Corría mayo de 1996 cuando se conoció una entrevista al doctor Jorge Batlle, publicada en la revista digital Contratapa (prima hermana de La ONDA). En ella el actual Presidente de la República lanzó sus primeras ideas sobre sobre las nuevas formas de la información y su postura ante los monopolios. Al Estado lo definió como «el mal mínimo necesario». Incluso llegó a hablar de la necesidad de legalizar a las radios comunitarias o «piratas». El diálogo fue con Raúl Legnani, periodista y cofundador de La ONDA. “Por tener total actualidad, la compartimos con nuestros lectores” decíamos al publicarlo en el Nº 3 del 15 de marzo del año 2000 y repetimos hoy al volver a publicarlo.
-Doctor Batlle, hoy se habla de la globalización de la economía, la aldea global, los cambios…
– La aldea global ya es vieja.
– Es verdad.
– Me acuerdo de Hebert Marshall McLuhan y tiene más de 30 años. Ahí aprendí que fue Napoleón el que organizó el tráfico en las carreteras. Uno para un lado y otro para otro, antes se confundían.
– Con Internet y todos los últimos fenómenos comunicacionales, ¿el hombre es más libre?
– Yo creo que sí, aunque ya hay fenómenos como el caso de los alcohólicos anónimos. Hay gente que trata de recibir auxilio para superar la adicción a Internet.
– Hay patologías nuevas.
– El hombre es más libre, pero al mismo tiempo más solitario. La libertad supone, en Internet, el acceso a una información universal y a poder penetrar en casi todos los rincones de las formas del ser y del hacer. Pero al mismo tiempo es más solo. Aunque las formas del diálogo se pueden hacer con la escritura y el pensamiento del otro, no sé cuánto tiempo necesitará el ser humano para cambiar la conformación y su disposición al sentimiento de estar con otro. Hay necesidad de estar con otro, para poder coincidir o hasta discrepar con el otro. Pero el otro, que es Internet- esa «otredad» a la que Octavio Paz hace tanta referencia-, se nos transforma en nosotros. He visto al hijo de un amigo mío, muy inteligente, tratar a la máquina como si fuera un ser querido.
– También algunos hombres tratan al auto como un ser querido. Yo he visto a muchos lavar el auto como acariciando a una mujer…
– Yo nunca he lavado un auto, pero he acariciado mujeres (se ríe).
– Pero eso lo ha visto.
– Pero nunca he lavado un auto, porque es para servirme a mí y no yo para servir al auto. Pero además yo tengo uno que no merece ser lavado (nuevas risas). Pienso que Internet es un cambio fundamental en un sin número de cosas; yo no soy quien para decir cuántas cosas van a cambiar porque no hago estudios de eso, no tengo estudios para eso. Yo soy un bicho político. Pero siento que con Internet puedo navegar por el mundo.
– Con Internet, ¿no hay un retorno a la lectura y a la escritura?
– Por supuesto. Perdemos el olfato y el tacto, pero por supuesto que hay lectura. La información se da a través de lectura, pero las visiones que Internet nos da y nos va a dar, esas visiones en distintas dimensiones, ese mundo virtual, es una forma de lectura. La construcción a través de imágenes del pensamiento, también es una forma de lectura. La lectura no es solamente el aprender a través de letras yuxtapuestas, la lectura no se da solamente en las letras. El que escucha música tiene una lectura y el que ve un paisaje tiene una lectura.
– ¿Estos cambios cuestionan los monopolios y los Estados?
– Por supuesto que cuestionan los monopolios a nivel nacional, cuestionan todas las formas de monopolio. Hay cosas más importantes que los monopolios que están en cuestión. En primer lugar, lo más importante, a pesar de que se puede pensar que es un atrevimiento de mi parte, se cuestiona el Estado -Nación. No el de Uruguay, todos los Estados- Nación.
