Las empresas de energía nuclear de EEUU dependen del uranio enriquecido barato fabricado en Rusia. Ese dilema geopolítico se está intensificando a medida que el cambio climático subraya la necesidad de energía libre de emisiones.
Hoy en día, las empresas estadounidenses están pagando alrededor de mil millones de dólares al año a la agencia nuclear estatal de Rusia para comprar el combustible que genera más de la mitad de la energía libre de emisiones de Estados Unidos.
Es uno de los flujos de dinero restantes más importantes de Estados Unidos a Rusia y continúa a pesar de los denodados esfuerzos de los aliados de Estados Unidos para romper los vínculos económicos con Moscú. Los pagos de uranio enriquecido se realizan a filiales de Rosatom, que a su vez está estrechamente entrelazada con el aparato militar ruso.
La dependencia de Estados Unidos de la energía nuclear está lista para crecer a medida que el país apunta a disminuir su dependencia de los combustibles fósiles. Pero ninguna empresa de propiedad estadounidense enriquece uranio. Estados Unidos alguna vez dominó el mercado, hasta que una serie de factores históricos, incluido un acuerdo de compra de uranio enriquecido entre Rusia y Estados Unidos diseñado para promover el programa nuclear pacífico de Rusia después del colapso de la Unión Soviética, permitió a Rusia acaparar la mitad del mercado global. Estados Unidos dejó de enriquecer uranio por completo.
Estados Unidos y Europa han dejado en gran medida de comprar combustibles fósiles rusos como castigo por la invasión de Ucrania. Pero construir una nueva cadena de suministro de uranio enriquecido llevará años y una financiación gubernamental significativamente mayor que la asignada actualmente.
Por Ventura Román
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