Walter Ramos era trabajador de la bebida. Por 1971, 1972, llegaba a militar al seccional de la Unión de la Juventud Comunista o a su sindicato después de las 8 horas de trabajo.
El 4 de agosto de 1972 se hizo una manifestación de la CNT, la FEUU y otras organizaciones convocantes. Eran años de represión dura. Muchos militantes del MLN y de sus allegados habían sido apresados. Cañero iba en la retaguardia del contingente de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida, su querida FOEB.
Los ánimos de los manifestantes se fueron caldeando a medida que la marcha avanzaba: “liberar, liberar, a los presos por luchar”, coreaba la Tendencia de la CNT y los simpatizantes del MLN, “CNT, CNT, unidad”, gritaban los militantes que adherían a la mayoría del secretariado ejecutivo de la central y al partido y la juventud Comunista. Del enfrentamiento de consignas se pasó a las manos y de allí a la trifulca. Cañero quedó en medio de muchos de sus compañeros del sindicato que adherían o eran militantes de la tendencia y de grupos de la UJC. Intentó que la situación no escalara; fue imposible; salió muy golpeado y terminó hospitalizado.
Cuando días después se recuperó algunos de sus camaradas de la UJC le dijeron que lo acompañaban en una acción de revancha. Cañero se opuso. Su conciencia estaba por encima de toda reyerta.
En los primeros días de mayo de 1975 Cañero fue preso en una acción clandestina que después se supo que era de la organización coordinadora de actividades antisubversivas, la OCOA. Fue de los primeros en ser conducido al Infierno grande, fue liberado algunos días después sin que se supiera la causa. Fue duramente torturado.
Salió al exilio, combatió en Nicaragua y vivió luego en Cuba.
Este 28 de febrero de 2023 se fue por una senda clara como por la que marchan los héroes de muchas luchas de nuestro continente.
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