Así como el soldado aquel que quería encontrarse con el otro soldado de la otra trinchera, para preguntarle quienes eran los vivos que hicieron la guerra, aquí empieza a haber una conexión personal del mundo con el mundo a través de las personas. Va a haber un idioma universal, no sé cuál será. Nos vamos a comunicar de alguna forma para entendernos todos.
«Y ESTO ES EL
COMIENZO»
– Así que están en cuestión los Estados-Nación, ¿también los organismos internacionales?
– Está todo en cuestión. En la medida que yo tenga más acceso a más lugares desde donde estoy y sin salir de donde estoy, porque tengo un ojo en el mundo que me transporta en el tiempo y en el espacio los valores del espacio y del tiempo habrán cambiado totalmente.
– De acuerdo.
– Habrá otros espacios y otros tiempos, por lo tanto, soy a la vez centro y no centro. Soy centro porque soy el centro de todas las visiones y de todas las capacidades potenciales que tengo a mi alcance y no soy el centro porque soy también el receptor posible de todas las demás. Esto es algo que va a cambiar y a revolucionar el mundo de las instituciones: los llamados modelos ideológicos de conductas globales o sectoriales. Esto va a cambiar las formas de relacionamiento de las personas, la forma de vida, nuestras amistades. Me voy a hacer amigo de una persona a la que seguramente no conoceré jamás. Y esto es el comienzo. La verdad que no sé cómo será ese mundo, no sé a dónde vamos por este camino. Sé que por Internet voy a estar más próximo de aquel otro, que puede no estar detrás de la pared de mi cuarto.
– Hay otro tema. Se asegura que en EEUU hay 18 millones de personas que trabajan con las computadoras desde sus casas. ¿Este es otro aspecto de la globalización?
– Es otro aspecto de la cosa. Me estaba refiriendo, con filosofía barata y de café, a qué le va a pasar al ser humano como tal, adentro de él. Se va a transformar en un ser mucho más libre, va a poder acceder y cotejar todas las informaciones a su alcance que hoy no las tiene, va a poder disponer de conocimientos a los cuales hoy no tiene acceso, va a ser capaz de desarrollar todas sus potencialidades y va sentirse integrado a un mundo que no va a ser solamente el cual vive, sino otro de mayor área. En lo que está el individuo, va a ser mundial. Y por ser mundial no se va a sentir totalmente atado al lugar a dónde esté. Internet me permite estar en un lugar y en todos los lugares, al mismo tiempo y a la vez. Por lo tanto, estoy destrozando al tiempo y al espacio, de una manera completamente distinta. Me voy a sentir mucho más ajeno al entorno al cual he nacido, que al mundo al cual estoy comenzando a acceder. Me estoy creando un mundo nuevo, estoy formando parte de una nacionalidad nueva, como si formara parte de una religión nueva, de un Estado nuevo, de una nacionalidad nueva sin pasaporte y sin aduana.
– ¿Le da miedo eso?
– No, al contrario. Me parece fantástico.
– ¿Por qué los políticos uruguayos no le hablan de estas cosas a su gente?
– No lo sé, el político tiene que hablar en cada circunstancia de lo que cree que debe que hablar. Yo más de una vez he hablado de Internet.
– Por eso lo estoy entrevistando.
– Gracias. He hablado más de una vez, aunque tengo todos los defectos de todos los tipos de mi edad. No sé manejar los aparatos. Era experto en fonógrafo y en la púa. Soy testigo de la primera grabación que se hizo acá de un disco utilizando la Electroluz de mi madre y una vitrola antigua que teníamos en casa.
Le tengo a Internet el mismo temor que le tenía al ajedrez. Cuando era chico, con mi hermano Luis comenzamos a jugar y nos propusimos ingresar al Club «Caballo 3, Alfil…», pero después dijimos que no porque nos íbamos a enloquecer (otra carcajada).
Siento que estamos ante la apertura de un mundo nuevo para toda la humanidad y para la gente más joven que está cada día más capacitada para vivir en ese mundo. El transcurrir del tiempo consolida las imágenes del pasado. Yo he tratado de desprenderme de eso, he sido bastante heterodoxo, pero considero que este mecanismo de Internet que recién comienza y que yo tanto lo reclamo y que tanto me enojé contra la Antel porque no daba libertad para esto, porque sentí que era una forma de darle libertad a la gente joven del Uruguay.
