Dios sin sueño puede asustar,
sueños sin temores pueden no sobrevivir.
Las sombras nunca cómodas están,
siempre buscan luz para hacerse notar.
En la barra ya no ves amanecer
con calma de la intemperie te alejás.
Confortable sin receta original
en ilusiones de arpa te refugiás.
Ya no yirás, no girás…
La belleza trancada bombea en el corazón
si no hay autodestrucción no respirás.
Ya no te importan tus bardas,
ya no te importan tus ventanas.
Ya no girás, no yirás…
El paraíso terrenal siempre fue así.
Domesticado, eficiente y veloz
buscando tiempo para vivir…
Yirar, girar…
Yirar, amar…
Sobrevolando la soledad…
Por Andrés Legnani
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