Hay que salvar la integración

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El Mercosur se creó en 1991, con antecedentes de acuerdos comerciales y sectoriales en los gobiernos de Alfonsín y Sarney. Pero aún antes, por un acuerdo militar ente Argentina y Brasil, como mecanismo de zanjar diferencias y asegurar la paz. Uruguay se sumó al proceso porque perdía las ventajas que le había otorgado Argentina, a través del Cauce, y Brasil, por la vía del Pec, dos tratados que favorecían a Uruguay. Pero la derecha nunca estuvo a favor de la integración, sino de la apertura unilateral y que el mercado resuelva los mecanismos de inserción internacional. Pero la década del 90, atrasos cambiarios mediante que dificultaba a exportar a los países centrales, se multiplicó el comercio en la región.

En 1998 el 53% de las exportaciones de Uruguay tenían como destino los países del Mercosur. La devaluación de Brasil en 1999 y las crisis económicas de Argentina en 2001 y en Uruguay en 2002, afectaron profundamente el proceso de integración. Posteriormente se realizaron diversos esfuerzos por revitalizar el proceso, pero hace bastante tiempo que la derecha encuentra críticas permanentes al Mercosur. Por supuesto que las hay y las aceptamos. En estos días, se plantea una fuerte crisis exclusivamente política, por el pasaje de la Presidencia Pro Témpore de Uruguay a Venezuela.

Analicemos algunas cifras positivas. En los últimos 20 años el comercio mundial se multiplica por 5, mientras que el del AlbertoCouriel1Mercosur se multiplica por 11. Para Uruguay, Brasil ha sido tradicionalmente el primer comprador de bienes y Argentina el primer comprador de servicios. Los países de la región exportan básicamente recursos naturales, con bajo valor agregado y de contenido tecnológico y débil participación en las cadenas de valor. Sin embargo, en las exportaciones regionales predominan las colocaciones de la industria manufacturera.

Las exportaciones de productos manufacturados de Brasil a la región alcanzan al 84% del total. Para Uruguay, las exportaciones a los países del Mercosur registran 70% en productos manufacturados; del total de las exportaciones de Uruguay a la Argentina los productos manufacturados alcanzan al 90%. Entre los años 2005 y 2012 las exportaciones de Uruguay crecieron al 16% acumulativo anual, con mucha influencia de los altos precios internacionales, y el primer comprador durante todo este período siempre fue Brasil. Estas cifras muestran con total nitidez que el Mercosur no es un tema menor para un país pequeño como el Uruguay. Hay crisis política pero económicamente sigue siendo muy relevante.

Además el Mercosur presenta enormes potencialidades. Es el granero del mundo, donde se produce el 48 % de la producción mundial de soja, el 31% de la producción de carne, hay elevadas reservas petrolíferas y muy altas reservas de agua, rubro que va a ser muy escaso en el futuro próximo. Hay potencialidades para realizar inversiones de infraestructura, donde hay importantes déficits, que mejorarían sensiblemente las relaciones comerciales. Hay también posibilidades de avances en la integración financiera, para no depender de préstamos del FMI con condicionalidades negativas para los países. Hay posibilidades de acciones comunes en materia de investigación científica y tecnológica, en educación para futuros procesos de cambio tecnológico e innovación.

Pero lo más relevante es avanzar en la complementariedad productiva. El mundo actual es el mundo del conocimiento, el mundo de las innovaciones, donde los países centrales exportan rubros de alta y media tecnología. Los países del Mercosur tienen que incorporarse a participar en cadenas de valor, pero no sólo en las etapas primarias como en la actualidad, sino también en rubros agroindustriales, manufactureros y de servicios donde puedan jugar en etapas de incorporación de valor agregado y de contenido tecnológico. Este es el tema central para el futuro del país, para el de la integración, para la formulación de una estrategia de desarrollo.

Estos países van a seguir exportando recursos naturales, a las que deberían aumentar su valor agregado, su contenido tecnológico y mayores avances en la colocación de insumos para tener mejoras hacia atrás y hacia adelante. Si no se avanza en nuevas cadenas de valor regionales e internacionales, las posibilidades de atender los temas del empleo productivo, de la igualdad se verán con muchas dificultades. Estas cadenas de valor parten de procesos en diversos países, por lo que el proceso de integración es vital, es central para que puedan desarrollarse. Esta es la máxima carencia del actual proceso de integración, que deberá atenderse en el futuro. Sin complementariedad productiva y avances en la participación en cadenas de valor para avanzar con valor agregado y contenido tecnológico, la integración tiene límites.

Pero sin integración no hay desarrollo, no hay posibilidades de avances hacia la igualdad, lo que requiere cambios en la estructura de las exportaciones y por lo tanto en la estructura productiva. Para ello es indispensable avanzar en pensamiento estratégico. Por esto es que hay que salvar a la integración.

Los acuerdos comerciales no son ni malos ni buenos. Hay que realizarlos para que nos permitan exportar valor agregado y contenido tecnológico y no solo recurso naturales. Y para que no me limiten la acción del Estado para regulaciones indispensables, para promociones centrales, para garantizar la estrategia de desarrollo y los avances de la igualdad. Los acuerdos comerciales liderados por las grandes potencias en la actualidad, me limitan ambas posibilidades. Las de exportar con más contenido tecnológico y las de mayor intervención del estado.

Para las futuras negociaciones es indispensable alcanzar el mayor poder de negociación posible, porque las negociaciones con China y con EE UU serán fundamentales. Para ello la integración y la unidad regional son centrales. Por todo esto no aceptamos las expresiones del Ministro de Economía que declara “Si los países no buscan el camino para salir de la región el Mercosur estará perdido para siempre”. Hay necesariamente que salvarlo. ¿Cuánto debate pendiente en el Uruguay, en la izquierda, en el FA?

 

Por Alberto Couriel
Economista y ex senador

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