Una hermosa idea que no dio frutos. Así fue como el investigador de la Universidad de Duke, Gavin Yamey describió a la prestigiosa revista científica The Lancet el resultado del proyecto para abastecer de vacunas contra la Covid 19 a todo el mundo.
«Los países ricos se comportaron peor que en las peores pesadillas de cualquier persona», dijo Yamey, quien trabajó en el diseño del proyecto Covax, una iniciativa liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La idea era distribuir dos mil millones de dosis de vacunas a fines del 2021, asegurando el suministro a todos los países, tuvieran o no dinero para pagarlas. Para eso, las naciones que dispusieran de mayores recursos debían destinar dinero o vacunas a un fondo destinado a países que no pudieran pagarlas.
El problema, según The Lancet, comenzó cuando los países más ricos comenzaron a negociar acuerdos bilaterales con las farmacéuticas para asegurarse los suministros de vacunas.
“Hoy diez países han administrado 75% de todas las vacunas de Covid-19, pero, en países pobres, los trabajadores de salud y la gente con condiciones de riesgo no tienen acceso”, dijo el secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres. Covax repartió más de 72 millones de dosis a 125 países. Pero esto es mucho menos que los 172 millones que debería haber repartido. De los 2,1 mil millones de dosis administradas en todo el mundo, Covax fue responsable de menos del 4%, agregó Guterres.
En la reunión del G-7 celebrada en Cornwall, Inglaterra, a mediados de mes, con la presencia del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, los participantes acordaron suministrar mil millones de dosis de la vacuna al proyecto Covax, ya sea entregándole excedentes acumulados en sus propios países o destinándole mayores recursos financieros.
Pero el comunicado final de la reunión –que agrupa a los siete países más desarrollados– no especificó el compromiso de cada país, ni puso fechas a esos compromisos.
Como dijo la OMS, el G-7 tenía que haber asegurado el suministro de 11 mil millones de vacunas, no de mil millones. Nunca, en la historia del G-7, ha habido una distancia tan grande entre lo que deciden y lo que el mundo necesita, dijo Max Lawson, encargado de las políticas de desigualdad en la organización británica Oxfam. No necesitamos esperar la evaluación de la historia para saber que esa cumbre fue un colosal fracaso, afirmó.
Algo similar aseguró el exprimer ministro británico, Gordon Brown, para quien la cumbre resultó también un gran fracaso, muy distante de las promesas del primer ministro Boris Johnson de vacunar el mundo.
Plata para bancos, no para vacunas
Entre marzo del año pasado y junio de este año, en un año y cuatro meses, los bancos centrales de los países del G-7 imprimieron y entregaron a los bancos nueve millones de millones de dólares.
Para vacunar a todo el mundo, con dos dosis si necesario, a los precios actuales de las vacunas, se necesitarían 39 mil millones de dólares, de acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI). Un pequeño cambio de destino del dinero que podría haber salvado a la humanidad de la Covid 19, dijo el exministro de Economía griego Yanis Varoufakis, en una cumbre virtual de cuatro días, organizada por la Internacional Progresista (IP) a mediados de junio, sobre el problema del suministro de vacunas en el mundo.
Iniciativa del senador norteamericano Bernie Sanders y de Varoufakis, la Internacional Progresista ha venido promoviendo debates sobre las alternativas a las actuales políticas en temas claves para la humanidad. En este caso una alternativa para un sistema que ha permitido concentrar las vacunas existentes contra la Covid 19 en los países de altos ingresos.
El G-7 se comprometió a donar 600 millones de vacunas, dijo la exministra de Salud de Ecuador en los gobiernos de Rafael Correa, Carina Vance. Pero solo la población de los países de bajos ingresos y de ingresos medios bajos es de 3,5 mil millones de personas. Si estamos hablando de vacunas que exigen dos dosis, solo ahí se necesitarían siete mil millones de dosis.
La cumbre de la IP buscaba crear una plataforma integrada por países del sur que tienen ya una gran capacidad de producir vacunas, que están a punto de validar proyectos de vacunas ya muy desarrollados, como el caso de Cuba y que podrían, en plazos relativamente cortos, producirlas y distribuirlas masivamente.
El número de muertes por Covid 19 se reparte muy desigualmente por todo el mundo. Achal Prabhala, coordinador del proyecto AccessIBSA, que promueve el acceso barato a las medicinas, miembro de la Shuttleworth Fundation de Bangalore, India, recordó que, desde el mes pasado, el 85% de las muertes por Covid 19 ocurren en los países de bajos ingresos y de ingresos medios. Las muertes en los países ricos representan apenas 15% del total.
