La victoria, Tabaré y el pulso del pescador

Estamos recorriendo el camino constitucional para elegir el nuevo Presidente de la República. Este domingo que pasó se cumplió una etapa, donde aspectos sustanciales fueron aprobados por la ciudadanía.

En primer término quedó confirmado que en primera vuelta el Frente Amplio es, por cuarta vez y consecutivamente la primera fuerza política del país. Algo que no es muy común en países con sistemas políticos sólidos.

Se abrió, a la vez, el camino a una segunda vuelta (balotaje), porque a la coalición de izquierda le faltaron 51 mil votos para confirmar, en primera vuelta que Tabaré Vázquez es por segunda vez el Presidente de la República.

Cuando faltan algunos circuitos para computar se puede afirmar que el FA obtuvo el 47,83, el PN 30,96 %, el PC 12,96%, el PI 3,07% y la UP el 1,1%.

También es de destacar que el Frente Amplio alcanzó la mayoría parlamentaria por tercera vez consecutiva.

Ya en el marco de otras consideraciones, pero de carácter político, el FA logró ser la primera fuerza en 14 departamentos, sorprendiendo a los analistas más atentos en la medida que triunfó en departamentos de larga tradición blanca y colorada, como son Cerro Largo y San José (blancos) y Rivera (colorado).

En la zona metropolitana- Montevideo, Canelones y San José – la coalición de izquierda también resultó ser la mayoría con el 52,41%.

La vuelta del pescador
Hace ya unos años hablé el pulso del pescador, en clara referencia al doctor Tabaré Vázquez, Con esa idea quise demostrar que es un dirigente político con mucha fineza para actuar y para elegir los momentos de una batalla política.

Hoy lo vuelvo a repetir y a sostener, porque no cabe la menor duda que hizo una gran apuesta al interior del país en el momento de definir los escenarios de la campaña electoral, recibiendo observaciones de sus más estrechos colaboradores y de este periodista.

Vázquez tuvo una primera etapa de recorrida por el interior que la llamó “pueblo a pueblo”. Una vez culminada se fue a pescar y allí volvió a reafirmar que el interior era su prioridad, pero hizo una corrección: no abandonó Montevideo. Fue así que entró y salió de la capital.

Su otra gran apuesta fue no haber entrado en la trampa de aceptar debatir con Luis Lacalle Pou, en tanto era jerarquizar al adversario y exponerse a un debate que podía salirse de los carriles de la reflexión. Su prioridad fue el diálogo con las gente, el cara a cara.

Ahora viene la última batalla y habrá que ver cual es su propuesta estratégica, pero siempre desde la sensibilidad del pulso del pescador, sabiendo que nadie es infalible y que hasta el más modesto pescador tiene que tener el oído en el viento, los ojos en las corrientes de agua y la opinión de quienes lo acompañan.

Por Raúl Legnani
Periodista y maestro uruguayo
Urumex80@gmail.com

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