Leyendo la última ONDA digital y la nota de Raquel Capurro sobre la vinculación de la Filosofía con el Psicoanálisis y su historia, me trasladé a otros tiempos en los que la suerte hizo que me encontrara con la primera edición de las cartas adolescentes de Freud a su amigo Eduard Silberstein pues precisamente en ellas relata a su amigo su interés por la filosofía y la posterior lucha por no dejarse ganar por la especulación en tiempos de auge de descubrimientos científicos rigurosos y necesariamente positivistas.
Freud tiene en ese momento 17 años y pertenece a la afortunada generación de jóvenes judíos del imperio austro-húngaro que por primera vez puede concurrir a la Universidad. Esto ocurre en 1873 y quiere el acaso que Freud deba esperar un año para entrar en la carrera de su elección: Medicina. Año que resuelve dedicar al estudio de Filosofía, historia que dejará de mencionar para no perder prestigio en el mundo altamente positivista en el que se moverá luego de recibirse de Médico.
Las cartas de este muy bien formado e informado adolescente, lleno de inquietudes, deseos de saber y profundas concepciones de vida me llevarían por caminos inagotables que voy a intentar apenas esbozar para poder así centrar mi atención en lo que refiere en primer lugar a su vinculación y base filosófica para luego comentar cómo ese psicoanálisis y sus derivaciones posteriores entraron en nuestro país.
Nos cuenta el joven Freud que en aquel año 1873 tuvo de docente nada menos que al filósofo Brentano quien, y lo cito “lleva dos cursos… preguntas metafísicas seleccionadas y una noche a la semana un curso sobre un escrito de Stuart Mill sobre el Principio de Utilitarismo, que visitamos regularmente…”/1
Debo aclarar aquí, que Freud y su amigo habían creado una “Academia española” donde a partir de sus lecturas de Cervantes en español antiguo, ambos se formaron solos en este idioma y lo utilizaron para sus intercambios sobre todo aquello que querían mantener entre ellos, a veces en secreto, como las chicas “aquellos seres enigmas” que fueron sus primeros amores, pero que también utilizaban para hablar sobre estudios e intereses, por ello a veces se verá una extraña sintaxis y palabras un tanto poco usuales cuando lo citemos.
Para quienes en algún momento pudieron pensar que Freud era apolítico como él mismo lo proclamaba, debo decir que estas cartas no parecen mostrar que siempre haya sido así; baste este párrafo de su carta del 9/XI/1874: “Me daría pena, si tú el jurista, abandonaras totalmente la filosofía, mientras yo médico ateo y empirista, escucho dos cursos de filosofía y en conjunto con Paneth, leo a Feuerbach … Acaba de aparecer un segundo número de nuestro periódico, que contiene …’las bases de la ética materialista’ de Paneth sobre la comprobación de Spinoza acerca del Dasein de Dios junto a algunas definiciones de Emanuel Loewy … que hace justicia a la notoriedad de este hombre, “ “Karl Grün … hace pocas semanas dio una conferencia para la asociación de lectores de los estudiantes alemanes sobre ‘Las tres eras del espíritu humano’, que culminó en una glorificación de la moderna ciencia de la naturaleza, y nuestros más modernos santos como Darwin, Haeckel, etc y nos exhortó, a nosotros estudiantes… a dar una salva. Ya que el hombre a más editó una biografía sobre Feuerbach, al que entre todos los filósofos admiro y reverencio ante todos, honro a este hombre y me alegro acerca de un luchador tan productivo para ‘nuestras verdades’. Nuestro estudiantado parece orgulloso de haber declarado al hombre como un charlatán, porque se animó a hablar con entusiasmo de cosas en las que sólo se debe pensar con entusiasmo, lo que naturalmente no reconocen; con un escepticismo miserable, soso, elegante y frívolo y no verdaderamente crítico, que a cortas o a largas lleva a un credo rigurosamente fundamentado, dominado por los espirititos de nuestros colegas y guías del mundo futuro…”
“Me interesaría mucho enterarme si tus socialdemócratas también son revolucionarios en aspectos filosóficos y religiosos, opino que es más fácil deducir de allí si la base de su carácter realmente es el radicalismo que de cualquier otro fundamento”
