Se nos fue Ofelia Fernandez

Tiempo de lectura: 6 minutos

Mi querida hermana Ofelia

Por Alberto Grille

El miércoles 14 de mayo murió Ofelia Fernández, y el jueves fue su sepelio. Muchos lectores de Caras y Caretas no la conocieron y tal vez muchos no han oído siquiera su nombre.

Ofe sufrió los últimos veinticinco años una larga y durísima enfermedad que culmina ahora con este desenlace ominoso.

Sobre sus últimos años es muy poco lo que puedo decir aunque sé de su fuerza, su valentía y su dignidad para enfrentar los momentos más duros.

foto 200x230

No puedo dejar de confesar que esta pérdida dolorosa yo la vivo además con muchísima vergüenza por no haberla acompañado, como merecía y hubiera sido justo, en estos interminables años que le tocó llevar sobre su hombros tanto sufrimiento.
Algunos de los que fuimos sus amigos vivimos su desaparición física con verdadera culpa porque de alguna manera la abandonamos durante muchos años.

En lo personal su muerte me interpela y me siento terriblemente egoísta.

La flaca Ofelia fue para toda una generación de jóvenes de la década del sesenta un auténtico símbolo y para mí fue más que una compañera: una amiga y una hermana. En verdad, más que una hermana.

Durante muchos años éramos inseparables, discutimos, pensamos juntos, militamos juntos, estudiamos juntos, nos ayudó a mí y a Alba a cuidar a Juan y Albertito cuando eran bebés, me llevaron preso junto a ella una tarde de sábado en una ratonera en su casa clandestina, nos torturaron juntos, fuimos al juzgado militar el mismo día y nos procesaron en la misma causa.

Estudiante de Medicina, luchadora incansable, organizadora eficientísima, valiente e intransigente para exponer sus razones, dirigente de la Juventud y luego miembro del Comité Central del Partido Comunista, presa por la dictadura y torturada salvajemente, fue un ejemplo de entereza y firmeza en los momentos de tormento, en sus largos años de cárcel en el Penal de Punta Rieles y en la denuncia implacable de las barbaries a que eran sometidos los presos políticos y –más específicamente– la violencia sexual llevada a cabo contra las mujeres a quienes se pretendía rebajar, menospreciar, discriminar y humillar en su doble condición de mujeres y de madres.

Inteligente, a veces un poco mística, poseedora de un corazón inmenso, abnegada, humana, generosa, tierna, afectuosa y noble, fue además un referente ético, sin la cual es casi imposible reconstruir la historia de mi vida, de los sentimientos que he sentido en el pecho y la de esos años de fierro cuando moría el viejo Uruguay y nacía uno nuevo.

Escribo estas líneas para recordar a la más humana de las heroínas, para exponer su vida ejemplar, para despedirla, para compartir el dolor de sus hijos, Álvaro y Xaviera, de sus nietos y su hermano, de los compañeros que la acompañaron amorosamente en esta larga odisea y para expresar con cuánta angustia la dejo ir, sintiendo la impotencia irreparable de que no estuve allí cuando ella se fue.

Y para que otros aprendan de mí y no tengan que vivir la terrible experiencia de no estar a la altura de lo que uno espera de sí mismo.

Fuente: el doctor Alberto Grille es el director de Caras y Caretas, revista semanario de Uruguay.

Se nos fue Ofelia; una vida dedicada a los demás, una heroína

Por Esteban Nuñez

La voz de fría de la mujer del C.T.I. del Casmu diciéndome «La señora falleció hoy de mañana», retumbó en mis oídos y en la media cuadra que hay hasta 8 de octubre cruzaron por mi mente los miles de recuerdos compartidos durante estos años.

Ofelia, se había muerto ese era el resumen de lo que la mujer me dijo, hasta casi le digo pero no puede ser, el instinto me hizo callar.

foto2 200x230

Se nos fue Ofelia, la amiga la compañera de toda una generación, una vida dedicada a los demás, una heroína, no del P.C.U., no del F.A., del Pueblo uruguayo, probada por la vida en mil oportunidades, bromeaba diciendo; «demasiado para un solo cuerpo».. Desde su más temprana juventud, militante estudiantil, integrante de la dirección de la F.E.U.U. y de la U.J.C., amiga inseparable de Nibia.

