Razones de la exclusión como método – La exclusión demuestra debilidad, ausencia o confusión del liderazgo. El que en el Frente Amplio excluye, lo hace porque tiene el acuerdo de toda o de una parte de la dirección política, o porque esa dirección política es incapaz de impedirlo.
El Frente Amplio debe ser una construcción permanente. La derecha lo bombardeó siempre, con política, con lucha ideológica, con el miedo a los tanques rusos, con promesas que nunca cumplieron. La dictadura lo hizo con exilios, destituciones, torturas, asesinatos. Documentos desclasificados muestran a quien quiera leerlos, que poderosos gobiernos extranjeros estuvieron siempre en contra de su consolidación. Desde dentro de la fuerza política hubo también promotores del fin del FA. Cambian las personas y vuelven los métodos. El método incluye vender un discurso «moderno», para luego relegar los acuerdos político-estratégicos, y priorizar los intereses de grupos de amigos, de logias, de fracciones. La lealtad sustituye a la política, sustituye los valores frenteamplistas. El fenómeno no aparece repentinamente. Los personalismos son el principal alimento. La división del Frente Amplio sería un crimen contra el pueblo, y contra generaciones de militantes. Ya hubo intentos fallidos. Solo hay que mirar alguno de los ejemplos.
Caso Hugo Batalla – Lo hizo el Dr. Batalla junto a sus amigos de la mayoría de la lista 99, y junto a la mayoría del Partido Demócrata Cristiano. Esos grupos, en 1984 tuvieron aproximadamente la mitad de votos del total del Frente Amplio. Se sintieron con el derecho de exigir a los demás. Pasaron por encima de los estatutos y de la ética frenteamplista de respetar los balances políticos, más allá de resultados electorales que siempre son coyunturales. Quisieron dirigir todo, desde el Frente Amplio hasta al Gral. Seregni. Se fueron del FA convencidos de que sustituirían la opción de izquierda y de que Batalla sería poco menos que presidente de la república. Los demás del FA eran un lastre anticuado. Sabemos cómo les fue. Como anotación importante, hay que recordar que el Frente tuvo en 1989 la misma cantidad de votos que en 1984, esta vez sin los «modernos izquierdistas» de Batalla y compañía, que hicieron rancho aparte. Además ganamos la Intendencia de Montevideo.
LISTA 1001.
En 1989, la lista 1001 obtuvo aproximadamente la mitad de los votos del FA. Otra vez sucedió algo parecido a lo anterior. Hubo dirigentes que se sintieron dueños de los votos. Tomaron decisiones de mucha importancia entre muy poquitos. La amistad y la lealtad estuvieron por encima otra vez de la estrategia y la política. En muy poco tiempo mucha gente quedó fuera de sus responsabilidades. Se forzó un congreso. Más del 90 % de la dirección del partido comunista no se sintió representada por sus delegados. Incontable cantidad de militantes intermedios quedaron fuera de cualquiera de las opciones. El daño fue irreparable para todas las partes. El permanecer todos dentro del FA, disimuló la gravedad de lo sucedido. Para los aliados históricos no hubo ni propuesta ni solución, y años de acumulación terminaron definitivamente allí.
La experiencia reciente en nuestro FA es muy clara. El dirigente y la lista que sacan más votos ganan la misión de ser los guardianes de la unidad. Deben ser los dueños de la paciencia y los maestros de la generosidad. Cuando en contadas ocasiones han usado esa mayoría para sus particulares objetivos, excluyendo a otros, la profundidad de las heridas causadas en los militantes de a pie es enorme.
El respeto a todas las sensibilidades es un gran factor de acumulación. Todavía quedamos miles que sin haber sido jamás funcionarios de ningún gobierno departamental ni nacional, estamos preocupados por la desaparición de nuestras señales de identidad.
Nos fue la vida para que hubiera un gobierno nacional, popular y democrático.
Repito, la exclusión en el FA es un ingrediente de la división.
Por Andrés Gesto
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