Bonomi dixit

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Es el Ministro más longevo de la historia de la cartera de Interior, (por lo menos desde la restauración democrática); el más interpelado; el más resistido; y, al que más veces le han pedido la renuncia. Sin embargo, no solo se ha mantenido por propia decisión sino que fue ratificado por el Presidente de la República aún antes de serlo, cuando en plena campaña electoral lo confirmó en su equipo y afirmó que continuaría al frente de la Secretaría de Estado si la ciudadanía lo ungía como primer mandatario, lo cual ocurrió.

Fue la mayor interpelación pública de un Ministro de toda la historia uruguaya seguramente. Puesto en la palestra pública no solo sorteó con total éxito la instancia sino que su lista, la 609, fue la más votada, y quienes hicieron campaña en su contra y se jugaron por ese linchamiento electoral, fracasaron con total éxito. Por si fuera poco, viene cumpliendo la promesa de bajar las rapiñas un 30% (acariciando el 15% actualmente), a dos años y fracción de expirar el plazo establecido. Cambió el ADN de la Policía Nacional y fundó una Nueva Policía, le dio un nuevo marco legal, abandonó estructuras de la década del 40 y modernizó una institución retrasada que hoy hace punta en la región y el mundo. Dignificó el salario policial y con ello le devolvió profesionalismo a una carrera que hoy eligen miles de uruguayos. Reestructuró la organización operativa de la Policía, combatió la corrupción eliminando focos como el Cayma; llegó a destituir a más de 300 policías por año por razones de servicio o directamente por casos de corrupción. Hizo lo que nadie había hecho y mucho más. Es uno de los más brillantes pensadores de políticas aplicables y posibles para el Uruguay que todos anhelamos. En una cena donde la complementariedad entre lo público y lo privado fue el centro, atrevió a plantear una nueva generación de políticas urbanas y sociales. Lo del título: habló Bonomi…

Entre lo público y lo privado
El salón Ballroom del Sheraton estaba repleto y no era para menos. En una misma mesa estaban dos exitosos emprendedores privados como el presidente de ABITAB, Roberto Palermo, y el de CUTCSA, Juan Salgado, junto al ministro del Interior, Eduardo Bonomi. El motivo estaba explícito en el nombre de la actividad: «Seguridad y Convivencia; públicos y privados, la necesaria complementariedad».

De pique Bonomi hizo referencia a esa interacción positiva con quienes estaba compartiendo panel resaltando la experiencia de cámaras de la red Abitab y el programa Bus Seguro de CUTCSA. Ambas acciones de clara incidencia a la baja en los delitos contra esas empresas, que es un reflejo de otras acciones de la que se benefician miles de uruguayos.

Es que esa transformación operada está incidiendo en los registros de los delitos que mayor impacto tienen para la sociedad como son los homicidios y las rapiñas, con una clara incidencia también en el resto de los delitos tal cual revelan las estadísticas. Una transformación que no reconocen quienes hacen de la seguridad un botín electoral en lugar de una política de Estado, como reclamó Bonomi. Porque «cuando cooperamos conjugamos el nosotros y dejamos de lado el yo… asumimos y sentimos que estamos construyendo juntos», afirmó.

En esa apuesta al trabajo compartido, el Ministro puso el énfasis en las fortalezas de las diferencias antes que en las similitudes y tomando la frase de Michael Jordan remató: «el talento gana juegos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia, gana campeonatos».

Haciendo memoria
En su exposición, Bonomi recordó el país que recibió al Frente Amplio en el 2005, «totalmente paralizado, socialmente empobrecido y anímicamente quebrado». Un estado de situación que impuso -de forma inmediata- impulsar una reactivación productiva que generara empleos de calidad al tiempo de desplegar una red de protección social para atender la emergencia que significaba contar con más de un millón de pobres producto de la mayor crisis de la historia reciente.

Ese desafío de bajar la pobreza se ha cumplido con éxito (del 39% al 9%) y se ha reflejado también en las tasas de desempleo (19% al 7%), al tiempo de mejorar los niveles de inversión y desarrollo. Se dinamizó el mercado interno, se multiplicó el externo dejando de ser vecinos-dependientes para abrirnos al mundo comercial más allá de Argentina y Brasil.

