El pesimismo de la inteligencia

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Se nos ha vuelto costumbre en materia futbolística, que a la selección uruguaya le hacen un gol sobre la hora, como pasó hace pocos días con Costa Rica. Incluso a Peñarol le ocurrió algo peor: perdió por un gol de Recoba pasada la hora.

Este es un buen ejemplo de como se puede perder en la vida, por un exceso de confianza. Y no solo en el fútbol, sino que la experiencia es válida para posibles escenarios políticos.

El Frente Amplio llegó a las elecciones con una fuerte depresión, pero como ganó en el primer tiempo (primera vuelta) ahora vive un exceso de confianza y de alegría rumbo al triunfo en el balotaje.

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Este nuevo estado anímico pleno de satisfacción por haber logrado las mayorías parlamentarias, puede conducir a los frenteamplistas a bajar los brazos y no asegurar la victoria que está a la vuelta de la esquina.

El desafío, entonces, es continuar con la alegría, pero a la vez la dirigencia del FA tiene la responsabilidad de organizar a sus militantes para ganar cabeza a cabeza a nuevos ciudadanos para ganar la Presidencia de la República.

En este fin de semana hubo señales importantes de la reactivación militante, tanto en Montevideo como en diferentes puntos del interior del país.

Ahora lo que corresponde es que esas nuevas energías se prolonguen en el tiempo hasta el mismo día de las elecciones. El asunto es llegar al día de las elecciones con alegría expresada masivamente, pero también con un alto nivel de organización para ser más eficientes,

Si eso se logra los dos viejos partidos tradicionales van a llegar agotados a las urnas, sin haber creado un clima político a su favor. Hoy el Partido Colorado está golpeado por sus propias tensiones internas, mientras que el Partido Nacional se quedó sin estrategia electoral, rodeado de su gente que ya ve perdida la batalla.

Mientras el doctor Tabaqré Vázquez se sigue mostrando como un presidente de diálogo, cosa que no ocurre con Lacalle Pou y mucho menos con Jorge Larrañaga que se muestra como un candidato que busca morder el adversario.

Ante este panorama no cabe otra idea que saber detectar a los indecisos, para ir a conversar con ellos. No son muchos, es cierto, pero pueden decidir. Lo otro que hay que asegurar es la presencia, el día de las elecciones, de los uruguayos radicados en el exterior.

Para cerrar estas reflexiones, lo mejor es recordar al italiano Antonio Gramsci cuando hablaba del “Pesimismo de la inteligencia, del optimismo de la voluntad”.

Las grandes obras humanas necesitan de un gran optimismo de la voluntad, pero también un pesimismo de la inteligencia. Estos dos ingredientes permiten superar todo intento de volverse pizarreros, si hablamos en términos futbolísticos.

Hoy FA en el segundo tiempo, el resultado le es favorable, está ganado en el segundo tiempo, pero el partido no terminó, aunque las tribunas viven su fiesta a pesar de que el equipo contrario no se entrega, sino que por el contrario no deja de atacar.

Por Raúl Legnani
Periodista y maestro uruguayo

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