Se nos fue Pablo Carlevaro, quien fuera decano de la Facultad de Medicina, incluso durante el golpe de Estado. Aún hoy lo estoy viendo polemizando con la derecha y con la izquierda, y si era a la vez mejor.
Pablo fue un personaje sin igual, que lo tengo muy presente durante ciertos períodos críticos de la vida universitaria, como fueron los años 1968 y 1969. Fue promotor de la creación del Ciclo Básico de la Facultad de Medicina, lo que pudo ser un cambio sustancial educativo si las fuerzas regresivas no terminaban captando de forma negativa, los cambios previstos por los reformadores.
Fue una figura de primer nivel en su cátedra de Biofísica, pero también fue de primer nivel a la hora de colocar a la Facultad y a la Udelar en las primeras líneas contra la dictadura cívico-militar.
Hay que recordar que Carlevaro siempre estuvo del lado del pensamiento de izquierda, aunque haya sido un cuadro crítico, por momentos insoportable. Pero sus críticas a la izquierda siempre fueron desde la izquierda, jamás desde la derecha. Ese fue su valor inmenso.
Quien escribe esta columna recuerda con cariño quienes fueron Pablo Carlevaro y Alberto Grille, dirigente este último de la AEM, los que nos invitaron a participar de la reformulación de los planes de estudio de la Facultad de Medicina, mientras que a la vez se sostenía el fuerte combate contra la dictadura y con los pasos previos de la misma.
Con Carlevaro nos encontramos también en Coyoacan, Distrito Federal de México, donde Pablo participó como observador de un debate relacionado con la educación pública.
Las diferencias, muchas veces, fueron en lo personal mayúsculas, pero siempre tuvieron la misma sintonía con la
necesidad de los cambios de carácter progresista.
Fue siempre un hombre sencillo, aunque nunca ocultó su pertenencia al sector intelectual del país, que en su gran mayoría era y es de izquierda. Me basta con recordar como viajaba desde Pocitos norte al Cerro, dormitando en el 76, pero siempre con una sonrisa en la boca.
Con la muerte de Carlevaro va quedando atrás toda una generación de mujeres y hombres que construyeron un país distinto, constructores de un pensamiento con un espíritu crítico. Solo el tiempo dirá cual fue el nivel de profundidad de un pensamiento desprendido de una academia muy particular, que era capaz de sentir las nuevas ideas y a la vez participar junto a los trabajadores de una nueva época de la República.
Por Raúl Legnani
Maestro y Periodista
Urumex80@gmail.com
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