El 2 febrero se celebra en España una fiesta que va perdiendo vigencia aunque en algunos pueblos aún se mantiene con cierta solemnidad conforme a la tradición. Una fiesta que en Latinoamérica se conserva adaptada a su folclore y que como en algunos pueblos de España mantiene su colorido y sus procesiones. También se conoce como la Fiesta de la Luz. Si saco a relucir -nunca dicho con mayor propiedad- esta advocación “mariana”, no se debe sino a que parece que por fin puede hacerse la luz en este túnel oscuro que nos dejaron las pasadas elecciones generales del 20 de diciembre en el que ningún partido obtuvo la mayoría suficiente como para poder formar gobierno.
Su resultado fue un galimatías en el que los dos partidos más votados, PP y PSOE, debían buscar pactos no con uno, sino con otros partidos más, salvo que hubiera un pacto, calificado por muchos contra natura, entre el PP y el PSOE. Se ha venido pregonando dicho posible pacto, sobre todo por medios de comunicación afines a la derecha y por algunos otros, incluso grandes barones del PSOE como el expresidente Felipe González, que abogaban porque se hiciera así. Las razones que presentaban unos y otros aludían a la estabilidad de España, a la poca diferencia de votos entre los partidos, a la creación de un gobierno firme para mantener a España unida, evitando intenciones independentistas como las del gobierno catalán, etc… Y porque era preferible ese pacto que tener que ir a unas próximas elecciones, con el coste y los riesgos que éstas podían conllevar.
Después de un largo mes de negociaciones, reuniones, declaraciones y consultas entre líderes de los partidos, entre portavoces, y con el Rey, que ha consultado por dos veces durante dos semanas con cada uno de sus representantes, incluidos los independistas, minoritarios, y regionalistas, parece que por fin se ha hecho la luz en este oscuro túnel. No podía celebrarse mejor la fiesta de la candelaria. Pero, ¡ay!, esta luz es tenue, apenas un pabilo, y le puede suceder lo mismo que a esta fiesta de gran tradición, que, sin embargo, cada año pierde fuerza. El Rey, que en las primeras reuniones de la semana pasada se mostraba tranquilo, según impresiones de alguno que otro líder después de la consulta con él, esta semana se ha mostrado más intranquilo y deseoso de que se llegue a un acuerdo lo antes posible, y España pueda contar por fin con un nuevo gobierno.
El sistema electoral, recordamos, en España tiene varias fases: Primer paso: una vez celebradas las elecciones corresponde al partido más votado elegir presidente y formar gobierno, en teoría. Segundo paso: Las consultas de los partidos con el Rey. Tercer paso: Si un partido ha ganado por mayoría absoluta, no hay problema, pues el segundo paso ante el Rey es simplemente la constatación de que el candidato de ese partido será el próximo presidente de gobierno, y el Rey así lo acepta; se trata simplemente de la confirmación ante el rey de que el líder de ese partido con mayoría, será el encargado de formar gobierno. Cuarto paso: La elección por parte del Parlamento en votación pública de que ese candidato propuesto por el rey y con mayoría absoluta en el resultado de las elecciones, lo confirmará, y saldrá elegido y dispuesto a formar un nuevo gobierno en un plazo inferior a un mes.
Así las votaciones, no hay problema, como tampoco lo habría si las derechas e izquierdas, por simplificarlo, se unieran por su bando y lograran una mayoría que les asegurara las votaciones y la elección del presidente (o el alcalde), como sucedió en las primeras elecciones municipales, que PSOE y PCE (Partido Comunista) se unieron y arrebataron las alcaldías de las principales ciudades a la derecha que concurrió a las elecciones bajo las siglas de la UCD y otras, pero que no alcanzó a superar a la izquierda, en aquel entonces; era el inicio de la democracia en España y estaban muy diferenciadas las inclinaciones de los partidos, pues en la derecha existían muchos elementos franquistas, rémora de la anterior dictadura.
En esta ocasión, y con dos partidos nuevos que han dado la sorpresa al conseguir una buena suma de votos, a poca distancia de los dos tradicionales, las votaciones y los pactos se han complicado. (Remitimos al lector al anterior articulo donde dábamos la cifra de los resultados para que eche sus cuentas).
El PP lo tenía -y lo tiene- muy complicado porque el C’s, su posible y mayor baza, no quería, y no quiere, aliarse con un partido donde están imputados mayormente casi todos sus miembros por corrupción. Una de las bazas de Ciudadanos, sabiéndose un partido de centro-derecha, aunque nacionalista y nada independentista, pese a haber surgido en Cataluña, era precisamente la lucha contra la corrupción, y eso es lo que le ha permitido atraerse tantos votos. Los demás, por descartado, incluso ese pacto grande entre los dos grandes, que parecía en principio la solución y que estuvo a punto de llevarse a cabo por las presiones ejercidas de una y otra parte sobre el nuevo secretario general del PSOE. Finalmente, a instancias del nuevo líder del PSOE no se ha hecho efectivo. El líder socialista, Pedro Sánchez es consciente de que de haberlo hecho así, su partido, como se supone y se augura que le sucederá al PP, corría el riesgo de desaparecer. Habría decepcionado a sus votantes, y demasiado quemado está ya -ha obtenido el peor resultado de todas las elecciones- como para seguir arrimándole ascuas y convertirlo en cenizas.
La solucion del Rey
Felipe VI, el rey, ha dado ayer por concluidas sus consultas, y en vista de que las cosas siguen tal cual, y ante la imposibilidad del Partido Popular de poder formar gobierno y que Rajoy sea aclamado presidente por el Parlamento, al no tener la mayoría, ni siquiera simple -que sería suficiente en una segunda votación-, decidió, en la tarde del día 2 de febrero, día de la candelaria, encender una luz, con el encargo al cabeza de lista del segundo partido más votado, el PSOE, de que trate de formar gobierno, que se las arregle como pueda y pacta como pueda para ello. Difícil encargo.
Su mejor aliado sería PODEMOS, y como ha declarado en la rueda de Prensa para dar a conocer dicho encargo, convocada inmediatamente después de que el Rey le confiara la formación del nuevo gobierno, “son más los lazos que nos unen que los muros que nos separan”. Hacía así referencia a esa posibilidad y a poder contar con C’s y otros partidos regionales y minoritarios.
Pero tanto Ciudadanos como Podemos, que venían venir y preveían ese atisbo de luz para solventar esta situación tan embarazosa, han venido presentando unas condiciones que si las mantienen serán difíciles de aceptar por parte de los socialistas. Así las cosas, comienza una semana muy movida para todos los partidos con posibilidad de pactos o alianzas, que no se sabe si serán referentes únicamente a la elección del presidente, o si afectarán luego a una posible participación en el gobierno. Un gobierno cuya duración, por las luchas de intereses, planteamientos y maneras de ejercer la política, se prevé de transición y poco duradero. Se ha encendido una luz, pero su llama es muy débil.
Por Ramón Hdez de Ávila*
(Corresponsal de La ONDA digital en Madrid)
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