Hay cosas que cuestan en la vida, pero que inclusive los hombres grandes la hacen. Yo estoy plantando verdura y tengo una experiencia formidable. Convencí a un hombre grande que era bueno cortar el monte de pera que había plantado su padre.
– Era dura, esa.
– Era dura. Lo convencí. El mismo empuñó la máquina de aserrar. Estamos calculando a cuanto vamos a vender la madera, para poder pagar algunas cuentas. Y qué pera fantástica, de mucho mejor densidad vamos a poder plantar en el mismo lugar. Ese salto se da cuando se junta la racionalidad con la necesidad, pero siempre supone temor a lo que no se ve, cuando el temor va unido a la limitación del tiempo. Si yo le hubiera dicho a ese hombre que los dos tenemos 30 años más de vida, hubiera sido más fácil cortar las peras. A determinada edad la gente elogia la existencia de estas cosas, pero no está dispuesta a entrar en ellas. Es un instinto de conservación que se explica, pero no hay padre que no quiera que su hijo está dentro de esto. Yo siento lo mismo que ellos. Las nuevas generaciones, montadas en este mecanismo, van a sortear las dificultades que hoy tienen los uruguayos por resolver. El Estado no resuelve más el problema de los uruguayos, los sistemas que hemos adoptado tampoco los resuelven más. Esos grandes temas los van a resolver los uruguayos.
Todos los sistemas, todas las ideologías, todas las religiones, todas las cuestiones terminan en el homo sapiens, en uno que va con el destornillador en la mano a atornillar o a destornillar. Termina en el hombre que crea, en el hombre que hace, en el que tiene una imaginación abierta.
Internet le genera al individuo otra dimensión, le mete en el alma otra dimensión de las cosas. Yo no sé en qué va a terminar, porque no tengo una capacidad intelectual suficiente para delimitar en ese mundo en expansión. Esto es como el Big Bang. ¿Cuál es el espacio antes del espacio, el tiempo antes del tiempo? Admitamos que el Universo empezó en el Big Bang, pero se expande todos los días. Aquí a la gente la estamos lanzando a viajar en el espacio (levanta sus dos tremendos brazos), como aquellos comics en que el tipo ponía la máquina del tiempo e iba para atrás. Acá estamos en esa máquina, estamos en el espacio, y por tanto no estamos más atados a las fronteras, ni atados por el Estado, ni por el pasaporte, ni por el idioma, ni por la cédula de identidad, ni por la vacuna contra la malaria. El tipo es un ser de otra galaxia.
«Esto es más que Gutemberg»
-Usted no es marxista, pero leyó a Marx.
– Perdóneme, Marx fue el que me explicó mejor que nadie la revolución industrial. Pero Marx leyó a David Ricardo.
– Pero Marx habló de la sociedad de los productores libres, al definir la sociedad del futuro. ¿No estaremos próximo a eso cuando podemos acceder en forma relativamente barata a nuevos medios de producción como las computadoras? ¿Es otra utopía?
– Marx fue, básicamente, un gran utópico. Describió con acierto el pasado, pero se hizo a sí mismo el bocho con respecto a la inexorabilidad del porvenir y eso evidentemente no le funcionó (hace un gesto de desagrado con la boca). Eso debe haber ocurrido porque estaba influido por la sociedad industrial inglesa tan terrible. No se dio cuenta que para que la plusvalía realmente existiese tenía que haber un tipo que comprara. El tipo se quedaba con la plusvalía de todo y estaba todo en el estante y se fundía. Para que el tipo comprara en el proceso industrial tenía que haber un aumento de la capacidad de compra de la gente, de los miles y miles. Es decir que la máquina que él había descubierto que existía, la forma que tenía para no destruirse exigía un grupo de tipos que compraran y para comprar tenían que tener guita.
