Encuestadoras… ¿ahora qué?

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Nos tuvieron meses bailando al son de su música. Militantes y simpatizantes del FA no dábamos crédito a sus números que nos daban estancados en valores que no se correspondían con la realidad que veíamos en cada rincón al que nos tocaba ir. No había barrio de Montevideo -ni punto del interior del país- donde no se visualizara que el Frente Amplio se había empezado a despertar de su larga siesta. Esa siesta en que se descansó un pueblo que no siente preocupaciones económicas, ni laborales ni de desarrollo de la producción. Un pueblo al que, en cambio, le quisieron meter el miedo como remedio a una inseguridad subjetiva que no se corresponde con los datos objetivos puros.

Mucho menos si se los compara a nivel regional… Aprovechando ese insumo, desde la oposición no tuvieron empacho en disparar misiles contra Bonomi haciendo de ello un punto de inflexión con el cual intentar cambiar la historia, y eso también fue medido a discreción por las “benditas encuestas”. Fue un hecho común ver a los responsables de las encuestadoras emitiendo opinión a discreción, (no sólo dando datos objetivos), acerca de los resultados de su trabajo y el impacto en la opinión pública. Así sumaron minutos en horarios centrales concentrando la atención de muchos y provocando ríos de tinta como derivación de sus conclusiones. Vaticinaron una debacle frentista hasta que llegamos al día en que habló la madre de todas las encuestas, y esta laudó que la mayoría parlamentaria del Frente Amplio está prácticamente confirmada (restan los votos observados pero estos mantienen históricamente la tendencia). Entonces… ¿ahora qué?

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Más que un dato, una opinión
Pasaron de generadores de insumos a ser protagonistas; les gustó el papel, el rol que les asignaron, y se apropiaron del personaje. Se sintieron fuertes, y ese poder los terminó encandilando. Poco importó que le erraran fiero en las internas, allí el dato principal de la llegada de un maquillado y joven líder fue suficiente para tapar el inmenso yerro cometido por todas, salvo una, que acertó el dato de dar ganador a Lacalle Pou ante el “Guapo” Larrañaga.

Tampoco se sintieron tocados con los ejemplos del norte, y lo ocurrido con Marina Silva no fue tenido en cuenta, ellos seguían teniendo el sartén por el mango. Es que manejan información(?) y la información es poder cuando. “Nadie les cree a las encuestas pero todos las miran”, expresó con acierto el joven candidato y la razón le asistió plenamente.

Así fue como llegaron a tener ese protagonismo, dominando el espectro central de los medios masivos de comunicación y cada grupo mediático se asoció a una de estas para marcar su perfil. Pero había que ser serios y muy profesionales (no niego que lo sean, pero principalmente debían parecerlo y lo hicieron). Todas las semanas había una nueva encuesta y al principio no había preocupación en tiendas oficialistas. Lo dicho, mientras los números dan bien no hay de que preocuparse, pero…

Pasaron las internas y vinieron vientos nuevos. La cara joven y el estilo “por la positiva”, fueron suficientes para estos actores de la información. Poco importó que de contenidos se hablara poco, muy poco, bastaba con la forma. Y así empezaron a construir un fenómeno mediático del cual se hicieron eco y, también, parte.

Que Tabaré ya no generaba tantas adhesiones, que la juventud al poder y si es con estilo y aristocracia, mucho mejor, y etc, etc… Así empezaron a perfilar -intencional o ingenuamente- sus datos/opiniones, y las consumimos creyendo que decían lo correcto.

Todo eso pensando sanamente, porque si pensáramos mal, no sería descabellado decir que estuvimos enfrentados a una operación mediática de proporciones nunca vistas en nuestro país. No todos fueron parte, honrosas excepciones hay entre los involucrados en una profesión que tuvo en vilo a medio país sumiéndolo en la desazón y la angustia durante semanas, meses, y que se incrementó enormemente durante las horas previas al escrutinio, y aún después.

