La Ruta de la Seda tiene una larga historia

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El tráfico comercial entre Europa y Asia se llevó a cabo a lo largo de la «Ruta de la Seda» desde al menos dos mil años A.C . No era una vía específica, sino una ruta general utilizado por los comerciantes para viajar, en gran parte por tierra, entre los dos continentes a lo largo de las estepas euroasiáticas a través de Asia Central. La ruta de 8 000 km de largo fue utilizado para el intercambio de bienes, ideas y personas, principalmente entre China e India y el mar Mediterráneo y ayudó a crear un sistema único en el mundo del comercio entre las civilizaciones de Europa y Asia.

Afganistán formó parte de esa ruta y una de sus ciudades clave fue Balkh, en el Norte del país y cuya fundación ocurrió hace tres mil años, pero no hay datos concretos.

Las raíces culturales del Norte de Afganistán se hunden profundamente en Asia Central. La cordillera del Hindu Kush, las etnias tadjika, uzbeka y turkmena definen las nacionalidades de los países que, separados por el rio Anu Darya, tienen frontera con Afganistan: Turkmenistàn, Uzbekistàn y Tadjikistàn.

Habían pocos libros afganos por allí. La historia y tradiciones se trasmiten oralmente. Visité la ciudad de Balkh. Allí me dijo un anciano: “Durante los últimos tres mil años la región tuvo como Capital esta ciudad de una de las mas antiguas del planeta”.

Fue allí donde Zoroastro predicó el culto al fuego en el año 1000 AC. Alejandro Magno acantonó su ejército durante dos años (en 329 y 330 AC) . En la primera centuria DC, peregrinos budistas erigieron sus primeros templos.

En 665 D C pasó por allí el viajero chino Hsuan Tsang, quien dijo que Balkh «tenia los tres edificios mas hermosos del mundo»

Con la llegada del Islam en los siglos VIII y IX, Balkh se hizo la “madre de las ciudades”, tal vez porque los musulmanes consideran que por donde pasò ( o pasa) su religiòn todo se tranforma en “primero” y «mejor». Edificaron muchas mezquitas y según dicen los historiadores, generaron una refinada , poética y espiritual cultura.

Gengis Khan puso fin a este periodo de esplendor al incendiar la ciudad en 1220 DC. Aun cien años después el famoso viajero Ibn Battuta (cuya nacionalidad se desconoce) encontró la ciudad “en ruinas”,  tal como uno la encuentra en este siglo. Cuando estuve allí en 2005, aún estaban los escombros dejados por Gengis Khan. Pude ver los restos de murallas y fortificaciones. Visité los restos del templo de Zoroastro. Hay todavía huesos humanos esparcidos por todos lados.

En fin, la ciudad no ha progresado mucho desde entonces, pero Balkh forma parte del inmenso tesoro arqueológico que posee Afganistán. Le comenté eso a un afgano y me respondió: “ Lo que usted dice es cierto, pero los afganos no lo tenemos en cuenta .” Y agregó: “Antes de admirar nuestra riqueza arqueológica, cuídese de los perros que andan sueltos. Son muy grandes y es probable que lo coman.”

En Balkh hice algo contrario a las leyes internacionales custodias del patrimonio histórico de la humanidad: Recogì trozos de la puerta del cuartel de Alejandro Magno y de las paredes del templo de Zoroastro. Las traje a Uruguay y engrosaron la colección de piedras, rocas, vestidos y toda la suerte de cosas recogidas en diversos países y que he conservado con tanto esmero.

Por el Coronel ® Tilio Alberto Coronel Grillo
tcoronel946@gmail.com
 Ejército Nacional. Retirado 18 de mayo de 2009 /Presté Servicios como Observador Militar de Naciones Unidas en el SAHARA OCCIDENTAL ( 17 SET 1996 -17SET 1997), TIMOR ORIENTAL ( 2 AGO 2002 -2AGO 2003),REPÚBLICA ISLÁMICA DE AFGANISTÁN ( 26 MAR 2005 -26MAR 2006)

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