¿El camino está trazado?

“Nunca vayas por el camino trazado porque
conduce hacia donde otros han ido ya”.
(Alexander Graham Bell)

En política los caminos son diversos y siempre se hace camino al andar porque las soluciones a los problemas existentes en las sociedades son tan diversas como individuos hay en ellas.

La diferencia está siempre en quiénes son los que proponen las ideas para cambiar un colectivo social.

¿Qué pasa en nuestro país?

Las visiones, obviamente, son múltiples. Desde un país corrompido por el consumismo, la violencia y la droga hasta un país con crecimiento sostenido que ha sido reconocido a nivel internacional por muchos países y por organismos internacionales.

Evídentemente los ideales marcan una manera de hacer política y hoy ha cambiado. El camino está trazado en una dirección, la del neoliberalismo, la de aplicar mano dura a quienes se violentan. ¿Pero es, realmente, así? O es simplemente para los más desprotegidos, para aquellos que por el lugar donde nacieron no tienen tantas oportunidades como el que nació en un barrio de alcurnia. Porque también los hay de esos también, que son violentos, que roban, que matan, pero “esos” tienen coronita y no van al Comcar, tienen prisión domiciliaria o van a la cárcel de Juan Soler o a alguna del interior donde la cosa es más tranquila. Esas diferencias societarias siguen profundizando y marcando cada vez más las grietas.

A mi criterio la violencia generada por el consumismo, por las drogas no se soluciona dando palos y reprimiendo, no se soluciona asustando, no se soluciona con el miedo.  Se soluciona con más y mejor educación, se soluciona con una educación de calidad, se soluciona con educación en valores, en ser responsables en el trabajo, revalorizar la familia como base de la sociedad, inculcando el valor de ser mejores personas cada día, por el respeto por el otro, por defender la vida del otro como un baluarte, por la honestidad y coherencia en el pensamiento y el accionar.

A veces pareciera que vivimos en países diferentes dentro de un mismo país. En Montevideo ocurren cosas tan horribles, aberrantes, impropias de una ciudad que se jacta de ser amigable al turista, generosa, tranquila.  Claro en comparación con otros países de América Latina, sí lo es.

En Colonia Valdense, donde vivo con mis hijas desde hace ya 8 años y medio, la cultura de la sociedad es tan distinta. Aquí se prioriza la solidaridad, la comunión entre las instituciones existentes en la ciudad, la integración de la comunidad, a pesar que ya habemos muchos que no pertenecemos, en origen, a quienes tuvieron el valor de construir una ciudad con estas características: los valdenses.  ¿Que si hay robos? Sí, los hay, pero no en la magnitud de otras ciudades. ¿Cuál es el secreto? Quizá sea el orden, las tradiciones tan bien arraigadas y transmitidas de generación en generación, la igualdad de derechos, la fraternidad, la existencia de una escuela en donde el hijo de un peón se sienta al lado del hijo de un arquitecto y aprenden lo mismo y que es cuidada por padres que se esfuerzan en que así sea para que sus hijos asistan a una escuela limpia, y donde no se falta el respeto por el rol del docente. Lo mismo ocurre en el Liceo Daniel Armand Ugón (el primero del interior del país, con más de 130 años), donde los alumnos de 6to año le dan la bienvenida a los de primero en su primer día de clases en un ambiente de calidez natural, invitándolos a recorrer las instalaciones del Liceo y conocer a sus futuros docentes y al personal que trabaja en él.

Ojalá todas estas cosas se replicaran en todos los rincones de nuestro querido país. No debe ser tan complicado. No debe ser tan complicado tender una mano y ayudar al otro.  No debe ser tan complicado transmitir valores, esos valores que nos enseñaron nuestros padres a nosotros y que retransmito a mis hijas, no debe ser tan complicado transmitir más y mejor conocimiento, compartirlo. No debe ser tan complicado ser “más solidario”.

Creo que el camino está trazado para cambiar esta sociedad maltrecha porque habemos muchos y muchas que queremos trabajar para lograr ese cometido sin tanto miedo, sin tanto susto, sin tanto palo.

Por Lic. Daniela Yelpo
Licenciada en Relaciones Internacionales.

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