Por estos días parece más complejo de fundamentar el ascenso vertiginoso de un presunto exitoso líder, joven y blanco. El fervor del triunfo de su interna y el despliegue publicitario inteligente y costoso le dio una aureola de figura arrolladora de emergente nuevo de la política y gran candidato. Primero se lo indicaba como la gran alternativa del PN para el 2019 pero su ascenso aparentemente fue tal, que se instaló como quien le iba a disputar el gobierno al Frente Amplio hoy.
Me parece que vale eso del que pierde….pierde, o el que se precipita…..se precipita.
Los triunfos del heredero de Herrera, fueron dos. El primero en su interna, derrotó a Larrañaga. El otro triunfo que obtuvo el candidato blanco fue derrotar a Bordaberry. Pedro, entre la mochila del apellido y su consecuente conservadurismo con maltrato a los batllistas incluido, terminó siendo un candidato poco convocante para la derecha uruguaya que vio en la propuesta positiva más chances.
Sin embargo Lacalle, cuando tuvo que proponerse como candidato a la presidencia, demostró falta total de idoneidad, hizo agua en varias exposiciones públicas en donde tuvo que opinar sobre temas que ni siquiera tenía la información apropiada. Eligió asesores y compinches electorales que fueron vapuleados cada vez que expusieron.
Vamos innecesariamente a una segunda vuelta electoral donde el resultado seguramente será no solo la reafirmación del triunfo del Frente Amplio sino que seguramente aumentará la diferencia entre candidatos.
Abundaron los análisis de campañas, las características de las mismas, encuestas de opinión con sus respectivas valoraciones pero lo más consistente es que a la hora de elegir, la gente eligió de acuerdo a sus intereses. El gobierno del FA, fue claramente exitoso.
Como contrapartida, la derrota de blancos y colorados dejó expuesto a ambos partidos. Al Partido Nacional no solo no le alcanzó para ser alternativa, ni para arrebatarle al Frente Amplio las mayorías parlamentarias, sino que tuvo un fuerte revés en el interior, allí donde radica su fortaleza mayor y de acuerdo a los resultados cuando en mayo próximo se realicen las departamentales, varios de sus gobiernos estarán cuestionados y la perspectiva que el FA, aumente el número de Intendencias que gobierna no es descabellado.
En el Partido Colorado la situación es peor, no solo votaron muy mal, sino que su principal propuesta, el SI A LA BAJA, fue derrotada como iniciativa y los sectores batllistas, relegados por la mayoría de Pedro, han realizado críticas públicas y hasta hay dirigentes y votantes que claramente han expresado su voluntad de votar a Tabaré.
Da la sensación que las viejas divisas deberán recorrer caminos novedosos para reacomodarse y pretender disputar el gobierno al FA. Por otro lado comenzó a realizarse el recambio generacional en el FA, ingresarán a las cámaras jóvenes y emergentes nuevos. El período 2015 – 2020 empezará con un país donde mucho está iniciado, mucho logrado y esto habilita a imaginar la posibilidad concreta de profundizar el camino del Uruguay de mayor equidad y más contenidos democráticos. Nunca había pasado en el Uruguay que salvo el Pc. alguien gobernara tres períodos consecutivos, creo que estamos asistiendo a una hegemonía progresista y de izquierda que se puede extender por mucho tiempo y nos someterá a los desafíos de toda fuerza que gobierna por mucho tiempo.
Cercanas experiencias como la del peronismo, o más lejanas como el PRI, mejicano, nos obligan a tomar nota sobre los peligros que se ciernen sobre las fuerzas que gobiernan por varios períodos.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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