El 29 de mayo tendremos elecciones internas en el FA, especialmente para designar el próximo presidente de la fuerza política. El plenario del sábado aceptó 4 candidatos: Roberto Conde, Alejandro Sánchez, José Bayardi y Javier Miranda. Es una instancia de democracia interna muy valiosa para alcanzar la mayor participación posible de los adherentes frentistas.
Los próximos dos meses y medio debieran ser aprovechados para el debate, para el análisis, para la discusión, en un marco de unidad. Que exista esta instancia donde todos se puedan expresar mediante el voto es extremadamente positiva. Es muy relevante que los distintos sectores sociales tengan conciencia de que muchos de sus logros fueron consecuencia de políticas de los gobiernos del FA.
¿Los trabajadores rurales y las empleadas del servicio doméstico tendrán conciencia de que sus logros, de que sus mejoras responden a los gobiernos frentistas? ¿Los trabajadores tendrán conciencia de que sus elevados aumentos de sus salarios reales son parte de la política laboral del FA?
Lo relevante es buscar maximizar el número de votantes. Son cuatro buenos candidatos. Pero la coyuntura no encuentra al FA en su mejor momento. Tal vez lo encuentra en el peor momento de su historia. Esta elección debiera servir para enfrentar el descontento generalizado en la militancia, en los votantes frentistas. Son múltiples las causas de este desánimo, de este descontento. Enumeremos sin jerarquizar algunas de ellas. La gestión del gobierno tiene una aprobación del 51% de los votantes frentistas, según la última encuesta de Equipos. Es una cifra alarmante para la historia del FA.
La aprobación a la gestión de todos los encuestados es de solo el 35%, pero la desaprueba el 34%. Algunas decisiones no fueron las más acertadas. Entre ellas destaca la decisión de la esencialidad en la enseñanza. Algunas declaraciones de importantes figuras del Ejecutivo tampoco ayudaron a enfrentar el descontento. Las discusiones sobre la conducción de Ancap dejó un flanco abierto, muy bien aprovechado por los grandes medios de comunicación para profundizar y multiplicar cualquier mala noticia que afecte al Frente Amplio. Las distintas declaraciones de Raúl Sendic sobre la existencia o no de su título se transformaron en permanente presencia en los medios de comunicación.
Las controversias públicas, entre las figuras más relevantes del FA, incluso mediante sendas cartas entre Mujica y Astori generan enorme confusión en la masa frentista. Declaraciones como las de Esteban Valenti profundizan el descontento. Es también una demostración de la falta de debate en la interna de la fuerza política.
La fuerza política no estuvo a la altura de las circunstancias. No tiene ámbitos adecuados para debatir internamente. No tiene poder para llamar a los principales líderes, para dialogar, para acordar, para que las discusiones dejen de realizarse a través de los medios de comunicación. Su orgánica no es la adecuada. Los sectores políticos no envían a los distintos organismos a sus principales dirigentes.
Por lo tanto, salvo en el ámbito parlamentario, los principales dirigentes no se encuentran, no debaten. El Frente Amplio siempre fue coalición de partidos y movimiento sociales. Estos han sido representados por los comités de base, que históricamente han tenido papeles primordiales, pero hoy sufren un enorme desgaste, con mucha influencia de los distintos sectores políticos. Pero sobre todo, es un ámbito donde no participan las nuevas generaciones.
El Movimiento debiera tener nuevas formas de participación, nuevas formas de representatividad. No solo los comités de base debieran tener participación en la orgánica, sino también organizaciones de la sociedad civil, que pueden tener relación con los derechos humanos, con los temas de género, con la presencia de jóvenes y así sucesivamente. Una de las falencias más nítidas de los últimos tiempos del FA deriva de sus dificultades de adecuado relacionamiento con la sociedad, con sus organizaciones sociales.
A veces se puede sentir que la orgánica del FA no participa de las diversas situaciones políticas, de los distintos conflictos. No analiza el tema de la esencialidad de la educación, no analiza los temas de la investigadora de Ancap, tampoco participa en los conflictos gremiales, ni en las pautas salariales ni en ningún tema vinculado al presupuesto.
Las elecciones directas a la presidencia del FA debieran ser aprovechadas para una mayor participación de las distintas organizaciones sociales, para debatir en un ámbito de unidad.
Sería un momento en que la fuerza política se acerca a sus adherentes y militantes. Es imprescindible ir buscando nuevas formas orgánicas. Hay que encontrar un ámbito institucional para que las principales figuras puedan debatir, si es necesario. Un ámbito donde, por parte de los sectores, estén los cabezas de lista o los presidentes de los partidos.
Junto a una auténtica participación social no sectorizada. Habría que definir las formas de participación de los sectores políticos que no tienen representación parlamentaria, porque es imposible mantener más de 30 grupos políticos. Como siempre fue en la historia del FA, las principales figuras deben estar involucradas en la conducción del FA.
Por Alberto Couriel
Economista y ex senador
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