Según Keith Richards, los negros están aquí para guiarnos por los bajos fondos y dejar que nos acostemos con sus novias. El grupo se dejó patrocinar en 2005 por Ameriquest, una empresa de hipotecas basura que resultó central en la burbuja de las subprime. Los Rolling cobran las entradas más caras de la historia del rock y los precios suben gira tras gira
Son la mejor banda de rock and roll de la historia. Han compuesto canciones que millones de personas de tres generaciones no se cansan de escuchar. Sin los Rolling Stones, las décadas de los sesenta y los setenta hubieran sido mucho más aburridas. Afirmaciones como estas son ciertas, pero no son toda la verdad, ya que el grupo también tiene un lado cuestionable, que abarca desde el enfoque de algunas letras hasta su tremenda avaricia para exprimir cada euro de sus seguidores. Proponemos un repaso a los argumentos en contra de Sus Satánicas Majestades.
Tienen letras racistas
Siempre han sobrevolado sobre el grupo acusaciones de racismo, recordemos aquel verso de ‘Some Girls’ (1978) que dice «Las chicas blancas son bastante graciosas a veces, me vuelven loco / las chicas negras solo quieren follar toda la noche / pero no tengo tanto aguante». El activista Jesse Jackson se quejó en público del uso de este estereotipo racista. Jagger contestó balbuceante que era «una broma», para luego decir que era «una parodia de actitudes racistas», pero no convenció a muchos.
Otro ejemplo elocuente es el clásico ‘Brown Sugar’ (1972), donde explican la costumbre de los dueños de plantaciones de violar a sus esclavas cuando les apetecía. El tono de la canción es claramente celebratorio y cómplice. La mirada racial de Keith Richards quedó clara en 2010 con la publicación de Vida (Península), su exitosa autobiografía. Por ejemplo en estas líneas de la página 16: «Si querías aprender algo de verdad bastaba con atravesar las vías del tren: los músicos negros nos cuidaban muy bien cuando tocábamos con ellos. ‘¿Quieres echar un polvo esta noche? Ésa estaría encantada. Seguro que no ha visto en su vida un tipo como tú’. Te ofrecían su hospitalidad, su comida y su jodienda». Por lo visto, dentro del mapa social del guitarra, los negros están aquí para guiarnos por los bajos fondos y dejar que nos acostemos con sus novias.
Tienen letras machistas
Ante una pregunta del periodista Jonathan Cott, el propio Mick Jagger lo admitió en 1978: «Lo que tú estás diciendo es que en mis canciones solo hay chicas angelicales o bien putas viciosas. Quizá hay un par más, pero…, en fin…, tienes razón… En mis canciones mandan esos dos tipos… Nunca lo había pensado hasta ahora…Veo que no soy capaz de integrarlas como es debido».
Ejemplos hay a patadas: ‘Out Of Time’ retrata a las mujeres como bienes con fecha de caducidad, ‘Under My Thumb’ las degrada a mascotas y ‘Have you seen your mother, baby, standing in the shadows?’ es de una crueldad asombrosa. Un fragmento de letra: «Cuéntame una historia sobre cómo me adoras / vive en la sombra, mira a través de la sombra / odia en la sombra y ama tu vida sombría».
Que quede claro: ellos son estrellas del rock y tú una pulga insignificante en su larga lista de conquistas. De vez en cuando, para variar, escriben canciones de amor para alguna dama etérea y misteriosa (‘Lady Jane’) o encendidos tributos a las groupies (‘Ruby Tuesday’). Los prestigiosos críticos Simon Reynolds y Joy Press, autores del libro The Sex Revolts (1995), lo tienen claro: ‘Los Rolling Stones son el grupo más misógino de la historia’.
Se dejan patrocinar por cualquiera (incluyendo timadores financieros)
Antes de los Rolling Stones no existían giras de rock patrocinadas. Ellos abrieron la puerta en 1981. Su primer mecenas fue la colonia Jovan Musk, que les pagó medio millón de dólares de la época. Como el trato funcionó bien, Sprite y Budweiser soltaron mucho más para que sus logos presidieran tours posteriores.
La metida de pata más gorda del grupo fue dejarse patrocinar en 2005 por Ameriquest, una empresa de hipotecas basura que resultó central en la burbuja de las subprime, uno de los orígenes del batacazo financiero global de 2008. Los manejos de Ameriquest eran conocidos antes de que aceptaran el patrocinio, pues los directivos de la empresa se habían visto obligados a firmar un acuerdo extrajudicial por 325 millones de dólares para evitar un juicio múltiple por cobrar «intereses predatorios» en 30 estados. La empresa también cargaba comisiones abusivas, que llegaban hasta el 12% del valor de la casa.
Mick Jagger, activista habitual contra el cambio climático y en favor del Amazonas, deja ahora que Jeep patrocine la gira europea de este año.
Mienten a sus seguidores
El argumento eterno de los Stones es que son partidarios de los patrocinios porque ayudan a mantener los precios de los conciertos en niveles razonables.
La realidad es que cobran las entradas más caras de la historia del rock y los precios suben gira tras gira. Para el concierto del Bernabéu van desde 85 a 225 euros, gastos de gestión no incluidos. Por poner un ejemplo, las entradas de 125 euros tienen unos gastos de gestión adicionales de catorce euros. Ya explicamos en un artículo anterior cómo funciona el timo de los gastos de gestión.
Bruce Springsteen y Neil Young, entre otros artistas, se las han arreglado para mantener precios más bajos sin recurrir nunca a patrocinios. Además, los conciertos de los Stones son una lotería. Lo mismo están pletóricos como en la gira Forty Licks (2003) que te encuentras a un Keith Richards errático que emborrona el impacto de las canciones de su show madrileño en 2007. «O le han quedado secuelas de la caída del cocotero o es que ha vuelto a las andadas», decía la crónica de Efe. Si vas a cobrar ese dineral a tu público, lo mínimo es ser profesional.
Keith Richards apoyó la invasión de Iraq
Lo admitió en 2010 en una entrevista con el periódico británico The Times. «Escribí una nota a Tony Blair diciendo que era demasiado tarde para volverse atrás, que debía mantenerse firme en su alianza EEUU. Me devolvió una nota dándome las gracias». ¿No hubiera sido brutal ver al guitarra de los Stones en la foto de las Azores? La periodista que entrevistaba a Richards era Caitlin Moran, que luego cargó contra el culto al guitarrista en su libro superventas Cómo ser mujer (Anagrama, 2013):
«Piensa en sus días esnifando, fumando, pinchándose, bebiendo y follando a todo lo que veía. ¡Todo el mundo le ama! ¿A Keef? ¿Tan pasado que no se enteró de que dos groupies, follando delante de él, se prendían accidentalmente fuego al pelo? ¡Rock and roll! Para muchos esto es lo mejor de los Stones. A pesar de que, se mire por donde se mire, debió de ser una verdadera pesadilla estar cerca de él: paranóico, débil, poco fiable, propenso al malhumor, obsesivo y casi siempre en un estado tal de inconsciencia que la única forma de llevarle de un sitio a otro era agarrado por los tobillos. Aún sentimos un ligero estremecimiento cultural -¡Uau… genial!- cuando la gente recuerda esta mierda». ¿De verdad es un icono que merezca adoración?
Por Víctor Lenore
Periodista del Confidencial es
La ONDA digital Nº 677
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