En la India están muriendo como resultado de un sistema de salud que no está en capacidad de atender a la población. Pero que tampoco lo ha estado nunca, agregó.
Las vacunas prometidas por el G-7 solo llegarán a fin de año, o a principios del próximo, recordó Prabhala. Si nos atenemos a las cifras de muertes por Covid 19 en la India, cercanas a las 1.400 diarias, o en Brasil, que supera las dos mil, y que son actualmente los dos países con más muertes por Covid en el mundo (Estados Unidos registra cifras ligeramente inferior a las 400. Argentina tiene cerca de 550 y Colombia, casi 700), solo en los dos países tenemos unas cien mil muertes mensuales; unas 600 mil hasta fin de año.
“Si nos atenemos a esas cifras, la demora de un día, de una semana, de un mes, es casi criminal”, dijo Prabhala.
El bloqueo
De modo que se trata de hacer las vacunas disponibles en todo el mundo, como en el caso de Cuba, que tiene ya dos tipos de vacunas producidas por el propio país siendo aplicadas: La Abdala (con una eficacia reconocida superior a 92%, en un esquema de tres dosis) y la Soberana plus, con una eficacia del 62%, también superior al 50% que exige la OMS para que la eficacia del producto pueda ser reconocida.
El bloqueo a que Estados Unidos tiene sometida a Cuba desde hace casi 30 años tiene efectos devastadores sobre las actividades científicas en la isla. Pese a esto, Cuba es el único país en América Latina que tendrá vacunas desarrolladas a partir de sus capacidades científicas y productivas, y podría convertirse en el primero del mundo en inmunizar a toda su población con un producto de su propia cosecha, dijo la especialista en Economía e Historia Social de la Universidad de Glasgow, Helen Yaffe.
Esa política de bloqueo ha sido condenada otra vez mundialmente. La semana pasada la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó por 184 votos, una resolución condenándolo. Solo Israel acompañó a Estados Unidos en el rechazo a la resolución. De las tres abstenciones, dos fueron de países latinoamericanos –Brasil y Colombia–, cuyas políticas están alineadas con los Estados Unidos, como las de Ucrania, el tercero que se sumó a ese voto.
Pese a las reiteradas votaciones, a lo ilegal de las sanciones, y a los efectos sobre la vida de la población de Cuba, la medida sigue siendo promovida por los diferentes gobiernos republicanos y demócratas que se han sucedido en Washington, apoyadas por una legislación que se ha ido haciendo cada vez más restrictiva contra la isla, con el argumento de que así promueven la democracia y los derechos humanos en la isla.
Pero los efectos devastadores de esas medidas sobre las actividades científicas en Cuba fueron descritas en detalle por quienes dirigen las instituciones del sector.
Tania Urquiza Rodríguez, vicepresidente de BioCubaFarma, aseguró que el bloqueo afecta a “todas las empresas de BioCubaFarma, y por lo tanto, a todo el sistema nacional de Salud y a nuestro pueblo”.
El encarecimiento de las compras, por no poder adquirirlas en mercados cercanos, o tener que utilizar intermediarios que trasladan o nacionalizan las materias primas en un tercer país para poder suministrarlas, es una de las medidas del bloqueo que afecta al sector.
Estas acciones, dijo Urquiza, “encarecen en más de un 30% y, a veces en un 50%, los insumos y materias primas que tenemos que adquirir para poder producir nuestros medicamentos”.
Problemas similares denunció la directora general de FarmaCuba, Adis Nuvia Neyra Muguercia. El 51% de nuestros proveedores “son intermediarios, precisamente por las limitaciones de acceso directo a fabricantes y mercados”. Al no poder acceder a un mercado natural como el de los Estados Unidos, que está a solo 90 millas del país, “nos vemos obligados a trabajar bajo largos ciclos de reaprovisionamiento, adquirir los insumos necesarios a precios incrementados de un 30% a 50%, y tener intermediarios en la mayoría de los contratos”.
En un largo informe titulado “Cómo afecta el bloque el derecho de los cubanos a la salud”, la página Cubadebate ejemplifica las muchas formas como esas medidas encarecen, dificultan y a veces hacen imposible el desarrollo de actividades normales en el mundo del comercio o de la investigación científica en el país.
Enfrentada también a un rebrote de la Covid 19 en algunas regiones, la semana pasada Cuba reportó un nuevo record en el registro diario de la enfermedad, con 2.055, pese a que ya se habían suministrado más de cinco millones de dosis a su población hasta la semana pasada.
