Es una locura pretender obtener
resultados distintos haciendo siempre lo mismo
(Vaya a saber uno quien lo dijo, por lo menos yo, no sé)
La movilidad política del Uruguay, que se caracteriza por ser más bien parsimoniosa se ha visto sacudida por una dinámica a la que no estábamos acostumbrados. La lógica de grandes partidos ha empezado a estar matizada por el surgimiento de pequeñas agrupaciones que escapan a las lógicas mayoritarias. Sometidos al escrutinio popular, el PI y la UP, ocuparon sus espacios por el método de legitimación a través del voto.
Según Wikipedia, la composición de la cámara de representantes del Uruguay es la siguiente. 50 bancas tiene el FA., 31 el PN., 12 EL PC.,3 EL PI., 1 UP.,2 EL novel PG( Partido de la Gente).
No podría afirmarlo, pero tengo la sensación que la conformación meteórica del P. de la Gente obedece más a la lógica de “billetera mata galán” que al nacimiento de una nueva agrupación política con aportes novedosos al pensamiento intelectual o político.
El caso de Gonzalo Mujica no es igual, con historia de izquierda y frenteamplista, con legítimos antecedentes de lucha libertaria, sin embargo, emparentó con el PG. en el método de fortalecer el ámbito independiente.
Decidió, en el uso de su libre albedrío, interpretar que los votos que lo llevaron al parlamento son tan maleables como su pensamiento.
Pero aceptando o no las lógicas de éstas decisiones y alineamientos políticos no dejan de ser un dato de la realidad.
Supongo que lo difícil que resultó llegar a la mayoría propia (50 votos), el tener en disputa hasta el final esa banca hace más traumática su pérdida. En cualquier lucha política electoral obtener una bancada tan claramente mayoritaria sería siempre motivo de beneplácito pero como hemos desarrollado el sentido de legitimidad mayoritaria, el que sea cuestionada de alguna manera nos desacomoda. Sigo creyendo que la lucha política es el campo donde se dirimen los espacios de poder que representan a distintos intereses económicos. Sería absurdo negar también que el original corte de “luchas de clases” tiene elementos de transversalizaciòn mucho más diversos que hacen que abarcarlos exija una mirada para nada esquemática.
Me parece que el contexto de América y sus recientes resultados favorables a la derecha ofrecen un marco continental que da “alas” al ascenso de corrientes reaccionarias y a la visibilizarían de acciones amenazantes de grupos de presión que se animan a comenzar a visibilizarse.
Me llamó la atención la publicación de datos de distribución de la renta por sectores económicos. En esos datos el sector financiero se quedaba con el 40% de las ganancias, por lejos el sector que acumulaba más. Por encima de otras formas productivas del capital, la producción, el comercio o el turismo.
Esta forma de acumulación del dinero es la más rápida, parasitaria y hasta feroz. El predominio del sector financiero en el poder político ha provocado los desplazamientos más violentos en la movilidad social. Ejemplos recientes nos muestran a la vieja Europa sacudida por crisis de diverso tipos, con expresiones claras de que los sectores populares, los asalariados, los pequeños productores y comerciantes son despojados rápidamente de su precario bienestar.
Los acontecimientos más cercanos de Brasil y Argentina podrían también ofrecernos ejemplos claros de lo que implica “el ascenso de la derecha”
Aparecen discursos amenazantes de militares retirados, hasta entrevistas donde “oficiosamente” representantes de logias militares opinan. De estos días nomás, un comando con nombre de militar retirado amenaza públicamente a miembros de la sociedad civil por su notorio compromiso con los DDHH. No son datos menores.
En consonancia con el escenario reaccionario y homofóbico internacional, aquí en nuestro pequeño país, el crecimiento de la renta financiera, la visualización pública de la ultra derecha, la aparición de una política pragmática y desideologizada que llega a las cámaras, pastores de iglesias alternativas que salen a dar “batalla cultural” con un mensaje conservador y que hasta van por los espacios legislativos de gobierno.
En este gran marco general sucedió el caso del voto 50. Creo que la posibilidad de articulación, la poderosa bancada mayoritaria que aún tenemos y la fragmentación política que afecta más al campo conservador que al progresista nos habilita aún a mirar lejos.
¿Cómo se van a desarrollar los programas de gobierno y propuesta hacia adelante?, la memoria histórica siempre nos ha traído ejemplos de amplitud a la hora de hacer alianzas para asilar y hacer retroceder a lo más conservador. Ahora bien, el concepto de amplitud, ¿siempre deberá mirar hacia el centro?, la unidad no es unidireccional. Creo en la profundización de la democracia, en el avance de los derechos, en la búsqueda de equidad de género y mayor equidad económica, para eso creo que el famoso voto 50 y el 51 0 52, ¿por que no?, se podrán obtener dando batallas culturales y políticas con la sociedad, ganando voluntades para el campo popular y no solo ampliando alianzas hacia el centro. EL proceso de alianzas hacia el centro se precipitó cuando la crisis los golpeó pero sobre todo cuando la izquierda creció y se hizo alternativa de gobierno.
Las alianzas amplias donde solo el centro se fortalece, termina desdibujando y condicionando el avance democrático.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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