La culpa, la crisis y los platos rotos no los quiere nadie, los jueces de fútbol podrían incorporarse a la lista, pero como tienen familia, padres, pareja, hijos, etc, logran despegarse un poco de esa lista indeseable.
Pero el famoso crecimiento económico se le dio por enlentecerse hasta casi detenerse y los uruguayos que siempre andamos malhumorados por todo lo que funciona mal y que nos afecta, nos dimos de narices contra un nuevo problema…….. ¿Cómo reparte el Estado el dinero que hay y a quien recorta por lo que falta?
Los versátiles uruguaya/os por un rato, abandonamos la definición del campeonato uruguayo, la próxima Copa América, los penales que se le cobran a favor de Nacional y aun así queda eliminado. Sin distinción de género, porque he visto inundada las redes por comentarios futboleros femeninos, la equidad de género avanza incontenible a la hora de la pasión futbolera. También a la hora de nuestro rumbo país, nuestra economía y por estos días, nuestro presupuesto.
Frente algunos problemas la televisión simplifica nuestros problemas, robo de moto, delincuente muerto, barrio marginal en llamas, mucha policía para restablecer el orden, en fin desde la otra parte de la ciudad, a través de la pantalla, establecemos nuestras preferencias frente al televisor, con la impunidad que nos permite el hogar, hasta somos capaces de dar rienda suelta a “nuestro enano fascista” al que invocara algún notorio político –periodista no hace mucho. Pero la definición de nuestras preferencias y opiniones es más simple.
Cuando entramos al mundo de Astori, la cosa cambia. Nuestro ministro de Economía debe apelar a todo su leal saber y entender, y desde su rol tiene que encabezar la distribución de un dinero que es necesario en todos lados y empieza a escasear.
Los sectores empresariales de la producción agro ganadera rápidamente apelan a la caída delos precios de sus productos y a los desastres climatológicos para evidenciar sus necesidades impostergables y por supuesto su incapacidad para aportar algún peso más.
Los exportadores, como ya sabemos sufren por lo difícil de la colocación de productos en el exterior.
Los industriales afectados por la suba de sus insumos y LOS SALARIOS, ven caer su producción por tanto son incapaces de soportar ninguna carga impositiva más.
Luego los trabajadores, a fuerza de organización, lucha y negociaciones en los consejos de salarios consiguen dar vuelta larguísimas curvas de deterioro salarial, revirtiendo la tendencia y respaldos por un gobierno que luego de décadas tiene sensibilidad por los sectores sumergidos logran algunas mejoras. También se ven interpelados por las franjas del IRPF.
La temida sigla aparece en el horizonte cayéndole a casi toda la sociedad. Ni hablemos de los sectores medios que en franjas intermedias ven que el sayo impositivo les cae indefectiblemente.
Se me ocurre que si el señor de barba (dios, no, otro) el que escribió el Capital viviera, hablaría de lucha de clases, pero en nuestro mundo posmoderno, imagino que puja de sectores con intereses encontrados queda más a tono.
El parlamento es la Caja de resonancia más clara por estos días, se recibe el presupuesto, la asignación de recursos y allí se discute si el mensaje es aceptado, modificado, etc.
En estas instancias es donde las mayorías parlamentarias adquieren valor superlativo. También vale mencionar que el parlamento, como balance republicano, es trascendente.
Siguiendo fragmentadamente las intervenciones de los legisladores, pude apreciar una intervención de Pedro Bordaberry.
Para mí, siempre, sus intervenciones son aleccionadoras, me orientan….estoy en sus antípodas.
En su exposición buscando recursos para el Estado, protestando por el IRPF, en breve recorrido y anunciando que era fácil recolectar lo que faltaba, le quitaba a la mezcla de biocombustible unos millones porque igual da perdida, otro poco al cemento y a la cal y paraba el ANTEL Arena, porque cuesta ochenta millones de dólares. Asa nomás decía Bordaberry, miren que fácil como consigo dinero sin aumentar impuestos. Ah, por supuesto que se irritaba por los ingresos de trabajadores al Estado. En cifras escandalosas, decía.
Pues bien en esa rápida campaña recolectora de fondos omitió decir cuántos trabajadores se quedarían sin trabajo. O sea, en cuanto aumentaría el índice de desocupación. O cuanto perderían esos hogares en ingresos de familia. Cuanto se resentiría el consumo de esas familias, perjudicando al comercio. No vivo en una sociedad idílica, ni en la sociedad justa a la que aspiro. Pero no cabe duda que la mirada de sociedad del gobierno del Frente es distinta a la que conocimos con los “ajustes” de la política tradicional.
Casi como los cuentos de fábulas, podríamos decir que hubo una vez un país, Uruguay, donde el IVA, impuesto al consumo, era del 18% luego subió sin hasta 22% para nunca más bajar ….hasta el gobierno del Frente Amplio. Donde por primera vez empieza a bajar.
En una economía en recesión, donde por primera vez se detiene el crecimiento luego de una década de aumento permanente, es el primer gobierno que no toca el gasto social, que no toca los salarios bajos.
Bordaberry Pedro, que además de senador viene de familia de hacendados, “sufrió” la bonanza del campo, hasta sus tierras se valorizaron enormemente en valor por hectárea.
Hasta dicen que su familia vendió tierras en Uruguay a buen precio, comprando tierras baratas en Paraguay, donde produce con mejores costos y salarios más bajos.
Es legal, el capital no tiene fronteras, pero a la hora de la defensa del bolsillo de cada quien, las intervenciones del senador Bordaberry me dan una dosis de realidad económica. No todos los gobiernos defienden de la misma manera a la sociedad, ni a sus integrantes. Este gobierno con el que discrepo muchas veces me sigue representando infinitamente más que las históricas divisas.
Como la culpa, la crisis y los platos rotos, nadie quiere que le caiga la franja del IRPF en sus ingresos pero seguro que por lo menos yo, no quiero las soluciones recaudadoras estilo Bordaberry.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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