“…Hay realmente mucho podrido en este calabozo llamado tierra, que sería mejorable a través de las obras humanas en educación, repartición de bienes, forma de la ‘Struggle for existence’, etc.” Pensamientos de Stuart Mill a los que previsiblemente me dedicaré con afán…” Contando sobre una conversación con Brentano dirá que él mismo les dijo “que nosotros pese a diferir en opinión, no nos dejamos invadir por ningún prejuicio (sabe muy bien que somos materialistas). Declaró a Herbart desconocedor de la escuela empirista que traslada el método de las ciencias naturales a la filosofía y en especial a la psicología, pues condenó sus construcciones apriorísticas en psicología y la insostenibilidad de sus especulaciones.” Menciona luego sus conocimientos sobre Descartes, Malebranche, Spinoza nuevamente, así como Locke y Leibnitz, sin dejar de lado a Hume y Kant, Schelling y Fichte y dice que Brentano les recomendó fervientemente la lectura de Comte. Y termina con la maravillosa frase: “Nunca antes experimenté la hermosa sensación, que se puede denominar felicidad académica, y que en general consiste en la conciencia, de asistir a la fuente de la que la ciencia surge mas puramente, y poder tomar de ella un buen trago…”
Desde 1804 los estudiantes de Medicina de Viena debían cursar tres años de filosofía, obligación suprimida a partir de 1873, precisamente el año en que Freud ingresa a la Facultad. Interdicción que Freud hereda en las interminables precauciones que adopta en lo tocante a la especulación. La ambigüedad a este respecto se manifestará reiteradamente en cartas a Martha y a Fliess en las que expresa “La filosofía, que yo siempre imaginé como refugio para mi vejez, me atrae cada día más…” o a Fliess “… yo en lo más íntimo abrigo la esperanza, a través de esos caminos de llegar a mi primer objetivo: la filosofía” En otros momentos dirá que se alejó de la filosofía para lo cuál lo ayudó una ineptitud innata, en tanto en otros afirma que sentía una poderosa atracción hacia la especulación y la refrenó despiadadamente. También comenta ya avanzadas sus concepciones del inconsciente y del ser humano, que rechazó el estudio de Nietzsche pues temía que “en él iba a encontrar intuiciones muy similares a las psicoanalíticas” Si bien no remite a lecturas directas de Marx, queda claro que parte de las mismas bases epistemológicas con Hegel y Feuerbach.
Para terminar con esta parte introductoria sobre filosofía y psicoanálisis diré que muchos han escrito sobre la temática y que son de subrayar ante todo los trabajos de Assoun y de José Perrés entre otros.
No nos sorprenderá entonces que la primera mención de Freud en Uruguay en un trabajo de tesis universitaria sea nada menos que de parte de Vaz Ferreira (hijo) en su trabajo «El psicoanálisis desde el punto de vista médico legal» para ser presentada como aspirante al cargo de Profesor Agregado de Medicina Legal de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, cargo al cual accedió al ser aprobada la misma por el tribunal el 4 de julio de 1939.
La tesis en tres partes consta de una síntesis de la teoría Psicoanalítica. Problemas médico-legales relacionados con el Psicoanálisis y relatos de experiencias personales con pacientes.
También veo la constancia de otro pionero Servando Cuadros quien en 1940 escribiera «Psicoanálisis profano del Dr. Emilio Frugoni».
Luego ya por fines de los años 40 y principios de los 50, son varios los estudiantes universitarios que concurren tanto a cursos en Francia como alguno en Suiza y que de este modo, particularmente quienes se interesan por Psiquiatría toman conocimiento de la existencia del Psicoanálisis como base de las problemáticas psíquicas de los seres humanos.
En Argentina Angel Garma es el adelantado que estudia en Viena y se analiza con Theodor Reik y Celes Cárcamo en París con Paul Schiff /2 . El estallido de la segunda guerra mundial y la persecución a los psicoanalistas judíos y comunistas, mayoría absoluta en Austria y Alemania, promovió que se comenzara a crear un psicoanálisis rioplatense, fundamentalmente con la llegada de Marie (Mimi) Langer fuerte militante de la izquierda psicoanalítica, rechazada por Freud pues no toleraba estas mezcolanzas, y el intento de trabajar con las brigadas republicanas en España, una vez establecido Franco completando el panorama nazi-fascista europeo, como tantos luego del intento frustro de vivir en Uruguay por no conseguir permiso de trabajo se estableciera en Argentina y ayudara a los pioneros a ser aceptados como miembros de la I.P.A. (Asociación Psicoanalítica Internacional) creada por Freud en 1910.
