3I/Atlas: Ignorantia nostra certamen est.

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Desde el 1 de julio de 2025 la comunidad astronómica y científica está en vilo por el descubrimiento del 3I/Atlas.

Se trata del tercer objeto interestelar conocido que ha sido detectado atravesando nuestro Sistema Solar, después de 1I/’Oumuamua y 2I/Borisov.

Este cometa activo, es un cuerpo celeste que no está ligado gravitacionalmente a ninguna estrella y se mueve a través del espacio interestelar, el espacio que hay entre los sistemas estelares.

Básicamente, cuando nos referimos a nuestro sistema estelar, es a la región del espacio dominada por la influencia de nuestra estrella, el Sol, lo cual es conocido como el Sistema Solar.

Su velocidad es muy alta para la escala humana, ronda los 61 km/s (221.000 km/h).

El próximo 19 de diciembre pasará en su punto más cercano al Planeta Tierra, a una distancia aproximadamente 270 millones de kilómetros (unas 1,8 Unidades Astronómicas) de nuestro planeta.

La mayoría de la comunidad científica lo clasifica como un cometa atípico a causa de una serie de características anómalas que desafían o son difíciles de explicar completamente con los modelos tradicionales de cometas naturales.

Entre tantas cuestiones que alcanzan los límites de capacidad de estudio e intelectual humano, y sobrepasan a lo imaginativo, como son la existencia de «anti-cola», definida como un chorro de material dirigido hacia el Sol, contrario a la típica dirección, y los «jets» (chorro de gas), en este caso cambian y tienen una dinámica que no se ajustan a los modelos, son objetos de debate liderados por el astrofísico de Harvard Avi Loeb. 

Plantea la posibilidad, aunque hasta el momento no lo afirma ni justifica, que podría ser de origen tecnológico o incluso una sonda extraterrestre. Él también fue una figura central en el debate sobre el primer objeto interestelar, ‘Oumuamua.

Pero más allá de los datos y las clasificaciones, es el debate filosófico y científico que nos permite escalar en la verdad del cosmos.

Si logramos apartarnos del debate y despojarnos de nuestro «ego zenit» como especie, notamos que frente a la inmensidad del universo, no solo en tamaño, tiempo y conocimiento, nuestra verdad y existencia actual es la ignorancia.

A pesar de nuestros avances, en la historia de nuestra existencia, seguimos habitando el universo de manera prehistórica. 

La «verdad actual» de nuestro planeta, o parte de ella, en el fondo, apunta a una «piedra». Cómo el cazador primitivo que no lograba explicar ciertos eventos naturales, al cual era sometido directamente a su supervivencia. 

Hoy en día son pronosticados de manera casi perfecta con el desarrollo de la tecnología, sin recurrir a mitologías, dioses o personajes alegóricos.

Dicha «piedra» se formó en otro sistema estelar y se estima que podría tener más de 7 mil millones de años, siendo más antiguo que nuestro propio Sistema Solar.

Aunque transitemos el universo y la ignorancia detrás de la intangible verdad sin darnos cuenta:

¡qué grande es el amor cuando nos infla como el universo y qué terribles son las guerras, el hambre y las injusticias cuando nos achican menos que un granito de arena!. La condición humana cuando es miserable…, es oscuridad y abismo eterno.

Mientras tanto, en el Vaticano rezan que el cometa atípico sea solo una «piedra». La ignorancia es el desafío de nuestra existencia.

 

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