El Partido Nacional, el Herrerismo y Lacalle

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La creación del Partido Nacional se ubica el 10 de agosto de 1836 cuando el entonces presidente Manuel Oribe decreta el uso de la divisa blanca con la inscripción «Defensores de las Leyes», en la batalla de Carpintería. Oribe se enfrenta al ejército Gral. Rivera y para distinguirse entre los bandos se usaron divisas de colores. El bando nacionalista utilizó divisas blancas con el lema «Defensores de las Leyes», y de ahí surge la denominación de «blancos» a los pertenecientes al Partido Nacional.

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Se identifica con el pensamiento liberal en Uruguay, que surgió en el siglo XIX como una reacción al estatismo y mercado intervenido promovido principalmente desde los gobiernos de Montevideo, y en el siglo XX como una reacción contra el proyecto reformista y benefactor que personificó el batllismo a lo largo de décadas. Con base en la oposición al centralismo promueven el desarrollo del interior del Uruguay, los blancos son vinculados con lo rural, lo «criollo», con la ganadería y con la tierra. En consecuencia la base de su popularidad nace allí. Durante años el Partido Nacional tuvo como líder fundamental a Luis Alberto de Herrera quien murió en 1959.

Pocas veces gobernó el Partido Nacional durante el siglo XX. Su primer triunfo lo ubicamos en las elecciones de 1958. Para desplazar al Partido Colorado se formó la alianza de herreristas con ruralistas. Herrera y Nardone, serán los nombres para la victoria del Partido Nacional, bajo el régimen del “Colegiado”. Benito Nardone, “chicotazo” adquirirá notoriedad y estatura política como no conocía. Por aquellos días, poco se menciona y recuerda pero el abuelo de Pedro, Domingo Bordaberry, apoyaba y financiaba a Nardone. Don Benito escribió en las páginas de Diario Rural y El Pueblo, periódicos que eran del abuelo de Pedro Bordaberry.

Chicotazo, apodo que lo definió y popularizó, hizo de las ondas de CX4 Radio Rural su gran herramienta de difusión, radio de la que Bordaberry era copropietario Menos mencionado aún, pero históricamente comprobado por los archivos desclasificados del gobierno norteamericano, “Chicotazo” figuraba en las listas de la CIA, (Central de Inteligencia norteamericana, para as
untos exteriores) recibiendo dinero de la agencia como agente de la misma.

De esta alianza nació el primer gobierno blanco del siglo XX, En ese gobierno, con Juan Eduardo Azzini como ministro de Economía se registra la firma de la primera carta de Intención con el FMI. Esta decisión formaliza la primera medida de una larga historia de dependencia y endeudamiento del Uruguay. Como ayer, herreristas y bordaberristas votarán juntos.

En la segunda oportunidad que los blancos (herreristas), ganaron la presidencia (1990 – 1995), la primera medida del gobierno de Lacalle (padre del aspirante actual) fue remitir al Poder Legislativo el proyecto de ley de “ajuste fiscal” que fue aprobado rápidamente. Contó con los votos del Partido Nacional, el Foro Batllista, el pachequismo y la Lista 15; se opusieron el frente Amplio, el Nuevo Espacio y la Cruzada 94.

La ley de “ajuste fiscal” N° 16.107 significó entre otras cosas:
• Un aumento de la tasa del IVA del 21% al 22%,
• Un aumento del impuesto a las retribuciones personales y a jubilaciones y pensiones
• Un aumento al 40% de la tasa del Impuesto a las Rentas de la Industria y Comercio (IRIC), del Impuesto a las Actividades Agropecuarias (IMAGRO) y del Impuesto a las Rentas Agropecuarias (IRA).

El gobierno fue duramente criticado por la implementación de este ajuste impositivo, calificado de «impuestazo» y provocó una caída del salario real de los trabajadores en 10 puntos porcentuales entre marzo y mayo de 1990. Otra vez la alianza de derecha cogobernó.

Sin demasiada profundidad de análisis podrá apreciarse que los gobiernos blancos -herreristas tuvieron siempre el mismo sello. Recortes presupuestales, cargas impositivas, vinculación estrecha con las directivas del FMI, liberales que profesan el achicamiento y retiro del Estado en beneficio del mercado. Queda claro que ante la necesidad de mayorías parlamentarias para cumplir tales objetivos y aunque pase el tiempo, se podrá apreciar a los mismos sectores y a los mismos apellidos detrás de los mismos propósitos.

Estas son las características fundamentales de la derecha conservadora en Uruguay, estos son los postulados “históricos” del sector. No será por rubio o morocho, por simpático o atlético que deberemos elegir. Tampoco por su positiva actitud, Lacalle será consecuente con su origen y sector. Cada vez que se sale del libreto comunicacional, cada vez que es colocado en situación de tomar posición sobre temas específicos aparece la derecha conservadora. Ésa, que tuvimos que dejar atrás para que el Uruguay sea el de los índices positivos que tenemos.

Por Walter Martinez
Columnista uruguayo

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