De aquellos lodos a estos barros…

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Primero vinieron por los socialistas, y guardé silencio porque no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío.
Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre.
—Martin Niemöller

El atentado perpetrado en el domicilio de la Dra. Mónica Ferrero es un parte aguas en la situación que vive la penillanura levemente ondulada de este rincón del sur americano. Sin embargo, no por grave es algo inesperado pues esta es la más audaz de un cúmulo de acciones que la precedieron y que han ido escalando. Tampoco es una simple consecuencia sino que responde a la falta de previsión (por pensar lo menos) y a la idea refundacional que primó en la pasada administración cortando una política de seguridad que había trascendido a los partidos. Lejos de continuar se debilitó y aquellos lodos que fueron produciéndose por décadas empiezan a consolidarse en gruesos y pesados barros donde la violencia extrema es su principal condimento.

Grave no, lo que sigue

Los hechos se desencadenaron en un contexto de violencia donde los homicidios se concentraron en pocas horas y tuvieron su vértice en el atentado sufrido por la fiscal subrogante en su propio domicilio en horas de la madrugada del domingo 28 de setiembre. Un hecho sin precedentes en cuanto a la figura principalmente afectada, no así en cuanto a lo previsible de su ocurrencia ya que otros hechos anteriores tuvieron particularidades que los colocan en una escalada que lo anticipaba.

Hechos que responden a una respuesta del crimen organizado ante la acción de la autoridad en la represión de su principal negocio: el tráfico de drogas. No obstante ello, el incremento de la actividad criminal tiene patrones que responden a la posibilidad de su desarrollo y en ese punto hubo acciones concretas que lo propiciaron. Advertencias hubo muchas, sin embargo no se quiso escuchar y se procedió a conceder espacio a que el narcotráfico y el lavado de activos creciera, a saber:

– La LUC habilitó transacciones por más de 120 mil dólares sin trazabilidad sobre el origen de las mismas, abriendo un portal al lavado de activos. Es cierto, 5 mil dólares era una cifra acotada, pero ni tanto ni tan poco. Una cifra inferior a la finalmente votada hubiera impedido esa liberalidad.

– La Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo – SENACLAFT – no generó un caudal de denuncias acorde con la situación sino que por el contrario, en la pasada administración, se redujeron las sentencias condenatorias de forma significativa.

– La entrega de un pasaporte a “un narco peligroso y pesado” (quien resultó ser el operador principal del transporte de la droga que baja por la hidrovía), es un dato que no puede soslayarse hoy. Mucho menos cuando se sospecha que sus socios están detrás de este atentado.

– Tampoco la eliminación del SICTRAC (Sistema Integral de Control de Transporte de Cargas) a poco de iniciado el gobierno multicolor pasado, pues ello permitió que transitaran sin control alguno por nuestras rutas los cargamentos de drogas que hicieron posible que Uruguay dejara de ser un país de tránsito y pasara a ser uno de acopio.

– La entrega del principal negocio portuario por 12 períodos de gobierno (hasta 2081), es otro de los puntos que no pueden eludirse pues la principal puerta comercial del país pasó a ser punto de salida de los alijos de drogas acopiados.

– Y esos acopios de droga, necesitaron de custodia y para ello fueron armadas las bandas que hoy se disputan los territorios en procura de hacerse del negocio del microtráfico que inundó los barrios ya no solo de la capital sino del país entero.

Con este panorama así planteado, los antecedentes nos permiten conjeturar que hay razones para estar viviendo estos episodios y que solo era una cuestión de tiempo para que ocurrieran. Si algo no podemos permitirles a los que hoy reclaman acciones, es que se hagan los distraídos pues tienen parte de responsabilidad con lo que ocurre hoy.

Por supuesto que también le caben responsabilidades a las administraciones frenteamplistas pasadas. Porque nada es por generación espontánea, por supuesto. Pero había un proceso en marcha, una cuestión de Estado -que trascendía gobiernos y partidos- que se interrumpió y lejos de contribuir desmejoró la situación de forma más que alarmante.

Sin perjuicio de todo ello, esta debiera ser la gota que desborde el vaso de la hipocresía y de una buena vez se ponga todo el sistema político a disposición para tomar las medidas de urgencia que nunca debieron interrumpirse y sintonizar todos la misma melodía. De lo contrario volveremos a repetir -con mayor crudeza- situaciones como las que se vivieron en la morada de la Fiscal de Corte.

Un punto (Negro) en la mira

Muy preocupante resultó el pedido de renuncia que lanzó en un comunicado el sindicato de la Guardia Republicana. Un pronunciamiento muy peligroso de parte de un gremio cuyos integrantes están subordinados al poder político del Ministro del Interior. Su declaración no solo parece oportunista sino una pésima señal que expone al cuerpo más especializado de la Policía Nacional y que, además, responde directamente al titular de la cartera.

Son tiempos difíciles en los que si algo hay que reforzar es la institucionalidad, por ello es que es una muy buena señal que todo el sistema cierre filas con una única consigna que no sea otra que impedir que el crimen organizado ponga en duda la estabilidad democrática y la seguridad interna.

Lo reclamamos todos los que queremos seguir viviendo en paz en esta penillanura levemente ondulada del sur americano…

el hombre miraba la TV,
el perro ladraba su reclamo…

Julio Fernando Gil Díaz
«El Perro Gil»

 

 

 

 

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