El Plenario del Frente Amplio recibió el sábado 9 la renuncia de Raúl Sendic a la Vice Presidencia de la República. Fue absolutamente sorpresiva, para todos los que estábamos presentes en dicho Plenario. Fueron momentos de tensión, de emociones múltiples, de tristeza, e inclusive muchos integrantes de la reunión, que venían a votar sanciones contra Sendic, emocionados comenzaron a llorar públicamente. Probablemente esta renuncia era inevitable, especialmente después del informe del TCP (Tribunal de Conducta Política). Aunque quedan las instancias judiciales, el caso Sendic finaliza políticamente con la resolución final del Plenario.
Vale la pena destacar que termina este problema, dentro del Frente Amplio, dentro de nuestra fuerza política. No hay ninguna crisis institucional, ni ningún escándalo de corrupción como titularon diarios argentinos. En esencia, el problema es de no presentar los comprobantes de gastos efectuados con las tarjetas corporativas de Ancap. A ello, se agregan errores de Sendic y declaraciones que no atenuaban o profundizaban los mismos. Institucionalmente y normalmente asumirá su cargo Lucía Topolansky.
Conocido el informe del TCP el lunes 4, durante toda la semana se realizaron permanentes reuniones de la fuerza política, para buscar acuerdos a efectivizar en el Plenario. Voy a dar mi impresión desde adentro, porque participé en una reunión la semana previa, otra reunión el jueves 7 de 3 horas, y otra también de tres horas el día viernes. Quiero claramente consignar que fueron reuniones muy respetables, de buen nivel, de comprensión de las diferentes ideas, y sin ninguna duda de muy fuerte posición unitaria. Reuniones de más de 20 personas e inclusive de más de 30, no son sencillas de acordar. Sin embargo, ello se logró y fue sin duda un gran avance de la cultura unitaria de nuestra fuerza política, de todos los sectores y de las bases. Se iba al Plenario a votar una moción que sin ninguna duda alcanzaría los 4/5 requeridos.
Se trabajó sobre la base de una propuesta escrita del Partido Socialista a la que se le hicieron agregados y modificaciones. Dada la contundencia del informe del TCP, se debía aplicar sanciones que no fueran un saludo a la bandera. En realidad se pensaba en dos objetivos centrales: asegurar la unidad, atendiendo la ética correspondiente, consiguiendo una resolución en el Plenario y atender el descontento frentista, por este tema y otros. Entiendo que la propuesta acordada era buena y el Plenario funcionaría con mucho respeto, con fraternidad frentista y unitaria y con una votación cercana a una unanimidad de presentes que era muy alta. Sin embargo, todo lo programado y trabajado intensamente durante la semana quedó sin efecto con la inesperada y sorpresiva renuncia de Sendic.
Durante el Plenario se volvió al diálogo amplio con los distintos sectores y bases. El acuerdo de resolución quedaba sin ninguna posibilidad de consideración, en la medida que el propio Sendic se impuso la máxima sanción con su propia renuncia. Volvió a darse el espíritu unitario y de acuerdos en dichas conversaciones. Se respaldó la institucionalidad frenteamplista, y se expresa en la resolución final “reconocer los esfuerzos llevados adelante por todos los compañeros y compañeras que trabajaron en clave de unidad en la construcción de una resolución del Plenario” y esto es lo que estamos fundamentando en esta nota.
Pese a todos estos problemas de los últimos meses, el caso Sendic finaliza políticamente, y se resuelve dentro de la propia fuerza política. Los principios de la unidad se mantienen muy firmemente, sobre la base de garantizar la ética, la honestidad, la transparencia. Pero todo el caso Sendic se dio en un contexto de errores de los gobiernos frentistas, por lo que es indispensable una definida autocrítica que nos permita aprender de estos últimos acontecimientos. Las reuniones previas al Plenario y las que se dieron durante el mismo, marcaron claramente la posibilidad de diálogo interno, de resolver internamente diferencias clásicas de todos los partidos políticos y sobretodo, ser muy cuidadosos en las disputas a través de los medios de comunicación. Hay que revitalizar la ética, para lo que se requiere legislar, reglamentar y sobre todo controlar los gastos de los funcionarios con dineros públicos. No me olvido que sobretodo en la comisión investigadora de Ancap, compañeros frentistas crucificaron con sus críticas al compañero Sendic y ello deja heridas que habrá que sanarlas con el tiempo. Tampoco me olvido del ensañamiento de los medios de comunicación, como seguramente nunca había ocurrido en la historia del país.
Es momento de aprovechar la nueva situación para generar un nuevo acuerdo político entre sectores y bases, para asegurar una verdadera dirección de la fuerza política, para tener mayor acercamiento con la sociedad y de esta manera apoyar las acciones de gobierno. Pero también es importante tener capacidad de orientar y controlar las acciones gubernamentales. Autocrítica del gobierno, por ejemplo por la falta de controles.
Autocrítica de la fuerza política en un momento muy excepcional que nos sirva para fortalecernos e iniciar una nueva campaña para continuar con el proceso de transformaciones económicas y sociales, para seguir avanzando hacia la igualdad. Hay que encontrar nuevas formas de participación de las bases y mecanismos para achicar la cantidad de sectores políticos, que actualmente superan los 35. Hay que volver a emocionar a la ciudadanía, oírlas para nuevas propuestas, y debatir sanamente las orientaciones centrales de nuestro actual gobierno en los diversos campos. Precisamos una estrategia de desarrollo que no pudimos definir en 12 años de gobierno, analizar nuevas posibilidades de inserción económica internacional y, sobretodo, atender las mejoras en el empleo, en momentos que el progreso técnico los afecta. Tengamos en cuenta que los medios de comunicación van a seguir insistiendo en la búsqueda de divisiones internas.
Por Alberto Couriel
Economista y ex senador
La ONDA digital Nº 732 (Síganos en Twitter y facebook)
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