Luego del golpe continuó en la lucha hasta que es detenida y salvajemente torturada en inteligencia y enlace, «valiente y retadora con los milicos», la definió una compañera.

Hizo de la dignidad su santo y seña en todas las etapas de su vida, jamás transó para quedar bien.

Defendió sus puntos de vista a capa y espada y se ubicó donde su conciencia le dictara en cada momento. Esta actitud le trajo, por supuesto, dolores de cabeza, entre dichos, discusiones, pero siempre defendió sus puntos de vista con honradez e hidalguía.

Fue ante todo un ser solidario, de las mil anécdotas que contaba, una de ellas la pintaba de cuerpo entero, estando tirada en el piso del departamento 5, esposada, vio que debajo de una mesa había dos compañeros «sancionados», sin comer; Gonzalo Carámbula y Diego Damián, ella se pasó las esposas para adelante y ponía el tacho «del rancho» que le habían traído a ella y se los volcaba en la boca a los compañeros, hasta que un día un guardia la ve con las esposas para adelante y le increpa, ella le contesta, «yo no sé el nombre, pero un superior suyo me ayudó».

De inteligencia pasó por varios cuarteles y luego fue a parar al penal de Punta de Rieles, mas tarde la sacan para Suecia, de allí va a la U.R.S.S. y más tarde vuelve a Suecia donde termina su carrera de medicina. En el exterior se especializa en medicina alternativa e imagenología.

Vuelve al País dijera ella «en el primer vuelo», contra la opinión de un trasnochado secretario político que le decía «todavía no».

A su regreso integra el Comité Central del Partido y es responsable de Unidad Política del Departamental de Montevideo, donde Ramón era el Secretario.

Fue oradora en un Cilindro Municipal colmado en el aniversario del Partido Comunista en 1985.

Pierde su casa en el barrio Palermo en la calle Gonzalo Ramirez, «por errores de otros» tiene que alquilar, primero en una casita en la calle Tuyutí, casi Garibaldi y luego una casona vieja en la calle Gutierrez, a una cuadra y media de Arenal Grande, allí la poliartritis reumatoidea se apodera de ella, se le deforman las manos, y está más de tres años en cama, desde allí continúa trabajando con preparados de medicina alternativa y flores de Bach, siempre con buen carácter, ayudando a compañeros y a familiares y amigos de los mismos.

Uno no podía, no tenía derecho a sentirse mal, luego de verla como estaba y pese a ello como derramaba optimismo y buena onda.

Un día golpean la puerta y ella por el portero eléctrico pregunta ¿quién es?, » venimos por la reparación del M.T.S.S., responde una voz de mujer, se presenta, Ofelia la deja hablar y al final le dice «así que ahora «me voy pa arriba», con esto y la jubilación…, a lo cual la mujer le responde, no, tenés que optar. Pensó un ratito, dejó la lapicera con que iba afirmar y le dijo: «la jubilación me la gané trabajando y «esto» es una reparación porque casi me matan en la tortura ¿y quieren que opte?, llevate tus papeles… «no pero mira que… llévate tus papeles, si con lo que sufrí tengo que renunciar a lo que gané trabajando no lo quiero. Esa era Ofelia. Y conste que la jubilación era bastante menos que la P.E.R.

Poco a poco fue transformando su bronca en dolor, un dolor silencioso pero perceptible, a medida que con el paso del tiempo fue quedando casi sola. Si medimos su vida, sus compañeros y compañeras que militaron con ella es difícil de entender tanto olvido, tanto abandono.

Los pocos visitantes que tenía compartíamos con ella lo que había visto u oído en el informativo, siempre clara, frenteamplista hasta los huesos, disfrutaba las charlas entre mate y bizcochos hablando de política y ya no guardaba rencor, pero ese profundo dolor se le veía en el fondo de los ojos. Fue una luchadora de todas las horas, que al final del camino descubrió que el olvido humano no es de derecha ni de izquierda, es eso… olvido.

Hoy es tarde para intentarlo, pero ¡Qué oportunidad se perdieron escritores e historiadores de haber escrito sobre una vida que sintetizaba el Uruguay desde los 60 hasta que asumió el Gobierno del F.A. en el 89!

Hasta siempre Ofe y… perdónanos a todos y a todas…. por no haber estado más tiempo contigo. A y gracias.

Por Esteban Nuñez Militante frenteamplista

La ONDA digital Nº 672

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.

Otros artículos del mismo autor: