Reportaje al maestro Eriberto Gesto   

Tiempo de lectura: 8 minutos

Publicado por revista VOCES en diciembre de 2015 historiando la evolución de la Educación de adultos en nuestro país.

DOCUMENTO // Octubre de 2015

Voces.- La primera pregunta tiene que ver con una actividad medular de tu carrera docente y con una Institución, lamentablemente, poco conocida por el público. ¿Qué fue la Dirección de Adultos?

Eriberto.- Puede resultar interesante mencionar algunos hitos de su historia. La Educación de Adultos (EA) comenzó a funcionar orgánicamente en el país en 1903, a título experimental, a través de un Decreto del entonces Presidente José Batlle y Ordóñez. En algún pasaje de ese Decreto se especifica que, a semejanza de lo que ocurría por entonces en Buenos Aires, se instala aquí una Escuela para Adultos, separada en dos secciones, según los sexos. Se señala expresamente que  comenzaban a levantarse las fábricas en el país y que, por ende, había que capacitar a los ciudadanos que no habían tenido oportunidad de ir a la escuela (en este aspecto hay que recordar la llegada masiva de inmigrantes) para que se integraran a la sociedad, aprendiendo lenguaje, matemática y todo lo concerniente a lo que resultara proclive a dicha integración.

El Maestro inspector Heriberto Gesto fue una figura referencial en la educación de adultos en Uruguay. LaRed21 lo menciona como figura destacada de la educación para Personas Jóvenes y Adultas, organizada por la Dirección de Educación de la ANEP. Esta modalidad fue propuesta en el año 1987 por el maestro inspector Heriberto Gesto  en el Consejo Directivo Central que lo aprobó en diciembre y se aplicó en agosto del siguiente año. Se trata de la Ley Nacional de Educación (18.437) que declara en su primer artículo que es de interés general “la promoción del goce y el efectivo ejercicio del derecho a la educación, como un derecho humano fundamental”. Agrega que “el Estado garantizará y promoverá una educación de calidad para todos sus habitantes, a lo largo de toda la vida, facilitando la continuidad educativa”. En su momento casi 5.000 uruguayos en situación de riesgo que no habían culminado el ciclo Primario, incluyendo a reclusos, discapacitados y pacientes psiquiátricos, en el marco de un ambicioso proyecto de inserción social de nivel nacional.

V.- Por las fechas, esto supuso un gran adelanto.

E.- Sin duda. Quisiera anotar algunos nombres significativos. Su primer Inspector fue Enrique Reyes; otro de los que lo sucedieron fue Rafael Mieres, que estuvo en el cargo muchos años. Y Roberto Abbadie Soriano, recordado por haber ganado un concurso de libros de lectura para escolares.

Luego, la EA fue ampliando sus funciones. Habiendo sido instituida al comienzo sólo en Montevideo; en 1907 se crean por ley 35 cursos para adultos en el país. En 1916 se crean las llamadas “clases especiales”: corte y confección, dactilografía y contabilidad, más algunos cursos puntuales referidos a acontecimientos de relevancia (por ejemplo, de geografia e historia en momentos de la Primera Guerra Mundial).

En mi caso, primero fui maestro en EA, luego accedí por concurso a la Inspección de Zona en Rocha. Y en 1959, al haberse llamado a Concurso para Inspector en EA con jurisdicción únicamente en Montevideo, obtengo el cargo. En el resto del país la Inspección corría por cuenta de los Inspectores Departamentales. Esta realidad permite comprender un problema de fondo que arrastraba la EA desde su misma creación; que se le adosaba la educación de niños, ya que la mayoría de los maestros que ejercían en EA provenían de Enseñanza Primaria, sin ninguna preparación para trabajar con adultos, por consiguiente, la metodología que aplicaban era la de la escuela.

Es interesante anotar que, muchas veces, esta interrelación no buscada no traía consigo demasiados problemas para algunos alumnos adultos porque, habiendo concurrido a la escuela, aún recordaban pautas y procedimientos que, en rigor, no les resultaban extraños. También estaban los que conocían la metodología escolar por vía de sus propios hijos, se daba incluso una ayuda mutua lo que favorecía el aprendizaje.

Pero el problema lo teníamos, ciertamente.

V.- ¿Cuándo se dio un cambio en esta vinculación distorsionante?

E.- La corrección se la debimos a Abbadie Soriano, cuando ganó el concurso para Montevideo en 1950. Logró algo muy importante: que los Cursos para Adultos pasaran a funcionar 3 veces por semana y no como hasta entonces, todos los dias de la semana menos los jueves (dia de visita de novios). Desde este momento se trabajó lunes, miércoles y viernes, durante dos horas en horario nocturno (como lo eran casi todos). Abbadie habia hecho encuestas que demostraban las inasistencias masivas los martes y jueves. Es que no se puede marchar contra la corriente frente a costumbres inveteradas, (por más que la aludida resulte hoy totalmente anacrónica)

Recién con Pivel Devoto, en 1985, se volvió a la totalidad de la semana, de lunes a viernes, Pivel argumentó que se estaba “trabajando poco”.

