemas económicos.
Como analizamos en las dos notas anteriores, es fundamental contar con una estrategia de desarrollo que conforme una estructura productiva, que defina los sectores, rubros y actividades que deben ser prioritarios, y por lo tanto, apoyados y estimulados en los próximos años .
Dos elementos son centrales en dicha estructura: la inserción internacional y el empleo. Como ya hemos analizado en notas anteriores, la inserción requiere no solamente seguir exportando productos primarios, aunque con mayor valor agregado y contenido tecnológico, sino también rubros de la industria y los servicios como parte de cadenas de valor donde se avance en alta y media tecnología. Por ello, hemos sido críticos de acuerdos comerciales que limitan el papel del Estado, que exigen la desregulación financiera, que limita el apoyo a empresas estatales o a pequeñas empresas, porque las grandes empresas transnacionales demandan al Estado, por considerarse discriminadas y acceden a tribunales internacionales donde generalmente ganan los pleitos correspondientes.
También criticamos aquellos acuerdos donde el papel de los países subdesarrollados consiste en seguir exportando exclusivamente bienes primarios y no se abren ventanas para rubros manufactureros y de servicios con alta y media tecnología.- No estamos en contra de los acuerdos comerciales, sino de sus contenidos. Esto vale para tratados de libre comercio con EE UU, con China y con la Unión Europea. En la actualidad el acuerdo Mercosur con la Unión Europea está trancado por el Brexit, y por las posiciones de Francia que desea mantener su apoyo a sus productores agrícolas. Las recientes declaraciones de Merkel marcan la posición de Alemania que siempre fue favorable a dichos acuerdos.
El descontento económico puede derivar de problemas de ingresos y de empleo. Por el lado de los ingresos los 12 años de gobiernos frentistas han servido para un considerable aumento de los salarios reales, que inclusive en 2016 crecieron por encima del PBI. El tema del empleo es central para el futuro. En el mundo desarrollado tienen muchas dificultades los jóvenes, pero es central el papel que juega el progreso técnico, como el caso de la robotización. La futura demanda va a requerir mayor calificación, por lo que el sistema educativo cumple un papel central en el futuro del empleo.
El empleo productivo y digno es fundamental para atender, no solamente el tema de los ingresos, sino para asegurar mejoras en la distribución del mismo. Sin adecuado nivel de empleo es muy difícil sostener los requeridos niveles educativos, de salud y de la propia seguridad social. A su vez, la mejora del empleo depende de estos mismos sectores sociales. Por todo ello el tema del empleo es vital en la futura estrategia de desarrollo, que debe atender no solamente el desempleo abierto, sino también el subempleo, la informalidad y la precariedad.
Las mejoras en la distribución del ingreso derivan del contenido del crecimiento, de las mejoras del empleo y los salarios, del gasto social y de la estructura tributaria. Por ello la futura rendición de cuentas es central para atender estas problemáticas. Por un lado, porque es vital continuar con la política del gasto social, que se ha incrementado sensiblemente en estos últimos años. Pero el tema a analizar en esta nota es el dinamismo de la reforma tributaria, que siempre se planteó como una reforma que debía actualizarse periódicamente. Se vive una etapa de bajo nivel de crecimiento, por lo que la inversión pública también deberá jugar un papel relevante, en un momento que habrá que bajar el déficit fiscal.
Por lo tanto es imprescindible acudir a la búsqueda de mayores ingresos tributarios, pero sin afectar la necesaria inversión privada que requiere el futuro crecimiento. Hay dos comisiones del FA que van a tratar estos temas. Insistimos en la necesidad de atender simultáneamente la baja del déficit fiscal, con el aumento de impuestos sin afectar la futura inversión privada. Pongamos ejemplos: cobrar el IVA a los juegos de azar no afecta la futura inversión privada. Crear y aumentar los impuestos a las herencias es de justicia social y no afecta a la inversión privada.
Aumentar el impuesto al patrimonio es de justicia social y no tiene por qué afectar a la inversión privada. Poner tasas y franjas similares a las rentas de capital que a las rentas del trabajo, en el impuesto a la rentas de las personas físicas, no tienen por qué afectar a la inversión privada. Vale la pena estudiar las actuales exoneraciones a la inversión privada que no tiene por que atender a estudios jurídicos o contables, y sí a los rubros que se definieron como prioritarios en la estrategia de desarrollo. Enfrentar la evasión al impuesto a la renta de las empresas y reestudiar sus exoneraciones, no tiene por qué afectar a la inversión privada.
Está muy presente el debate si cobrarle a las personas o si también cobrarle a las empresas. Si la política cambiaria va a priorizar la competitividad de precios en forma gradual, en algún momento tal vez sería necesaria analizar la posibilidad de volver al régimen de detracciones, difícil de utilizar con atraso cambiario. Es importante por razones de justicia social. Recordemos las enormes ganancias de sectores exportadores como consecuencia de la elevación de los precios internacionales en el pasado reciente.
De todas maneras lo central es mejorar la recaudación atendiendo a la mejora de la distribución del ingreso sin afectar la inversión privada, muy necesaria en los próximos años. Y también sin descuidar el déficit fiscal, que por esta vía también tendría un descenso importante. Recordar que la estructura tributaria es central para atender la distribución del ingreso, en la medida que haya dificultades para enfrentar la concentración de la propiedad.
Por Alberto Couriel
Economista y ex senador
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