Netanyahu querría exterminar a los palestinos

Tiempo de lectura: 5 minutos

La voz que crece en Israel es la del objetivo de la limpieza étnica de los palestinos. Lo dicen ministros de su gobierno, como el de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. The Washington Post trae la noticia de la estremecedora voluntad del exterminio, la llama expresamente “limpieza étnica”, y la agresión de tierra arrasada que está haciendo el ejército israelí contra los palestinos es su fundamento fáctico.

A esta altura, es difícil encontrar otra lógica para el ataque militar israelí. Gaza está en ruinas: bombardearon el norte e incitaron a la población a ir hacia el sur. Atacaron las columnas de refugiados en su huída de la muerte. Luego bombardearonn el sur, con lo que se formaron campamentos de refugiados, que también son bombardeados.

El objetivo expresado, de exterminar Hamás, no sólo llevaría “largos meses”, como sostiene el gobierno israelí. La experiencia internacional de la lucha insurreccional –Argelia, Cuba, Vietnam y más– da ejemplos de lo difícil que puede ser. Y a esta altura, cuando la información disponible es que Hamás sigue entero, su aniquilamiento aparece como una excusa para lo que es un exterminio. Si se hace el estudio de la estrategia militar en Gaza en un Estado Mayor, se obtiene con seguridad un caos, y no una lógica militar. Pero ese caos informan que lleva más de 20.000 muertos, y una crisis humanitaria en expansión que ha visto a cerca del 90 por ciento de los habitantes de Gaza desplazados y a la mayoría de los más de 2 millones de habitantes del territorio asediado, al borde de la hambruna y la desatención sanitaria.

Son en verdad viejos polvos los que traen estos lodos sangrientos. El New York Times insiste, información tras información, que el ataque de Hamas del 7 de octubre, era el detonante que el gobierno de Netanyahu preveía y esperaba para su plan político, aunque no lo define. Diversa prensa recuerda hoy, ante las afirmaciones del New York Times y el Washington Post, que en el entierro del asesinado primer ministro Isaac Rabin, en noviembre de 1995, hace 28 años, su hijo Yuval miró larga y fijamente a Benjamín Netanyahu mientras su discurso fundamentaba que “sus asesinos siguen entre nosotros”.

Rabin, militar y político, recibió el Nobel de la Paz en 1994 por ser el artífice de los Acuerdos de Oslo. Antes, en 1975, logró el primer Acuerdo provisional de paz con Egipto. Al año siguiente, Rabin ordenó la Operación Entebbe para el rescate de los pasajeros de Air France secuestrados.En 1994, logró firmar con el rey Hussein el primer Tratado de paz entre Israel y Jordania.Y sus esfuerzos por lograr la paz entre el Gobierno de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina culminaron en los Acuerdos de Oslo y la foto histórica es dándose la mano con Yasser Arafat, que moriría en 2004 envenenado con polonio radioactivo.

Se llega al asesinato de Rabin en el marco de una campaña de la derecha israelí en su contra. El líder del Likud y hoy primer ministro, Benjamin Netanyahu, acusó al gobierno de Rabin de estar «alejado de la tradición judía y de los valores judíos». Los rabinos de derecha, asociados con el movimiento de los colonos, prohibieron las concesiones territoriales a los palestinos y prohibieron a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel evacuar a los colonos judíos en virtud de los acuerdos.

Algunos rabinos proclamaron el din rodef personalmente contra Rabin, argumentando que los Acuerdos de Oslo pondrían en peligro la vida de los judíos. El din rodef, o ‘ley del perseguidor’, es un precepto del Talmud de Babilonia que indica matar a quien ponga en peligro la vida de judíos inocentes.

Las manifestaciones organizadas por Likud y otros grupos de derecha hicieron representaciones de Rabin en un uniforme de las SS nazis, o en la mira de un arma. Los manifestantes compararon el partido laborista con los nazis y a Rabin con Adolf Hitler, y corearon: «Rabin es un asesino» y «Rabin es un traidor». En julio de 1995, Netanyahu dirigió una falsa procesión fúnebre con un ataúd y una soga en un mitin anti-Rabin, en el que los manifestantes corearon «Muerte a Rabin». El jefe de seguridad interna, Carmi Gillon, alertó a Netanyahu de un complot sobre la vida de Rabin y le pidió que moderara la retórica de las protestas, lo que Netanyahu se negó a hacer. Netanyahu negó cualquier intención de incitar a la violencia, y Rabin se negó a ponerse un chaleco antibalas.

Esta retórica acumulada forma parte de la solicitud de 84 páginas resentada por el gobierno de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia, acusando a Israel de acciones que equivalen a genocidio o de no prevenir el genocidio. Aunque condena el ataque de Hamás del 7 de octubre, el caso planteado por Sudafrica argumenta que “ningún ataque armado contra el territorio de un Estado, por grave que sea (incluso un ataque que implique crímenes atroces) puede… proporcionar alguna posible justificación o defensa para las violaciones” de los derechos humanos, afirma citando la Convención sobre genocidio. La campaña militar de Israel en Gaza, explica, ya ha “devastado vastas áreas de Gaza, incluidos barrios enteros, y ha dañado o destruido más de 355.000 hogares palestinos”, dejando franjas del territorio inhabitables por un largo período de tiempo Las autoridades israelíes, afirma la denuncia sudafricana, no han logrado reprimir la “incitación directa y pública a cometer genocidio” por parte de una multitud de políticos, periodistas y funcionarios públicos israelíes.

Tal vez lo peor esté por venir, pues Netanyahu y sus aliados siguen siendo notoriamente imprecisos respecto del final que imaginan para su operación en Gaza. Esa incertidumbre, sostienen los analistas, sólo profundiza las preocupaciones sobre las intenciones de Israel entre sus vecinos árabes, incluidas las monarquías del Golfo que se estaban acercando al Estado judío.

Desde hace al menos tres meses, el conflicto se viene extiendo por la zona. El mapa muestra, en el sentido de las agujas de un reloj, que incluye Líbano (con una pobreza del 82%), Siria, Irak, Iran, Yemen y está poniendo en real peligro el pasaje del 12 % del suministro de crudo mundial y el 8 % del gas natural licuado (GNL) transportado por el Mar Rojo, con el retiro de circulación por allí de una importante parte de las firmas transportadoras, que además tiende a aumentar. Y además, lesiones y demoras a la cadena de suministro industrial de muchas economías. La biblia relata que, por orden de Dios, Moisés pone su vara sobre el agua del Mar Rojo y durante la noche un fuerte viento del este divide el mar, para que los israelitas pueden andar por el camino que ha quedado seco entre columnas de agua. Los egipcios les persiguen, pero Dios vuelve a cerrar las aguas y mueren ahogados. Se plantean dudas razonables sobre la capacidad israelí de repetir el milagro.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se dirige a Oriente Medio por cuarta vez desde que Israel lanzó su guerra en Gaza. Desde la firme posición de apoyo de EEUU a Israel, va a tratar de tranquilizar a los vecinos tras el ataque transfronterizo de Hamas el 7 de octubre. Sería interesante saber cuáles serán sus argumentos, su pericia en el uso de la dialéctica, la conformación de su análisis, la tesis y presunciones que esgrimirá y su apelación a la sutileza de la alta política que la situación le demanda. Para peor, el viaje se produce inmediatamente después de un ataque estadounidense que mató a un comandante de una milicia vinculada a Irán en Siria y un (digamos) presunto asesinato israelí de un líder de Hamas en el Líbano. Por lógica, estos hechos no calmaron sino que aumentaron los temores de una guerra más amplia en la región.

 

 

 

 

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.