Para Helen Yaffe, las dificultades que enfrenta la OMS para hacer llegar las dosis de vacunas contra la COVID-19 al mundo subdesarrollado, y la eficacia confirmada de los productos cubanos, justifican la decisión de La Habana de no unirse al proyecto Covax que, pese a las buenas intenciones con que fue planteado, se ha enfrentado a la realidad del acaparamiento de la vacunas por las naciones desarrolladas.
Una vez que las vacunas cubanas reciban los avales científicos finales, comenzarán a exportarlo a naciones pobres.
América Latina y África
También países como Brasil, Colombia, Chile o Argentina enfrentan rebrotes devastadores de Covid 19.
En Brasil, una comisión instalada en el Senado para investigar las responsabilidades del gobierno de Jair Bolsonaro en la manejo de una pandemia que ya dejó más de medio millón de muertos, recibió, la semana pasada, nuevas informaciones sobre la compra escandalosa de vacunas en la India.
Según Denis Minze, director de la fundación Lemann, una de las más importantes del país, “lo que se esconde detrás de esa cifra espantosa de muertos es que “no todos estamos en el mismo barco. La pandemia no nos afecta a todos por igual. El acceso a la salud, a la educación y el empleo no es el mismo. Brasil nunca había sufrido una crisis parecida. La situación es desesperada”.
“Brasil no ha gestionado bien la pandemia. Hemos sido golpeados con más dureza que otros países y eso a pesar de que tenemos un sistema de salud pública universal y gratuito muy bien estructurado. También somos uno de los mejores países del mundo en producción y distribución de vacunas. Lo teníamos todo para afrontar una pandemia. Está claro que ha habido una falta de liderazgo político y estamos pagando el precio”, afirmó Minze.
Lo que la investigación parlamentaria ha revelado es que Brasil no solo no ha gestionado bien la pandemia sino que, sobre los más de 500 mil muertos, sectores políticos vinculados al presidente negociaron la compra irregular de vacunas en la India que implicarían sobreprecios por más de 300 millones de dólares, la reducción del número de vacunas negociadas (las 20 millones iniciales se redujeron a tres millones) y la compra de vacunas prácticamente vencidas, entre otras irregularidades que la investigación ha ido desnudando.
Un escándalo que, para sectores de la oposición, podrían llevar al impeachment del gobierno de Bolsonaro.
En Colombia, 40 mil vidas se perdieron desde mediados de marzo; 25 mil nuevos casos son detectados diariamente. “La red de hospitales en todo el país ha colapsado, con la ocupación en cuidados intensivos en las tres principales ciudades –Bogotá, Medellín y Cali– superando el 97%”, dijo un reportaje del diario británico The Guardian, publicado el 22 de junio pasado.
“La respuesta a la pandemia ha sido una catástrofe, un escándalo, dijo el profesor de Salud Pública de la Universidad Javeriana de Bogotá, Román Vega, al Guardian.
“Primero, tuvimos una nueva ola de casos. Luego, tenemos una baja tasa de vacunación. En tercer lugar, enfrentamos una protesta social en pleno desarrollo. Pese a todo, el gobierno ha decidido abrir la economía. Finalmente, tenemos un sistema de salud incapaz de responder a los desafíos. ¡Una catástrofe!”, dijo Vega.
La lucha política en torno a las vacunas se manifiesta también en África, donde la enviada especial de la Unión Africana, Strive Masiyima, acusó a las naciones ricas de evitar deliberadamente el envío de vacunas al continente.
Mientras Inglaterra ha vacunado 47% de sus ciudadanos, y Estados Unidos, el 45%, menos del 1% de la población africana está totalmente vacunada, agregó.
Pero para Samuel Ramani, tutor de relaciones internacionales en la Universidad de Oxford y autor de un libro sobre la política exterior de Rusia hacia África, lo que debe preocupar a los países occidentales es “la naturaleza proactiva del programa ruso de distribución de vacunas en África”.
En un artículo publicado el pasado 22 de junio en la revista Foreign Policy, Ramani recuerda la preocupación del presidente francés, Emmanuel Macron, quién urgió a la Unión Europea, en febrero pasado, a suministrar vacunas a África, “para contener la diplomacia rusa y china de vacunas”.
Pero, como dejó en evidencia la reunión del G-7, ni la Unión Europea ni Estados Unidos están en capacidad de enfrentar el desafío de vacunar a todo el mundo, como sugirió el primer ministro británico, Boris Johnson.
Por Gilberto Lopes
Escritor y politólogo, desde Costa Rica para
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