El 13 de junio de 1928 en el Estadio Olímpico de Amsterdam, El Tito Borjas pronunció la frase “tuya Héctor” que definió un desafío futbolístico que cada tanto resurge entre los hermanos del Río de la Plata. En clave uruguaya, la corta oración significa hoy “hacéte cargo”, “te toca a ti”, “es tu responsabilidad” o “aprovechá”…
En aquella jornada, de la que hoy se cumplen 88 años, los seleccionados de la Argentina y Uruguay disputaban la final del Mundial de fútbol organizado por la FIFA durante los Juegos Olímpicos de Holanda. Tres días antes, los mismos contendientes no habían podido superarse y empataron 1-1, por lo que ahora se enfrentaban nuevamente en uno de los clásicos más antiguos del planeta.
Cuando faltaban 17 minutos para finalizar el partido estaban nuevamente igualados, con un gol convertido por Roberto Figueroa para los celestes y otro por el argentino Luis Monti.
Quien ya pisaba el área argentina y por el rabillo del ojo estaba viendo entrar a la carrera a Héctor Scarone, cabeceó en su dirección la pelota que venía por el aire y le gritó “tuya Héctor”. Scarone, un cartero de pantorrillas fuertes que trabajó en el Correo Central hasta el día en que se jubiló, empalmó el balón de sobre pique y anotó el gol del campeonato.
Ahora se recuerda más la frase que el nombre de quien la pronunció y que, tres años después, se convertiría en una leyenda para su club, el Wanderers de Montevideo. Fue durante la temporada uruguaya de 1931 en la que Borjas fue uno de los héroes que con sus goles ayudaron a los bohemios del Prado a obtener la preciada copa en aquel año. Pero El Tito no pudo entrar a la cancha en el último y decisivo partido ganado a Defensor en la calurosa tarde del 19 de diciembre.
médico le ordenara reposo absoluto y le prohibiera salir de su domicilio. El día del encuentro crucial, sin embargo, Borjas no soportó la ansiedad, se escapó de su casa y se fue hasta el estadio “Luis Franzini” –pegadito al Tren Fantasma y cerca del Teatro de Verano- para ver el partido mezclado entre los espectadores. Cuando aún estaban cero a cero, durante un avance de su equipo y un disparo que se estrelló en el travesaño, se paró en la tribuna con los brazos en alto y fue entonces que le flaquearon las piernas y sintió que el pecho le estallaba.
El Tito Borjas murió aquella tarde por un infarto masivo de corazón, media hora antes de que sus compañeros de Wanderers iniciaran la vuelta olímpica en la vieja cancha del Parque Rodó.
Por Italo Moreno
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