No me parece que vaya a haber una sociedad de trabajadores libres. No se olvide que en este planeta hay otro problema: cada diez años estamos creciendo 1600 millones de habitantes. Ojo al gol, este es el tema más importante que tenemos que afrontar.
Si usted impide, como hacen los chinos, de que se pueda tener más de un nene lo que hace es envejecer a la sociedad. Si hace como el Corán que está todo preñado- la gata, la perra, todo el mundo- no tiene dónde vivir. La alimentación es un problema muy grave, es otro negocio.
En el caso concreto de lo que estamos hablando, pienso que debe haber organizaciones o estructuras para poder convivir en sociedad. Por supuesto que, en un marco de mayor libertad, donde la función del Estado va a ser completamente distinta, como una especie de «mal mínimo necesario», mientras que hoy estamos totalmente dependientes de esa cosa.
Con Internet cambian las categorías del tiempo y del espacio. Mi espacio es donde yo vivo: yo nací acá, soy de esta cultura, me gusta el dulce de leche, el pan con grasa, el dulce de membrillo, el queso, no me gustan los postres chinos, los huevos de hormiga, porque soy de acá, por eso tengo miedo a otras culturas, a otros colores, a otras lenguas, a otros idiomas, a otras naciones; no los descubro, mis reacciones son por temor, no me abro, no se abren (sus palabras se suceden como una cascada), no me encuentro, tengo el pasaporte, tengo marcas líquidas, mi señal de origen, de acá. Internet termina con este negocio porque me contacta con el chino. Esto es un cambio imponente, es el más grande que ha tenido la humanidad no sé en cuanto tiempo. Esto es más que Gutemberg, es Gutemberg multiplicado a la enésima potencia. Esto es el comienzo, no sé cuál es el futuro de esto. Yo puedo ir con el mundo bajo el brazo. Ja,já… soy el dueño del mundo, no soy un apátrida, formo parte de otra patria. Para mí la información es libertad.
– Si la información es libertad, ¿qué hacemos con las radios «piratas»?
– Muy sencillo. Una persona está transmitiendo con 50 wats en la antena, se hace lo mismo que se hizo con los quinieleros clandestinos: se oficializaron. Que paguen los impuestos y chau, si el aire es libre. ¿Acaso los de Internet no tienen mucha más audiencia que algunas radios de AM? Que se legalicen. Preservar la libertad va a ser una de las mayores tareas.
LOS CENTROS DE ESTUDIOS DE CIUDAD DE LA COSTA CONECTADOS A INTERNET
Como un primer eslabón en un plan que se ha anunciado que en 2 años se completará, el Dr. Jorge Batlle inauguró la comunidad virtual – red para la educación.
El lugar elegido como cabeza de esa futura red es la Ciudad de la Costa –escuela Técnica de Solymar norte. En la concreción de ésta obra participó el CODICEN con la colaboración de la empresa Microsoft.
La Red Académica involucra casas de estudios primarios, secundarios y terciarios de la Costa de Oro, sumando 48 centros de estudio que involucran unos 24.000 estudiantes y 645 docentes. La conexión a Internet se realizará por intermedio de 2 servidores instalados en el Centro Docente Sur y el Instituto Normal de la Costa.
Los técnicos que participaron en la concreción e instalación de los equipos se manifestaron preocupados porque el servicio no podrá funcionar a plenitud hasta que Antel concrete la “ampliación del ancho de banda”.
El Dr. Batlle reiteró la necesidad que además del dominio de los idiomas español e inglés, los uruguayos dominen plenamente la informática.
El presidente de la República desde el mismo 1º de marzo ha reiterado que el manejo pleno de las computadoras es un requisito fundamental para considerarse alfabetizado. Las autoridades de gobierno y del CODICEN insisten que éstos planes en los centros de estudio deben “complementar y no sustituir” la educación formal y curricular.
Del 4 Mayo de 2000 La ONDA digital Nº 6
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