Más grandes que el amor

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Enero de 2009 dejó una herida imposible de cerrar para la familia Novo – Barrera, ese día le arrebataron la vida a su hijo Alejandro en el barrio Los Aromos del departamento de Canelones. Unas horas antes se había cruzado con su padre y se habían saludado desde lejos sin pensar que esa era una despedida. Hoy esa familia, junto a otras signadas por el mismo dolor, se han unido para dar vida a una asociación de familiares víctimas de la delincuencia. Lejos de clamar por venganza, siguen pidiendo justicia pero también vuelcan todo ese dolor en gestos que las agigantan haciéndolas “más grandes que el amor”.

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Haciendo del dolor una cura
Graciela Barrera de Novo es la mamá de Alejandro Novo, y sufrió la pérdida de su hijo a manos de quienes aún están impunes por ese delito. Buscó y sigue buscando a los autores, pero no se quedó en eso solamente, también vuelca todo su dolor acumulado en gestos de enorme generosidad y amor que no todos logran entender.

Viste de negro porque aún no supera el duelo por la ausencia, difícilmente logre superarlo algún día. Sin embargo no se detiene. Está al frente de un colectivo de personas que sufrieron en carne propia la consecuencia de una delincuencia que les arrancó un ser querido. Así, sin avisar, un día fueron marcados por la tragedia.

Lejos de buscar venganza, reclaman justicia pero no se quedan en el mero reclamo. No los mueve un impulso egoísta ni vengativo sino todo lo contrario. Suman esfuerzo para hacer del dolor una cura que les permita superar la pérdida y evitar que otros sufran lo que ellos. Hace poco se constituyeron en una asociación y hoy siguen dando ejemplo con acciones que debiéramos apoyar todos.

Graciela es la Presidenta de ASFAVIDE (Asociación de Familiares Víctimas de la Delincuencia), y lleva adelante una lucha silenciosa que le “hace sentir que la muerte de su hijo no fue en vano”. Le acompaña Mónica -su nuera, viuda de Alejandro- quien ejerce la Secretaría de la asociación.

Estas mujeres son el motor mismo de un colectivo que hace caudal de su generosidad puesta al servicio de rehabilitar con el ejemplo a quienes con sus acciones las convirtieron en víctimas. Parece imposible de entender cómo lo hacen, qué fuerza oculta o misteriosa las impulsa para seguir ese camino y brindarse a trabajar en una cárcel con privados de libertad.

Sólo el amor puede explicarlo. De ahí que me atreva a dimensionarlas como más grandes que ese amor que las impulsa, porque sólo así puedo entender y aprender de tamaño gesto.

Graciela Barrera también integra la Comisión Honoraria del Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados (PNEL), invitada por el ministro Bonomi, acompañando a Juan Salgado y otros ilustres ciudadanos que hacen un trabajo vocacional y honorario. Por estos días inició una serie de charlas con privados de libertad de la Unidad N° 6 Punta de Rieles, para llevar su mensaje y establecer un vínculo reparador entre víctimas y victimarios.

La idea surgió en una visita que hiciera la Presidenta de ASFAVIDE a Punta de Rieles, donde en un aparte con algunos privados de libertad comenzó a hablarles y relatarles su experiencia de vida. A poco de comenzar y mientras el tema iba en aumento, la transformación en los rostros era evidente. Ninguno podía dar crédito a que quien tenían enfrente llevando un mensaje de esperanza e inclusión para el después, era una víctima de la delincuencia. Pronto los rostros fueron cambiando y a más de uno la emoción dejó salir alguna lágrima. Y allí fue el punto de inflexión donde hicieron contacto; el mensaje había llegado a destino.

Luego hubo tiempo para el agradecimiento y aquellos internos se llevaron la impresión de una madre que cambió dolor por trabajo hacia el prójimo. Un prójimo que lejos de merecer su venganza, recibe un sentimiento que busca restablecer el vínculo que una vez se rompió, con el compromiso y la intención de evitarles a otros, sufrimientos parecidos.

Esta iniciativa de ASFAVIDE la hace particularmente original en tiempos donde se reclama mano dura contra la delincuencia y penas más severas. Gestos como el que impulsa este colectivo hacen de la iniciativa una alternativa que tenemos la obligación de apoyar.

El daño que sufrieron es irreparable, por más que desde el Estado se dispuso el pago de una pensión -que ya está vigente- para mitigar el mismo. Pero lo realmente destacable es que ese daño sufrido se transforme en gestos de este tipo, gestos que hacen que estas personas adquieran una dimensión que trasciende cualquier palabra que pretenda definirlas.

Sólo el amor puede impulsarles, y aún así, el amor les queda chico.

el hombre la quedó mirando,
y al perro se le escapó una lágrima…

Por El Perro Gil*
*Columnista uruguayo

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