Desde que el mundo es fútbol, cada vez menos los políticos profesionales recurren a sobreentendidos futboleros en sus discursos, porque aunque todo el mundo lo entienda, el fútbol es una serie de obras discursivas cada vez más complejas y ya no es tan fácil como antes, encontrar consensos de sobreentendidos en su complejidad, pero, además, porque han tomado consciencia de que los sobreentendidos son un territorio en disputa, de la que el fútbol no participa.
Cuando hablamos de discurso lo hacemos en el sentido más amplio. El fútbol tiene su narrativa sobre el verde césped, tan asumida, que una las mayores cualidades que se reconoce a un técnico o a un futbolista es “saber leer el partido”. Y todas las artes comparten códigos discursivos básicos. De lo que se trata hoy en política es de instalarse en los sobreentendidos de la llamada “posverdad”, que nada tiene que ver con esos compartimentos básicos.
La derecha propone, impone y reitera hasta que se asumen como sentido común, sobreentendidos de derecha. La izquierda, desde su lugar subordinado en los medios de comunicación y en las estrategias discursivas, reafirma esos sobreentendidos a tal punto que a cada momento debe decir que lo hace “desde una posición de izquierda” o “desde una perspectiva de izquierda”, puntualización innecesaria desde la derecha.
La llamada “posverdad” no tiene nada nuevo. Es simplemente la aplicación, en el plano de los referentes lingüísticos, de la vieja estrategia oligárquico imperialista de resignar a los pueblos. Se trata de volver operativamente inútil cualquier entendimiento antisistema. “¿Y yo para qué entendí lo que nadie sobreentiende?”, pero esto es parcial, ocurre en la periferia geopolítica, en las Américas y en los países periféricos de la Europa Occidental y en algunas islas del Pacífico. Con el dominio desde el territorio de la isla global, por el desarrollo tecnológico sin techo de la guerra de resistencia ante el de la guerra ofensiva topeada por la disuasión nuclear, China, Rusia, Alemania, Eurasia, el Sudeste Asiático, vienen sobreentendidos antagónicos a los que oigo en los foros que aquí, en Montevideo, necesitan decirse de izquierda porque sus sobrentendidos son los de la agenda de la derecha.
En próxima nota voy a poner ejemplos de esos sobreentendidos en el actual centro del mundo, y de qué manera en esos otros mapas de deseos y de referencias culturales, los políticos profesionales se amparan en la neutralidad del entendido y complejo fútbol, esa posible lectura masiva de la realidad económica, social, militar, cultural y política.
(continúa)
Por José Luis González Olascuaga
Periodista y escritor uruguayo
La ONDA digital Nº 823 (Síganos en Twitter y facebook)
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