  1. ¿En algún momento surgieron cursos diurnos?

E.- Si, ya en mi época logramos instalar cursos diurnos, buscando escuelas públicas vacías. Por ejemplo en la de Marco Bruto y Rivera, allí comenzaron cursos de EA de mañana, tarde y noche. Otro caso fue el de los cursos vespertinos en la escuela de Piedra Alta.

Agrego otro fenómeno aparecido más recientemente, digamos hacia el final de la década de los sesenta y fue el que los cursos de adultos comenzaron a llenarse de adolescentes que no habían terminado la escuela. Esto llevó a una complejidad aún mayor, la mencionada ausencia de metodología (especialmente en los contenidos) en los cursos con adultos. Esto no significó una carencia completa que, de existir, hubiese hecho naufragar todo el sistema, pero resaltó las insuficiencias. Entonces tuvimos que pensar y llevar a la práctica una pedagogía para adolescentes. Se repitió lo del maestro rural que era, él sólo, para atender todos los grados de la escuela, dadas las dificultades del Uruguay profundo (carencia de maestros rurales, poco alumnado, dificultades para la movilidad, etc.).

Recuerdo ahora un aporte de Abbadie, (en realidad, todo un logro), concretado allá por 1954 que fue el pasaje directo a Secundaria desde EA. Hasta ese momento, había que aprobar  un examen de ingreso para lograrlo. En EA existían tres niveles: un primer nivel constituido por 1º y 2º años; un segundo nivel que incluía 3º y 4º años y un tercer nivel con 5º y 6º años. Desde este tercer nivel comenzó el pasaje a Secundaria directamente, para los estudiantes que aprobaran con satisfacción sus cursos. Cuando yo estuve a cargo, llegamos a enviar a Secundaria unos 1.200 alumnos por año. (Desde 1959 en adelante).

V.-  Los cursos de EA tenían un predominante componente masculino pero ¿Qué sucedía con las mujeres?

E.- Pese a que, efectivamente, los varones eran mayoría, las mujeres amas de casa comenzaron a concurrir cuando implementamos los llamados “cursos especiales” que incluían corte y confección, dactilografía e higiene. Especialmente al curso de corte y confección. Las mujeres concurrían vestidas elegantemente y hasta maquilladas porque supuso para muchas de ellas un acontecimiento social, completamente distinto a su rol en la casa, en donde pasaban buena parte de la jornada. Ir a estos cursos supuso  un modo nuevo de socialización, inédito hasta ese momento.

Agrego que también se dictaban cursos de higiene, a cargo de médicos, geografía nacional y universal, y otros temas que fueran de relevancia en específicos momentos. Todos estos se programaban (no respondían a impulsos ni a iniciativas individuales). La finalidad era la educación integral y permanente.

V.- Asunto que mantiene toda su vigencia, hoy. Es más, se ha vuelto imprescindible.

E.- ¡Claro! Estas iniciativas, como ya te he comentado, encontraban en el Interior serias dificultades de implementación dado que dependían exclusivamente de los inspectores, los que tenían formación en educación primaria.

V.- ¿Cuáles fueron tus períodos de actuación? Y lo decimos en plural, por la inevitable censura impuesta por la dictadura.

E.- Ejercí en la Inspección de 1959 hasta que me cesaron en 1975, un total de 16 años. Y luego, con el retorno a la democracia, de 1985 a 1990, otros cinco años hasta que me jubilé.

V.- ¿Entraste como Director o como Inspector?

E.- Entré como Inspector, era el único cargo a cubrir, la Dirección no existía. La Dirección recién se creó en la época del CODICEN y fue una decisión suya, no de Primaria. La EA fue reimplantada en 1985 y esta vez con jurisdicción nacional.

En mi etapa, llegamos a 44 cursos en Montevideo en 1970 (por ej. había cursos en el Cerro, en el Paso de la Arena, en Piedras Blancas).

V.- La dictadura, ¿mantuvo toda esa estructura?

E.- No, una vez instalada, el entonces coronel Soto, “designado” como director general del CONAE, nos citó a todos los que teníamos cargo en EA y nos dio una charla. Nos dijo, entre otras cosas, que eso de la educación permanente, era subversivo.

