Matthew Weaver- Unidades del SAS (fuerzas especiales de Gran Bretaña) llevaron a cabo asesinatos ilegales en Afganistán entre 2011 y 2013 incluyendo niños, según una investigación a partir de la denuncia anónima.
El jefe de las fuerzas especiales intentó encubrir las preocupaciones sobre la conducta del SAS en Afganistán, según la investigación, pero la cadena de mando no logró detener los tiroteos extrajudiciales, incluidos los de niños, después de que se diera la alarma. «La raíz del problema es que mataban por el gusto de matar», es una conclusión filtrada de la investigación del Lord Justice Haddon-Cave, que se inició en 2023.
Las acusaciones de encubrimiento se encuentran entre las más graves planteadas en la investigación en curso sobre las denuncias de que 80 personas fueron ejecutadas sumariamente por miembros de tres unidades diferentes del SAS británico que operaban en Afganistán.
Un alto funcionario de las fuerzas especiales afirmó a The Guardian que la cadena de mando no logró detener los tiroteos extrajudiciales, incluidos los de dos niños pequeños, después de que se diera la alarma por primera vez a principios de 2011. Ese fracaso supuestamente permitió que continuaran hasta 2013.
El denunciante, mencionado sólo con el código N1466, dijo que por primera vez expresó sus preocupaciones sobre posibles “crímenes de guerra” al director de las fuerzas especiales y a otros en febrero de 2011.
Según transcripciones censuradas de pruebas presentadas en secreto el año pasado y recientemente publicadas, el oficial declaró: «Podríamos haberlo detenido en febrero de 2011. Aquellas personas que murieron innecesariamente a partir de entonces, dos niños pequeños baleados en su cama junto a sus padres… todo eso no habría sucedido necesariamente si se hubiera detenido».
La denuncia del oficial parece referirse a las graves heridas sufridas por los hijos de Hussain Uzbakzai y su esposa, Ruqquia Haleem, Imran y Bilal, quienes presuntamente fueron baleados mientras dormían en sus camas durante una operación nocturna en la aldea de Shesh Aba en la provincia de Nimruz en 2012. Los padres de Imran y Bilal fueron asesinados.
En un breve video en 2023, el tío de los niños, Aziz, dijo ante la investigación: «Aún hoy siguen de luto por lo que nos ocurrió… Pedimos al tribunal que escuche a estos niños y haga justicia».
N1466 alegó que el entonces director y otros intentaron ocultar información sobre el presunto delito. Declaró ante la investigación: «El director… tomó la decisión consciente de ocultar esto, encubrirlo y realizar una pequeña farsa para que pareciera que había cometido algún delito».
Tras dejar las fuerzas especiales por un tiempo, N1466 regresó en 2014 y encontró pruebas de que los asesinatos habían continuado. Un resumen de su testimonio decía: «A su regreso a las fuerzas especiales del Reino Unido en 2014, era evidente que no habían cesado en absoluto. De hecho, continuaron al menos hasta 2013.
Citando una redada, N1466 declaró a la policía militar que fuerzas especiales dispararon contra un mosquitero hasta que no hubo movimiento. Dijo: «Cuando se descubrió el mosquitero, eran mujeres y niños. El incidente se encubrió y el autor del disparo recibió algún tipo de premio para que pareciera legítimo».
También lamentó no haber informado de sus sospechas sobre ejecuciones extrajudiciales a la división de investigaciones serias en 2011. «Había perdido toda fe en que la cadena de mando estuviera dispuesta a apoyar una investigación transparente y responsable», dijo a la investigación. Cuando informó de sus preocupaciones a la policía militar en 2015, N1466 se quejó de que ésta era “parte de una organización que permitía a elementos rebeldes actuar como lo hacían al margen de la ley”.
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