Con la recuperación comercial muchos esperamos la reducción de la delincuencia con el mismo impulso que se redujo la pobreza, lo que no ocurrió. Algo ya había explicado el mismo Bonomi anteriormente cuando refería a un cambio cultural de quien delinque que es muy difícil de revertir solo con políticas sociales. «El delito tiene vínculos con la pobreza, pero esta sola no explica la delincuencia», manifestó.

En ese ejercicio de memoria resaltó la creación de una nueva policía tras una reforma integral y sistemática que lleva más de siete años, que transformaron radicalmente a la Policía, «transformó el ADN de la Policía Nacional», indicó.

Tras resaltar el descenso sostenido de las rapiñas y el augurio de alcanzar la meta comprometida del 30% de baja al final del período, pasando por datos como el aumento de la confianza en la Policía que posiciona al Uruguay en el primer lugar de América con un 59% de aceptación por parte de la opinión pública (datos del reporte de Latinobarómetro), o del segundo lugar que ocupa el país en cuanto a mayor percepción de patrullaje policial en el barrio donde vive el encuestado, paso a un tema que implica un desafío a futuro.

Una nueva generación de políticas urbanas y sociales
Si alguien piensa que Bonomi es de los tipos que se rinde a la primera de cambio, no lo conoce ni un poquito. Es todo lo contrario y asume los desafíos con inteligencia y visión política… de alta política podríamos decir. Está un paso adelante siempre, pensando en lo que se puede mejorar y buscando ese plus que haga del Uruguay un mejor lugar para vivir .

Hace 12 años el país era otro con más de un millón de pobres, hoy son 327 mil, pero claro, la composición de esos pobres es muy distinta a la del año 2005. Según expuso el Ministro, el 55% se encuentra en Montevideo y casi un 65% en el área Metropolitana. El 90% de esa población son niños; y más de la mitad de los pobres de todo el Uruguay, se concentran en 4 municipios de la periferia de Montevideo. Cambiar esa realidad es el mayor desafío que se planteó Bonomi, afirmando que «no fue una década perdida, pero ahora tenemos que ganar el próximo quinquenio con una nueva generación de políticas urbanas y sociales».

Para lograrlo se plantea atacar los enclaves claramente focalizados en el territorio, donde persiste la exclusión y la subcultura criminal se combina con una infraestructura urbana de mala calidad y viviendas precarias, alto nivel de hacinamiento, y un nivel de vulnerabilidad social y económica muy alto. Zonas que -además- tienen tasas elevadas de personas vinculadas al delito, con problemas asociados de disputas territoriales impulsadas por grupos vinculados al crimen organizado.

En esos lugares, donde se dan esos contextos, es donde hay que poner el foco de esa nueva generación de políticas sociales y urbanas para «revertir la ciudad fracturada». Con intervenciones contundentes del espacio urbano, similar a la realizada en el barrio Goes de Montevideo, otrora fundo de la banda de «los Tumanes» y hoy ejemplo de ciudad recuperada con un emprendimiento modelo como el Mercado Agrícola, orgullo de la ciudad de este siglo XXI.

Una vez más Bonomi sorprende aplicando lo que ha estado diciendo y aprendiendo de otras experiencias exitosas para poder aplicarlas a nuestro país. Porque estas ideas no son otra cosa que la aplicación de lo que un asesor extranjero como Jorge Melguizo, invitado por la cartera, enseñó de su experiencia en la ciudad de Medellín donde se aplicaron políticas públicas para generar convivencia y producir ciudadanía en los lugares más peligrosos de la ciudad. Una experiencia que generó -como respuesta- el derrame de ciudadanía a partir de los servicios públicos de un Estado que marcó presencia para que fuera la misma gente la promotora de los cambios y se adueñara de ellos.

La nueva generación de políticas urbanas y sociales apunta a ese objetivo, las intervenciones públicas permitirán consolidar el Montevideo de la convivencia y la seguridad, atacando el problema en los rincones más excluidos hoy. Representantes de otra realidad muy distinta a la que recibimos en el año 2005. Con ese objetivo claro, que vulnera toda frontera de lo que es la competencia propia de su cartera, hizo gala de la integralidad con que entiende la seguridad y la convivencia apostando a cambiar la matriz de esos excluidos y sus entornos condicionantes para generar nuevas condiciones de desarrollo y convivencia urbana.

Habló Bonomi y estaría buenísimo que los que pedían su renuncia, alguna vez por lo menos, lo escucharan…

el hombre hacía política,
el perro complementó con un ladrido…

 

Por Julio Fernando Gil Díaz – El Perro Gil

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