Entre tanto un uruguayo, Valentín Pérez Pastorini, psiquiatra proveniente de una familia de estancieros profundamente católicos quien también estudia en Europa y luego se analiza con Angel Garma en la Argentina, convoca un grupo de estudio de Psicoanálisis en Uruguay e invita a formarlos fundamentalmente a Enrique Pichon Riviere, Arminda Aberastury y a Hanna Segal desde Inglaterra. Recuerdo los relatos de la Lic. Aída Fernández -segunda generación de analistas y maestra de toda mi generación- en relación a los viajes a Argentina y las visitas de los argentinos a Uruguay que supervisaban los primeros trabajos psicoanalíticos con pacientes en el viejo hotel Nogaró.
Tengo en mis manos la primera Revista de APU (Asociación Psicoanalítica del Uruguay) enorme logro de este pequeño grupo que al igual que el Argentino ayudado por Mimi Langer consiguieron finalmente ser reconocidos por los años 50 como parte de la Asociación Internacional y dieron a luz su primera revista en 1956, que es la que atesoro y que contiene los nombres del primer comité de redacción constituido por Rodolfo Agorio, Willy Baranger, Gilberto Koolhaas y Juan Pereira Anavitarte y los colaboradores Laura Achard, Madeleine Baranger, Héctor Garbarino, Mercedes Garbarino, Marta Lacava, Fortunato Ramírez Juan Carlos Rey y Miguel Sesser. La revista pone como acápite la coincidencia de su primera publicación con el centenario del nacimiento de Sigmund Freud y la dedica a su memoria.
Como podemos ver a través de los nombres de los Baranger y de Gilberto Koolhaas, algunos de los pioneros vinieron de Europa, por la guerra y también en el caso del matrimonio Baranger luego de haber comenzado en la Argentina, a solicitud de los uruguayos a ayudarlos a formarse y a ser sus primeros psicoanalistas.
Salteemos etapas y lleguemos a los años 60 en que por primera vez el psicoanálisis se incluye en la Universidad uruguaya, primero a través de Willy Baranger quien dictará la llamada Psicología Profunda en el Plan de estudios de Psicología creado en la Licenciatura de Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias quien luego de su exilio será sustituido por el Prof. Héctor Garbarino hasta la dictadura que cerró dicho centro.
La Licenciatura en Psicología tiene respecto al Psicoanálisis una historia que de pronto se ha repetido en otras partes del mundo, pero que a nosotros nos es peculiar, habiendo sido fundada por un Psiquiatra simpatizante del régimen nazi, así como lo fuera de la dictadura uruguaya el Prof. Mario Berta, intentó no dejar entrar el psicoanálisis a la Facultad de Humanidades y puso a la materia donde según él sólo habría de darse cursos sobre Jung, otro representante del nazismo, pese a su larga relación con Freud, pero que el advenimiento del nazismo permitió pasar a ser la figura más importante de la psicología profunda como él la denominara para no utilizar los términos de la ‘ciencia judía del psicoanálisis’. De todos modos el primer cargo en ese curso fue ganado por Baranger y el contenido fue claramente el Psicoanálisis freudiano. Los por entonces lúcidos y politizados estudiantes, descubrieron a poco las características de aquel personaje nefasto que fuera Mario Berta y lograron que se lo destituyera de su cargo de director del Instituto de Psicología, junto con alguno de sus adherentes más cercanos. Luego de lo cual la dirección pasó a manos del Prof. Jorge Galeano Muñoz, quien hizo posible que el psicoanálisis fuera la base de la Psicopatología con un docente que también pertenecía a la A.P.U el Prof. José Luis Brum, entretanto varios de los primeros egresados de la licenciatura se dedicaron al Psicoanálisis y se presentaron a cargos docentes como Psicodiagnóstico, que fuera dictado por la Lic. Luisa Urtubey y en los últimos años previos a la dictadura Antropología cuya titularidad fue obtenida por la Lic. Aída Fernández./3
Por aquellos años de fuertes conmociones ideológicas en la Argentina se divide la Asociación Psiconalítica por motivos ideológicos en dos grupos denominados Plataforma y Documento, al que muchos psicoanalistas uruguayos adhieren desde lo que luego denominaron “pecados de juventud”.
Así constituida la formación de los Psicólogos, el advenimiento de la dictadura en los años 70, hizo que el ESMACO considerara esta psicología altamente peligrosa y revolucionaria lo que ocasionó su cierre después de un análisis realizado por tres personeros del Ministerio de Salud Pública de la dictadura: los Prof. Bachini, Tobler y Puppo, quienes habiendo citado a la directiva de la bastante novel Asociación de Psicólogos Universitarios del Uruguay, cuya presidencia me tocó poco antes de la dictadura por lo que en este momento paso a relatar una historia prácticamente personal compartida con mis colegas José Perrés, Sylvia Arrambide, Clara Uriarte y Sarah Cavagnaro./4
El resultado del “estudio” realizado por estos personajes dio por dictaminado “el cierre de la Licenciatura por ser esta demasiado exigente para nuestro pequeño medio.”
