El día que se durmió para siempre el Maestro Juan Eriberto Gesto

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Él y yo sabíamos que iba a ocurrir en cualquier momento.

La noticia me conmovió.

Cuando un maestro varealiano se va es una desgracia pública para Uruguay.

El temblor recorrió todo el cuerpo antes que Andrés terminara las últimas frases de cómo y cuándo había ocurrido.
Se durmió y no despertó.

En estos días teníamos resuelto hacer un resuello, oxigenarnos, no ver el debate y menos seguir comentarios públicos acerca de los candidatos a la presidencia del Uruguay.

La ida del maestro Gesto la reafirmó.

Como hace mucho tiempo, elegimos infórmanos no haciéndolo por medios analógicos, envejecidos y absolutamente monopolizados y manipulados por la cultura del pensamiento único del pasado.

Repito.

La muerte de un maestro es una desgracia pública para la sociedad en el Uruguay de Varela de la enseñanza laica, obligatoria, gratuita y pública.

Puedo hablar y llorarlo desde lo más hondo de mis convicciones democráticas descubiertas de adulto en un aula de una escuela pública, en un tiempo en que la consigna era: Obreros y estudiantes unidos y adelante.

Sin él en el magisterio y sin su compromiso de vida con la educación popular, yo no hubiera sido quien soy, otras y otros miles podrían afirmar lo mismo que yo.

No fue un burócrata que trabajaba de maestro.

Sin dudas su viejo gremio y sus colegas, compañeros y amigos deberán decir y ser más ordenados que yo que escribo desde la intimidad de una larga caminata juntos con su familia, senderos y caminos embravecidos de la lucha política y las batallas ideológicas.

Ellos podrán llenar mis páginas vacías, si quieren, para mí es imposible alcanzarlo en esta nota personal.

Hablar con autoridad de todos sus aportes realizados junto a otras figuras faros, mujeres y hombres del magisterio nacional, en todo el quehacer de la educación popular en el país y aportes sustanciales en muchos otros países Latinoamericanos.

El maestro tenía claro que no alcanzaba formarse como ciudadano con la escuela pública, al decir de Paco Espínola, por los hombres hay que hacer algo más que amarlos.

Y la política y su compromiso eran complementarios e imprescindibles en un hombre democrático, con una mirada de largo alcance continental e internacional.

Tal vez así podrían hacer los más antiguos Socialistas del Uruguay los primeros apuntes desde de su temprana incorporación y militancia en las filas del pensamiento revolucionario.

Con lucidez temprana avizoró que la construcción de las primeras experiencias de unidad de la izquierda eran necesarias e imprescindibles.

Sin unidad política –programático- electoral, la izquierda no saldría nunca de ser una fuerza con inmensa ética, pero de peso real testimonial.

Un protagonista.

Aportó e integró las filas del Fidel junto a Don Pedro Bonavita Estudioso, informado, culto, políticamente modesto, desinteresado, enemigo de las frivolidades políticas de los pequeño burgueses.

Unitario con todas las causas populares antimperialistas.

Integró siempre filas de solidaridad internacional, abrazó todas las causas, allí donde en el mundo ardía en llamas, la España republicana agredida por el nazi fascismo, atento por la lucha anticolonialista de los países de África, la sufrida Guatemala, la Nicaragua Sandinista, el reclamo por la libertad de Mandela y la Cuba del escándalo teórico ideológico, al decir de R. Arismendi y del heroico Viet Nam de Ho Chi Min y Van Troi.

Que no tendrán que escribir, decir y aprender los frenteamplistas de ayer y de hoy que junto a sus compañeras y compañeros elaboraron y defendieron los cientos de aportes en la Unidad Temática de Educación del FA, o como ahora se llame.

Sólo voy a agregar.

seguridad lo menos conocido del maestro Eriberto Gesto.

Cuando se agote la vocinglería.

Cuando sea tiempo de que los escribas se queden sin letras del diccionario.

Cuando las palabras sean roca que tendrían que tragarse garganta abajo los que hacen discursos y escriben voluminosos tomos, desde las oficinas, de los tiempos de la resistencia con tantas mutilaciones y olvido de la dictadura cívico militar fascista.

Cuando todos hayan olvidado a los oportunistas.

Ese día será el momento de comenzar a deshojar como las capas de la cebolla, una a una y sobre ellas escribir y reconocer a cientos y miles de familias que hicieron de la resistencia el muro donde se custodió la democracia, se defendió la libertad y fue primer trinchera y refugió la vida de centenares de mujeres y hombres .

Ahí habrá que poner al maestro Eriberto Gesto y su familia.

No pienso despedirte.

Tenemos mucho que hacer todavía.

Me dejaste tareas y deberes.

Tú y tu familia me ofrecieron la casa en Costa Azul, sin preguntas, sin poner ninguna condición.
Siempre supe que habías elegido este lugar, para disfrutar el tiempo libre, libre, de todo, libre, después de ir y venir al Penal de Libertad a ver a Andrés.

Un acuerdo tácito sin palabras.

Un acuerdo técnico.

La única forma técnica posible en el Uruguay, aceptada por las leyes del estado antes que el FA fuera gobierno, para obtener asistencia gratuita en los hospitales públicos y otros beneficios.

El dueño de la casa debía hacer una declaración y firmar que eres un agregado.

Conocí tu casa sin terminar, no tenías auto, traías tierra en bolsas en el ómnibus desde Montevideo para plantar las primeras rosas.

Alumbrado a farol de querosén, sin agua potable y una cachimba donde aún queda un ojo de agua, lugar de garzas, patos y pájaros de monte, lugar para ranas y otros sedientos animales.

Los hibiscos de flores rojas y amarillas fuertes como el calor del verano y resistentes al frio.

Los hibiscos de flores rojas y amarillas allí están.

De las dos palmeras regalo de tu madre, hoy una es punto de referencia para los que llegan de afuera y vecinos, robusta, con muchos frutos para panzadas de las comadrejas.

No te voy a extrañar.

Y como antes te voy a contar en complicidad con el silencio viendo todos los tonos de verde de tu casa y los pájaros comer con el sol saliendo de frente.

No te voy a extrañar.

Porque ya me acostumbré a hablar y verte en los dos portentosos robles, como tu vida de sombra perfecta, en el Ibirapita, el ciprés calvo y en esa mancha verde de aroma exquisito de la menta bajo sus sombras.

Hasta siempre maestro.

Ruben Abrines Collins.
14,11. 2019.

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