Los datos de boca de urna eran críticos para la izquierda gobernante. Una y otra encuestadora iban tirando sus cifras sin pudor y el FA no pasaba del 43/44 frente al 33/34 del PN, 17/18 del PC, 3 PI (primera de Equipos); o un 42/43, 35/34, 13 y 3 de Factum, o la del 42/43 contra 33, 16 y 4 de Cifra. Todas daban un escenario nefasto para el FA en segunda vuelta, todas…

Pero la calle decía otra cosa. La ciudad estaba embanderada con la tricolor de Otorgués, el agite era tremendo, cada casa, cada auto que pasaba, la proporción era inmensamente mayoritaria, algo no cerraba. Desde el interior nos decían algo similar, la gente no entendía nada de lo que estaba pasando, ¿cómo podía ser que eso no se reflejara en las urnas?

El exceso verbal llegó en las ruedas previas a la hora de finalización de la veda (20:30); Luis Eduardo González habla de “sorpresitas” y todos piensan que se aprueba la reforma constitucional de la baja de la edad de imputabilidad. Adolfo Garcé sentencia que “el gran ganador es Lacalle Pou” y el show está montado…

A eso de las 16:15 aproximadamente, terminamos nuestra ronda por más de 50 circuitos. A esa altura los datos que iba recibiendo desde contactos confiables me sumían en el desconcierto. No podía estar tan errado, ¿cómo era posible que lo que veía no fuera lo mismo para las encuestas? Allí un compañero me devuelve a la realidad: “Tabaré mandó cambiar de escenario, no vamos a usar el móvil, mandó armar uno más grande en 18 y Río Negro”. El “Taba” tenía otro dato, o mejor dicho, compartía la misma percepción que muchos de nosotros.

Sobre las 20:30 Oscar Bottinelli lanza su pronóstico y maneja un 44% a un 46% del FA y casi de inmediato dicta que la medición irá mejorando. Las caras empiezan a cambiar, y los discursos también. Aquellos veredictos de la caída del Frente Ampio y la brillantez de l Partido Nacional comienza a desmoronarse. En el NH Columbia el “acting” que habían montado (con la entrada triunfal, sin dar declaraciones, con aplausos, besos y abrazos), iría mutando hacia la desazón y el desconsuelo ni bien empezaron a llegar los datos reales del escrutinio. Ya no eran más pronósticos de boca de urna donde un alto porcentaje no había contestado (más del 30%). Ahora era la realidad cruda y dura que se abría paso a toda aquella puesta en escena increíble.

Y las urnas hablaron
Con gran habilidad comenzaron a dar vuelta los argumentos y empezaron a develar lo que ya rompía los ojos, ó -mejor dicho- las urnas. El Frente Amplio comenzaba a dar vuelta una intención para hacerse realidad y la amenaza de obtener la mayoría parlamentaria empezaba a aparecer con fuerza en el horizonte más inmediato. Ahora las proyecciones no se podían detener ni eludir, ahora hablan los votos y esos no mienten. Dan que el FA crece y acaricia la mayoría… el Partido Colorado se hunde en una de sus peores votaciones, los blancos no alcanzan el umbral que esperaban y la desazón se cuela en el NH mientras la alegría empieza a instalarse en la Huella de Seregni, y en cada corazón frenteamplista.

En la noche ya era inevitable el resultado, la proyección decía que íbamos a segunda vuelta pero con casi un 48% de los sufragios, en una casi idéntica votación del 2009. Ahora el verdadero ganador de la noche era Tabaré Vázquez y nadie podía ocultarlo, y salieron miles a gritarlo por 18 de Julio, y se apagaron los “sordos” González, los Bottinellis, los Zuasnábars, y junto con ellos los que hacían la claque de aquella operación montada intencional o ingenuamente, pero montada al fin.

Al día siguiente nos despertamos con otra perla en esta historia. El candidato colorado -que había dado su apoyo inmediato al líder blanco- había disparado una sentencia que desarma todo intento positivo del contrincante balotero. “Vengo para que hagan mierda a Tabaré”, le dijo a un asesor y un periodista lo grabó. Un país unido por la positiva se encontraría inmerso en un montón de “mierda” que le traían desde filas coloradas. Un papelón más para quien hizo mierda sí, pero al partido de José Batlle y Ordóñez.

A todo esto, el Frente Amplio lograría la mayoría parlamentaria por tercera vez consecutiva, y se apronta a repetir mandato por igual período el próximo 30 de noviembre.

Mientras tanto, todos seguimos haciendo la misma pregunta: encuestadoras, ¿ahora qué?

el hombre agitaba la bandera,
el perro ya aprontaba su tercer ladrido…

Por El Perro Gil
Columnista uruguayo

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