Quiero agregar que la UNESCO, en 1972 en Japón, en un Congreso sobre Educación de Adultos, aprobó oficialmente lo de la educación permanente, la necesidad del individuo de actualizarse de continuo, momento a momento, lo que suponía la actualización de la propia sociedad. Individuo y sociedad forman una totalidad. El individuo ya se va socializando antes del nacimiento, al escuchar, desde el vientre, la conversación de su madre con los demás.

Bueno, despues de la charla de Soto, nos destituyeron y de los 44 cursos, sobrevivieron solo 7 (incluyendo uno para discapacitados auditivos) nombrando una comisión ad hoc con maestros afines a la dictadura.

Regresamos en el 85 y Vicente Foch Puntigliano estuvo al frente del Consejo de Educación Primaria, aunque solo por unos meses, porque chocó contra Pivel Devoto. Foch era un pedagogo profesional e intentó revertir, en lo que pudo, el desmantelamiento producido, pero la intolerancia fue más fuerte que sus intenciones.

Quiero agregar esto: en 1987 elevé un proyecto titulado “Aprendizaje por experiencia” que fue aprobado por Primaria en 1988; en él defendía la concreción de una prueba de suficiencia a personas adultas que no estaban en el sistema educativo. La prueba consistía en un escrito, un oral y una entrevista y todo estaba orientado a evaluar las actitudes para aprender, no el conocimiento mismo, actitudes para crear y desarrollarse como persona. Las pruebas se implementaban para todo el país tres veces al año y era obligatorio concurrir previamente a cursos de EA para ser orientados sobre dichas pruebas. Esta modalidad se mantiene hasta hoy aunque, claro, con modificaciones en la reglamentación y en los contenidos. La fundamentación de esta iniciativa en el CODICEN corrió a cargo de Aldo Solari, un sociólogo con formación en cuestiones rurales. En mi propia fundamentación del proyecto, cité a personalidades que no habían concurrido a la educación formal y que, sin embargo, no habían tenido dificultades para llegar a lugares de privilegio debido a sus capacidades. 

V.- ¿Qué nos puedes decir de tu actividad gremial?

E.- Estuve en la formación de la Junta Local de maestros en mi pueblo, Santa Lucía, Canelones, agremiada a la FUM desde sus comienzos; concurrí desde entonces a todos los Consejos Federales, ahora llamados Secretariados Ampliados, con delegados de todo el país. Una vez por año se convocaba a la Convención de maestros, en la que también fui asiduo concurrente. Esta estructura se mantuvo hasta que la dictadura la disolvió.

En 1945 se hizo un Congreso de Educación Rural (julio de dicho año), este Congreso posibilitó la creación de la FUM ya que dos organizaciones de maestros (la Unión Nacional del Magisterio y la Confederación de Maestros Uruguayos) se unieron para realizar dicho Congreso y dar nacimiento a la actual FUM.

Fui durante 10 años secretario por la minoría en el gremio, y esto amerita una explicación. Cada una de las dos agrupaciones, mencionadas arriba, contaba con un secretario y además existía un presidente, no afiliado a ninguna de las dos, elegido por acuerdo.

En el terreno político, estuve desde el inicio de la misma, en la llamada Unidad de Educación del Frente Amplio, fundada en 1971. Después de la Dictadura se reinstaló la Unidad y continuó su trabajo. A partir de 1990, yo ya estaba jubilado y podía dedicarme de lleno a otras actividades que no fueran las docentes. La Unidad se reunía todos los jueves y daba orientaciones pedagógicas a la fuerza política.

La Unidad se reinstaló en 1987 y una de sus características, en esta nueva etapa, era que actuábamos como si fuéramos dirigentes de la educación, sugiriendo lo mejor que podía llevar el FA como programa educativo. Tal programa fue muy combatido, desde dentro mismo del FA, porque se deseaba mantener la anterior estructura educativa para no tocar intereses. Llegó a haber secretarios del FA que dijeron que la Unidad de Educación directamente “no existía”, “no tenía vigencia”. Un ejemplo significativo de estas desavenencias fue el dado por el III Congreso Extraordinario en 1998 en el Palacio Peñarol al cual concurrieron unos 300 maestros frenteamplistas. Las innovaciones que emanaron de dicho Congreso no fueron tenidas en cuenta por la fuerza política.

Al Congreso de Educación de 2006, se llegó con la síntesis propuesta por la Unidad de Educación y con un libro que recoge toda la experiencia de la misma, la actitud innovadora en educación que nos motivaba.

V.- ¿Algunas carencias que se mantienen y de las que quieras dar cuenta?

E.- Especialmente la implementación de un Congreso de Educación al comienzo del período de gobierno, el primer año del mismo y tal cual lo prevé la ley de Educación: “que tendrá una integración plural y amplia que refleje las distintas perspectivas de la ciudadanía en el Sistema Nacional de Educación”. Eso permitiría tener las pautas claras en materia educativa por parte de los gobernantes.

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