El debate está abierto y el Frente Amplio tiene la responsabilidad de llevarlo adelante con el fin de detectar debilidades que se manifestaron en las recientes elecciones departamentales. Fundamentalmente ese debate deberá ser interno, con un fuerte sabor a autocrítica para poder trazar una estrategia actualizada en los tiempos modernos que se avecinan.
Hemos dicho muchas veces en los últimos años que los distintos triunfos del Frente en los comicios nacionales como departamentales, no han necesariamente significado que haya un crecimiento del pensamiento de izquierda. Queremos decir que el crecimiento en las últimas dos décadas ha sido de carácter electoral, pero que no fue acompañado en su totalidad por un crecimiento ideológico y programático de los ciudadanos.
Tanto en noviembre como diciembre y ahora mayo, las urnas fueron testigo de ese cambio electoral al que nos referimos, pero no tenemos ningún elemento para explicarnos (eso es lo que nos pasa personalmente) por qué la transformación ideológica y la lealtad política no se manifestaron con fervor. Y esto, hay que decirlo con firmeza, se expresó en las recientes elecciones donde en muchos casos el voto de octubre y de noviembre no se repitió en mayo.
Sobre este último aspecto hay que realizar un análisis profundo para saber si es verdad que la izquierda votó mejor en octubre y noviembre y en caso de confirmarse hay que recorrer todo el país para saber detectar las razones que llevaron a ese comportamiento del cuerpo electoral. Esta es, por cierto, una buena tarea para realizar una investigación sociológica a fondo.
Otro aspecto a tener en cuenta durante el análisis autocrítico es reconocer, de una buena vez por todas, que el Frente Amplio ya no es más una fuerza en la que conviven los adherentes militantes, en la gran mayoría de los casos sectoriales, con la gran masa de votantes y adherentes no militantes. La dirigencia de izquierda deberá reconocer que la batalla electoral última – octubre, noviembre y mayo- la dio con Comités de Base debilitados, en el mejor de los casos, que no tuvieron la capacidad de enseñar las formas de votación para que en todos los casos el sufragio fuera válido.
Ninguna de estas observaciones críticas lleva a desafíos tremendistas, en la medida que en la coalición de izquierda hay una conciencia generalizada sobre la necesidad de conocer mucho más al electorado en sus respectivas zonas y a la vez tener estructuras de base de la fuerza política.
Se tendrá que asumir que si mañana alguien quiere vender un refresco en cualquier mercado, no puede dejar de tener vendedores de refrescos en cada departamento y en cada barrio. Si carece de ese vendedor va a perder ante el otro que también quiere vender su producto, pero que cuenta con mujeres y hombres destinados a esa tarea.
No se necesita ser revolucionario para comprender el valor del trabajo cara a cara. La rica historia política de nuestro país sabe bien de qué estamos hablando. El contacto político-personal es válido en la vida cotidiana, pero también a través de las nuevas formas de comunicación que son mucho más personales que una pegatina o una volanteada.
Por Raúl Legnani
Urumex80@gmail.com
La ONDA digital Nº 719 (Síganos en Twitter y facebook)
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.
Otros artículos del mismo autor:
- Entrevista realizada por Raúl Legnani al Dr. Enrique Tarigo sobre las elecciones de 1980 durante la Dictadura
- «Lacalle Show» | Nicolás Centurión, Raúl Legnani: en tiempos distintos
- Doctor René Favaloro | Cuando El Cóndor no pudo con el «by-pass solidario»
- Jesús se murió y se fue al Cerro
- Jorge, el ciudadano