Toda protesta fue inútil y en alguna circunstancia incluso nos llevó a ser interrogados y amenazados por un personaje de la dictadura llamado Allen Castro, según el mismo nos comunicó especializado en tortura psicológica en Panamá. Siete años pasaron de este acontecer, en el que fuimos perseguidos, vigilados, allanados por ser seres pensantes que utilizábamos la terrible arma del Psicoanálisis para que las gentes se pensaran… mientras se creaba una Escuela de Psicología, donde ninguno de los antiguos docentes, ni de los licenciados iba a ser docente. En ella quienes enseñaban eran “autodidactas” y las materias eran todo lo positivistas y anodinas posibles, y el Director, sumamente complacido con su revancha aquel expulsado por los estudiantes Mario Berta. Muchos eran los estudiantes que habían quedado con sus carreras interrumpidas, muchos los que trataron de terminar en esa escuelita del terror, muchos también los que abandonaron, se exiliaron o fueron presos y desaparecidos en estos años.
Nosotros mermados, continuamos la clandestina dirección de la Asociación en mi casa.
En el entorno del Plebiscito por la reforma de la constitución que permitiría continuar a los militares en el poder y que diera por resultado aquel maravilloso NO multitudinario, se nos acercaron dos estudiantes de la Escuela de Psicología y quiero nombrarlas por lo emotivo que fue aquel renacer, Magdalena Beramendi y Raquel Taks, se allegaron a mi casa y me propusieron crear una comisión que empezara a pensar un Plan de Estudios para Psicología que pudiera servir para la salida de la dictadura y fuera coherente con una verdadera psicología libre y no atravesada por la ideología de derecha de la EUP de la dictadura.
No quiero omitir la existencia de otros centros de estudio como el I.F.I.C.L.E que fuera a la salida de la dictadura la primera Universidad privada de nuestro país, tan profundamente laico, es decir la Universidad Católica donde por muchos años durante la dictadura funcionaron algunos de nuestros viejos docentes como Aída Fernández y se enseñó Psicoanálisis, porque como solía decir Aída para justificar la contradicción de su presencia allí, cuando el Saber no puede estar en la calle se esconde en los Claustros.
Tampoco me he de saltear aquel pequeño reducto que era la APUETEM una formación de la Escuela de Ayudantes del Médico que por pequeña sobrevivió escondida en los pisos del Hospital de Clínicas para formar de a pequeñísimos grupos una serie de Psicólogos de niños y adolescentes que mantuvieron una formación digna en todos esos años.
En el medio de la dictadura sin embargo se crearon cosas, dos grupos de egresados de aquellas maravillosas formaciones nos reuníamos clandestinamente unos, con la excusa de un grupo de estudio otros. En un caso estudiábamos epistemología con el Prof. Alejandro Amy en el otro Aída Fernández coordinaba un grupo de estudio donde por primera vez en Uruguay se comenzó a leer a Lacan. Finalmente ambos grupos nos reunimos, pues por ser militantes algunos, otros por otras razones no formábamos parte de la A.P.U. y nos sentíamos un tanto desprotegidos por esta razón. Surgió de la reunión traer de la Argentina a Isidoro Vegh psicoanalista lacaniano, para ver si podíamos apoyados por ellos constituirnos en una institución. Nos reunimos con él por separado, cosa que no dejó de notar y nos preguntó si esto pasaba por una definición de principios. Definió entonces que él brindaría apoyo a quienes se definieran como lacanianos, cosa que sólo hizo el grupo de Aída Fernández, salvo ella misma que no quería separarse de su institución madre A.P.U.
Seguimos entonces solos, hasta que habiendo ya alrededor de 100 psicoanalistas desinstitucionalizados entre psicólogos y psiquiatras, se comenzó a repartir el rumor de que no nos dejarían trabajar en la profesión si no aceptábamos una formación de maestría que se instauraría aún en plena dictadura, algunos lo intentamos en el IFIClE, pero siendo el director de Psicología uno de los más sanguinarios represores; Dolcey Britos, psicólogo del penal de Libertad, abandonamos los cursos y a poco por iniciativa de un grupo de médicos se formó la Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica con 100 miembros fundadores y apoyados por APU en un acto donde Héctor Garbarino pronunció la célebre frase: “La diferencia entre psicoterapeutas y psicoanalistas es la misma que entre el hombre y la mujer”, por supuesto la mujer era la psicoterapia.
