Me desperté con la noticia que Fidel se había muerto. Un hecho que parecía imposible pero que nos recuerda la dimensión humana que nos comprende, aunque algunos -como Fidel- alcanzan una dimensión mayor que otros que han pasado sin dejar huella. Se enfrentó a un imperio y fue una cuña en medio de una América que pudo liberarse derrocando una dictadura y frustró el intento invasor en la Bahía de Cochinos. Se fue “el Caballo”, alguien que se había olvidado de morir, se lo va a extrañar…
Wilson vuelve
Era el año 1982, había ingresado a la Facultad de Derecho sorteando el examen de ingreso siendo parte de unos 700 privilegiados cupos de aquellos más de 1700 inscriptos. Todavía recuerdo las palabras de un portero (en aquellos años los porteros eran casi todos “tiras”) en el teatro Brusa donde hacíamos las pruebas diciéndonos; “¿saben cual es la contra de ustedes?… 1000!!!”
Con mi amigo y hermano Julio, lo puteamos para nuestros adentros y entramos a dar las pruebas. No se podía ser tan hijo de puta de darnos ese aliento a minutos de iniciar una prueba. Pero al final vencimos aquella contra con el resultado final que Julio se recibió de abogado y yo solo llegué a Procurador. Pero la historia venía a cuento porque una de las primeras imágenes que recuerdo -ya en la facultad- fue ver en uno de los bancos de madera de un salón de clase una frase muy popularizada entonces, término de la dictadura, que decía: “Wilson vuelve!!” y a la que alguien le había agregado: “sí, en el año 2000!!!”.
En el 2000!!! parecía tan lejano entonces, con apenas 18 años no pude menos que coincidir con aquella ocurrencia. Sin embargo no solo Wilson volvió (mucho antes que aquel 2000 tan lejano), sino que ese 2000 llegó y nos pasó por arriba casi sin darnos cuenta.
Todo llega
La reina madre cumplía 90 años, cumplía 95, cumplía 100 hasta que se murió a los 101 años. La noticia no era su larga vida, sino que “se había olvidado de morir”, me decía un compañero de trabajo y festejaba su chiste.
A Fidel lo intentaron matar muchas veces, era la piedra en el zapato del imperio norteamericano y enemigo acérrimo de la CIA que lo intentó en más de una ocasión. Pero “la suerte” -inteligencia cubana- siempre estuvo un paso adelante para defenderle. Muchos le critican la permanencia en el poder como una de las principales razones que calificaban a su régimen de dictatorial. Siempre me costó creer que los cubanos -capaces de enfrentar a un país poderoso como EEUU- no pudieran derrocarlo y en su lugar lo mantuvieran en el poder. Más de 50 años de bloqueo debió soportar -y soportó- la isla, donde muchos visitantes destacaban la falta de insumos propios de nuestras latitudes en las que nos colonizaron a consumo y más consumo. Imposible comparar situaciones, imposible.
Vivió hasta ver a su Cuba más libre y en un proceso de finalización de su aislamiento y bloqueo con el país del norte. Pero también se muere con la incertidumbre de no poder ver qué pasará ahora con ese acuerdo alcanzado con Obama, ante el triunfo de Trump que está en las antípodas de aquel.
«Llamó» el Comandante y mandó a parar
Un amigo mío es Ingeniero Químico, en ocasión de estar en su Facultad narró una experiencia que tuvo con un estudiante cubano que pudo conocer en ocasión de su profesión. Este cubano era uno de los encargados del laboratorio en una universidad en Cuba donde llegaría un equipo de última generación prometido por Fidel. Preocupado siempre por los temas vinculados con la salud y la educación, había hecho las gestiones por la llegada de ese equipo. El equipo llegó al centro y lo estaban instalando cuando sonó el teléfono en el laboratorio. Este estudiante levantó el tubo y se paralizó al oir al otro lado de la línea la voz de Fidel que preguntaba si había llegado el equipo y si ya estaba instalado. Ese era Fidel Castro, un hombre comprometido hasta en esos detalles, donde poco o nada le importaba la investidura y mucho menos, delegar en otros lo que podía y quería hacer él mismo.
Se murió el Comandante, se apagó la llama de la revolución en su baqueteado cuerpo que no resistió más tanto golpe. Lo que no pudo la CIA lo logró la biología, pero hay algo que no pudieron ni podrán quitarle al pueblo cubano, y es el legado de una vida dedicada a la liberación y el socialismo.
Hoy Cuba es pionera en el mundo en materia de salud, y hasta la isla acuden muchos a recibir tratamientos. Miles de uruguayos le debemos mucho a esa pequeña porción de tierra rodeada de mar, una porción de tierra a la que le enquistaron una base militar que es vestigio de humillación sin condenas por falta de pruebas de cientos que aún permanecen en ella.
Los médicos cubanos le devolvieron la visión a miles de uruguayos y la tarea continúa. Ya nadie habla de los mercenarios criollos que lucraban con la ceguera de nuestra gente, pero seguramente muchos de ellos hoy celebran esta muerte. Como los cubanos de Miami que salieron a las calles a celebrar también. Allá ellos que celebran muertes, prefiero celebrar vidas y cuando toca irse, quedarnos con lo mejor de esas vidas haciendo que su pasaje terrenal tuviera trascendencia, y Fidel fue una de ellas.
Y como me escribió una compañera: “se murió Fidel, se fue una parte de la historia de América, el inspirador de nuestro pensar, de nuestro sentir. No lo mataron, se murió de Revolución…”
el hombre dejó correr una lágrima,
el perro ladró un saludo en homenaje…
Por Julio Fernando Gil Díaz
“El Perro Gil”
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