The Economist duda de los acuerdos de libre comercio

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Cuando Uruguay debate sobre su integración al tratado de servicios TISA, es interesante que la tan conservadora como influyente revista inglesa The Economist haya publicado un análisis que relativiza las ventajas de la Asociación Trans Pacífica. El artículo que transcribimos en traducción exclusiva para La ONDA digital, se basa en los últimos modelos econométricos y sus límites para predecir los resultados de tal acuerdo. Pero sus conclusiones generales son pesimistas, con lo que se suma a economistas de la talla de Dani Rodrik, Paul Krugman y Joseph Stiglitz.

La Asociación Trans Pacífica (TTP), un acuerdo comercial en negociación, facilitará el comercio entre Estados Unidos, Japón y otros diez países que reúnen en conjunto unos dos quintos del Producto Bruto Mundial. Pero, ¿cuán beneficioso será para esas economías? Los impulsores sostienen que podría aumentar su producción casi US$ 300 mil millones en una década. Los críticos dicen que tendrá muy poca o nula incidencia.

El desacuerdo refleja la dificultad de medir los impactos de los acuerdos de libre comercio. Casi todos los economistas aceptan que el libre comercio tiene beneficios, como mostró a principios del siglo XIX David Ricardo. Los países hacen bien en concentrarse en producir lo que hacen mejor. Pero Ricardo analizó solo dos países que fabrican dos productos en un tiempo en que no existían las barreras no arancelarias, como los estándares de seguridad. Esto transforma su elegante análisis en algo tan útil para analizar los actuales acuerdos comerciales como un carro de caballos para predecir la trayectoria de un avión.

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en su lugar, la mayoría de los economistas usan lo que se llama análisis del equilibrio general computable (CGE). Los modelos CGE se crean sobre bases de datos que buscan describir extensivamente las economías, manufactura, ganancias y mucho más. Los investigadores ajustan el modelo para que arroje los mismos resultados que un año real conocido. Logrado eso, modifican el modelo agustando las barreras comerciales para ver cómo se modifican los resultados, tanto en lo inmediatos como en un período de tiempo.

Hay muchas razones para recomendar el CGE. Es el único modelo de comercio suficientemente amplio como para incluir servicios, inversiones y regulaciones, todo lo cual yace en el corazón del debate por el TTP. También realiza las predicciones que los políticos desean: qué sectores mejorarán y cómo evolucionarán los salarios. Pero la CGE tiene serios inconvenientes. En primer lugar, depende de datos que pueden ser muy parcial en algunas áreas. Segundo, presupuestos falsos pueden llevar rápidamente a que desbarranquen las predicciones.

Los estudios del TTP ilustran estas fortalezas y debilidades. El más influyente aacs.ccny.cuny.edu, de Peter Petri, Michael Plummer y Fan Zhai, para el instituto de investigaciones East-West Centre, predice que en 2025 el acuerdo elevará el Producto Bruto Global de los 12 signatarios en US$ 285 mil millones, un 0,9%. Son sus cifras las que cita el gobierno de los Estados Unidos cuando dice que el TTP hará que el país sea US$ 77 mil millones más rico. Su modelo trata de evitar algunos de los principales traspiés del CGE. Sus presupuestos son transparentes, incluyen un abanico de escenarios y con frecuencia son conservadores. Por ejemplo, esperan una implementación parcial y lenta de los acuerdos. Eso lo hace más creíble.

A pesar de eso, los elementos subjetivos del modelo tienen un gran impacto. Los autores usan un nuevo enfoque para predecir que más empresas se transformarán en exportadoras a medida que los costos de transacción disminuyan. Eso puede ser un adelanto respecto a teorías anteriores, que supnían un número constante de exportadores, pero este ajuste cambia significativamente el resultado: prevé beneficios 70% mayores, según un estudio para el C.D. Howe Institute de Canadá realizado por Dan Ciuriak y Jingliang Xiao papers.ssrn.com

También son discutibles algunos supuestos. Los investigadores calculan que un aumento en la protección de la propiedad intelectual (IP) es beneficiosa para todos los países. Una nueva revisión de estudios sobre el TPP financiada por el gobierno británico, realizada por Badri Narayanan, Mr Ciuriak y Harsha Vardhana Singh, cuestiona ese supuesto. Mayores protecciones a la IP debieran estimular a los productores a realizar más investigaciones. Pero eso también incrementará los costos para los consumidores más allá de lo necesario para alentar la innovación y endentecerá la difusión de la tecnología en países en desarrollo.

Eso también señala uno de los muchos puntos ciegos de los modelos CGE. La mayoría usa datos del Proyecto de Análisis Global del Comercio de la Universidad Purdue gtap.agecon , la mejor base de datos disponible. Pero como fue desarrollada inicialmente para la agricultura, está sesgado. Tiene categorías separadas para la leche fresca y los productos lácteos, pero amontona los productos farmacéuticos en una categoría general con los productos químicos. Y eso es un problema para los modelos, porque el TPP trata extensivamente sobre la propiedad intelectual de los fabricantes de medicamentos.

Dada la incertidumbre, Messrs Ciuriak y Xiao excluyen todo impacto del aumento de la protección de la IP. También usan un modelo más convencional para las exportaciones. Calculan que el TPP hará crecer el PBI de los 12 países em US$ 74 mil millones hacia 2035. Meramente 0.21% más que los pronósticos de base. Otros ven un impacto aún menor. En una publicación del Instituto del Banco de Desarrollo de Asia adbi.org , Inkyo Cheong prevé que el PBI de Estados Unidos no tendrá ningún cambio debido al TPP.

¿Para qué preocuparse?
Esto hace surgir la pregunta de si al final vale la pena trabajar por el TPP. Pese a todo lo complejos que son los estudios CGE, son solamente modelos, atisbando en el futuro a través de una niebla de supuestos. Es importante respaldarlos con estudios de tratados ya firmados. La región Asia-Pacífico es un laboratorio ideal porque entre 1990 y 2015 aumentó de 5 a más de 200 acuerdos de libre comercio. Un nuevo estudio publications.apec.org  de la Cooperación Económica Asia Pacífico (Apec) encontró que en los cinco años posteriores a los acuerdos de comercio, las exportaciones de los participantes crecieron en promedio casi 50% en relación a los cinco años anteriores. Los investigadores controlaron luego factores como el PBI y la distancia, aislando los acuerdos de libre comercio como variables. Aquellos que tuvieron mayor impacto tenían algunas características comunes: tenían más integrantes, reunían países desarrollados y en desarrollo y alcanzaban a las barreras no arancelarias junto con los aranceles.

Esto sugiere que las ganancias que han de lograrse de liberar el comercio, aún si menguantes, no son nulas. Pero eso no hace que necesariamente el TPP sea el mejor camino. Casi todos los estudios concuerdan en que su principal limitación es el tamaño: no es lo suficientemente grande. Específicamente, la exclusión de China es gravosa. Los estudios de Petri concluyen en que un acuerdo de libre comercio del Pacífico más inclusivo y con menores reglas sobre empresas de propiedad estatal y de propiedad intelectual debieran aumentar las ganancias de los 13 integrantes originales del TPP, incluyendo a Estados Unidos, a US$ 760 mil millones. Más del doble que el crecimiento que provocaría el TPP. Esas predicciones de CGE tan precisas deben ser tomadas con una pizca de sal. Pero la moraleja es suficientemente clara. El objetivo debiera ser atraer a más países al ruedo, no presionar para adoptar reglas más estrictas.

Traducido para LA ONDA digital por Jaime Secco

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