De este modo comenzó en AUDEPP un trabajo de dos años de intentar diferenciar psicoterapia psicoanalítica y psicoanálisis, diferencia que sólo forzada podíamos referir.
Lo cierto que estimulados por aquellas dos estudiantes, conformamos al estilo de la Universidad democrática y cogobernada, un grupo de estudiantes, docentes, ex docentes y egresados de todos los 5 centros de estudio de la Psicología presentes y pasados que la dictadura había dividido para reinar.
En 4 años de trabajo creamos un Plan de Estudios, para aquellos tiempos, absolutamente revolucionario. Y organizamos para el reencuentro con la Universidad una secuencia de mesas redondas conformadas por cada uno de los sectores, estudiantes, egresados, docentes y ex docentes de cada centro, las Jornadas de Testimonio que pretendían unir a los estudiantes recortados de su historia y formados en dictadura, con su pasado, relatado en una muy conmovedora acción de compromiso y bienvenida.
No quiero dejar de hacer aquí un pequeño análisis de situación de esta historia en algún aspecto. Creo que para el lector atento debe haber quedado claro que el Psicoanálisis siempre fue eliminado en períodos de dictaduras y autoritarismos en el mundo entero. Así fue en la Europa del nazi-fascismo tanto en Alemania como en España e Italia, como en la URSS durante el stalinismo, como en nuestra dictadura. No sé si es necesario decir que siempre resultó peligroso a aquellos gobiernos que temían a quien pudiera pensar y vaya si ha dejado en estos lugares secuelas esta acción de anulación del pensamiento. Ni Europa después del nazismo, salvo en Francia y muchos años después mínimamente en Italia y España por los emigrantes de nuestras dictaduras, pudieron restablecer, aunque casi nunca en las Universidades, el Psicoanálisis y sus aggiornamientos.
En Uruguay y tal vez en todo el Río de la Plata el Psicoanálisis se mantiene en sus pequeñas instituciones privadas cerradas, y por años bastante elitistas, pero finalmente la ideología cercenante de las dictaduras, así como tuvo sus efectos en modos de vida, abordajes de lo político-ideológico, etc. así como está logrando que el psicoanálisis permanezca en las Universidades en versiones metodolatreadas y acobardadas que no son otra cosa que el efecto de generaciones de docentes formados en dictadura que no promueven pensamiento revolucionario ni innovador, en tanto los políticos se preguntan qué le pasó a la enseñanza maravillosa que teníamos…
La historia es larga y los avatares muchos, tal vez para algunos haya elementos en ella sin ninguna trascendencia, para quienes los vivimos y aún vemos sus efectos, cada uno tiene un peso peculiar y podría ser objeto de extensas historias colaterales.
Hoy puedo decir que siempre fui una analista vocacional, que aún disfruto de trabajar en esta profesión, muchas veces por suerte me encuentro con pacientes capaces de pensarse en profundidad y sostener la angustia y el placer que implica la radical tarea de analizarse. Fui y soy una militante del Psicoanálisis, del Psicoanálisis innovador, investigativo, despatologizante, promovedor de libertad y utopías, hacedor de amores y pasiones, interdisicplinarizante y transcultural, politizado y comprometido. Ese que les da miedo a los autoritarios y pobres de espíritu que se encierran en teorizaciones o consumismos de frases hechas. La historia del psicoanálisis es tan fuerte como el eco de los avatares de la historia de la de la humanidad misma y espero y creo que así lo seguirá siendo.
Por Doris Hajer
La ONDA digital Nº 687 (Síganos en Twitter y facebook)
1/ Hajer, Doris –“…y así nació´ el psicoanálisis…” Artemisepisteme Ed. Roca Viva Mvd 1991
2/ Revista Uruguaya de Psicoanálisis Tomo I Número I Año 1956 Talleres Gráficos de A. Monteverde y Cia. Montevideo 1956
3/ Revista Uruguaya de Psicología Tomo I Nr 4 Editorial Imago Mvd 1980
4/ Revista Uruguaya de Psicología Tomo III Nro. 3-4 Editorial Imago 1984
5/ Revista Uruguaya de Psicología Tomo 3 Nro. 3-4 Editorial Imago 1984
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