Sobre el Profesor Pablo Carlevaro

Tiempo de lectura: 2 minutos

Estimado Gregory Randall, estimados lectores:
He leído con gusto e interés nublados por la tristeza de ausencia, el extenso artículo que han publicado en La Diaria del viernes 6 pasado sobre el Profesor Pablo Carlevaro.

Conocí a Carlevaro desde que ingresé a la Facultad de Medicina, y desde entonces mantuvimos una sintonía de aprecio y distancia respetuosa, de crítica pero fundamental coincidencia en diversos ámbitos.

facultadEl año pasado experimenté la enorme alegría de reencontrarme con Carlevaro en la celebración de los 25 años de instalación de los cursos de Medicina en Salto.

Pablo era Decano en 1989 e impulsó con su habitual energía el desarrollo formativo en Paysandú y en Salto. Promovió su aprobación y acompañó su construcción en las precarias condiciones materiales que los gobiernos de la época establecían para la Universidad.

En la fiesta de aniversario 25, que fue también de graduación de nuevos médicos, los colegas salteños recordaban las palabras de Pablo en la inauguración del emprendimiento: “Brindemos por la locura” (la que se reprochaba al Decano, a los salteños y sanduceros en el momento).

La locura de arrancar con los valiosos recursos de la voluntad y la razón aunque sin los recursos materiales que debieron asignarse y no estaban disponibles. La locura de apoyar y atender la necesidad de los jóvenes del Norte con aportes voluntarios, honorarios, arriesgados, desinteresados, pero más valiosos que los que se reservaban “razonablemente” a los centros de poder capitalinos.

Debo agregar a tu texto, Gregory, este otro componente de la historia del Prof. Carlevaro y de todos, porque forma parte del difícil proceso de descentralización, de desarrollo en el Interior de Udelar del que has sido responsable durante varios años.

Más recientemente, durante tu gestión, la instalación de la carrera completa de medicina en Salto-Paysandú contó con la férrea oposición de representantes de ADUR, de FEUU, de los Centros Universitarios del Interior. Triste episodio de negación de la historia y sus gestores, de “análisis” paralizante meticuloso (en el sentido de miedoso…), de rivalidades y competencias mal reconocidas, de paradójico autoritarismo interno, que aún estamos a tiempo de enmendar.

Las condiciones mentales, académicas y materiales han ido progresando, con el esfuerzo coincidente de muchos. El mejor homenaje para Carlevaro es considerar positivamente sus ideas, sus inquietudes, sus iniciativas, aún con la óptica crítica que Pablo odiaría que obviemos.

Es posible ahora replantearse con criterio “razonable” y proponerse el desarrollo completo de la carrera de Medicina en la región noroeste, con sede combinada en Paysandú y Salto, con probable comprensión y apoyo del Sistema de Salud y de múltiples instituciones.

Me consta que el Sistema reconoce el esfuerzo y la contribución calificada de los grupos académicos de la región a la atención de Salud comunitaria, y la importancia de facilitar el acceso a la formación de jóvenes de la región, con mejor oportunidad de afincarse en la zona.

Por el Dr. Felipe Schelotto

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