Israel está perdiendo la guerra

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El gobierno de Netanyahu atacó Gaza justificándose con la bandera de responder a la agresión terrorista de Hamás, y se concentró en la intención de resolver con medios puramente militares un conflicto inevitablemente político. La historia mundial, en particular la del siglo XX, está plena de ejemplos de que un camino militar como senda única no conduce más que a dominar, mas nunca a gobernar. Pero Netanyahu encontró en esta guerra la mezquina y execrable manera de diluir los juicios por los tres casos de corrupción de los que está acusado; esa es parte de la verdad.

La realidad de la política se hace presente de todas maneras tras la matanza indiscriminada de gazatíes, muchos de ellos mujeres y niños. La dificultosa mas eficaz transmisión de imágenes y texto dando cuenta del horror al mundo tuvo su efecto, igual que lo tuvo en EEUU durante su agresión a Vietnam. Qué macana, dirán ellos, pues estaban acercándose al objetivo que en verdad buscaban, con los 2,2 millones de pobladores de Gaza sin atención médica, alimenticia ni refugio posible de los bombardeos. Justo cuando la muerte por inanición asomaba, debió desdecirse de su público juramento de venganza radical contra los que calificaron de “animales”, aceptar el canje de rehenes, permitir la entrada de ayuda humanitaria suficiente para el momento y acordar una tregua de cuatro días que hoy 27 debería terminar; si el gobierno israelí la prolonga, será en desmedro de su situación política.

El viraje de la situación se dio en las calles de Europa, Estados Unidos y más. Las manifestaciones en contra de los ataques israelías, a pesar de algunas prohibiciones, fueron colosales en casi todas las grandes ciudades del mundo, y primordialmente las occidentales. Por primera vez, las universidades estadounidenses cuentan con un fuerte apoyo a la lucha del pueblo palestino y el mismo apoyo se muestra en Europa. Hay muchas peticiones firmadas por cientos, incluso miles, de académicos occidentales contra la guerra en Gaza y pidiendo el fin del asedio a Gaza y a la ocupación de la mayor parte de Cisjordania.

Estas expresiones diversas, espontáneas y producto de la conciencia ciudadana ante la realidad palestina superaron largamente las demostraciones en apoyo del gobierno israelí, y también a la verdadera “caza de brujas” contra profesores e investigadores en el Reino Unido, Francia y Alemania, condenando su sentido común como «apología del terrorismo».

El punto clave del viraje de los estados para el cambio de enfoque que está en el aire, y que devengará costos políticos para el que no lo haga, fue el bombardeo israelí del hospital árabe al-Ahli de Gaza el 17 de octubre, que causó la muerte de casi 500 palestinos. Esto desató realmente la indignación mundial ante la matanza de personas, muchas de las cuales encontraban refugio en su patio de los incesantes bombardeos israelíes sobre Gaza. El hospital fue fundado en 1882 y gestionado por la iglesia anglicana.

La semana pasada, los jefes de gobierno de España, Pedro Sanchez, y Bélgica, Alexander de Croo, fueron en gira por la región y definieron la debilidad de los atacantes pidiendo ambos el cese de las matanzas a mansalva, y Pedro Sanchez anunciando el reconocimiento diplomático del Estado Palestino, de España en solitario o acompañado de la Unión Europea, UE. En el plazo de un día, la UE aprobó una comisión para negociar el Acuerdo de Dos Estados, que está pendiente desde 1947 y al que le va cada vez peor, particularmente desde los Acuerdos de Paz de Oslo de 1993, y que el ataque israelí en curso quiso dar por enterrado.

Al comienzo de esta tregua, el presidente de EEUU Joe Biden expresó deseos de que el alto el fuego se extendiera, pero el domingo su posición avanzó a reivindicar la posibilidad de concretar el Acuerdo de dos Estados. La jugada política de Pedro Sanchez, acompañado por el jefe de gobierno de Bélgica, –cuya presencia sugiere compromiso para la UE–, está mostrándose eficaz en tanto amenaza con desestabilizar el panorama de alianzas de Occidente. Hasta ese momento, la situación mundial era que casi todo el norte global apoyaba las represalias desproporcionadas de Israel –situación hoy fluída– mientras que el sur global, con un gran peso de Irán, Rusia y China, están a favor del alto el fuego y el proceso de paz.

Es válida la pregunta de por qué tuvieron que pasar tres cuartos de siglo para lograr añadirle músculo político a la negociación, pero la definición de Sanchez es oportuna para sacar los pies del lazo de la derrota israelí, y tener participación en la naciente negociación para que esa derrota sea solo la del gobierno de Netanyahu.

Han sido 30 años de violación cotidiana de las leyes internacionales por parte de las fuerzas militares israelíes y sus colonos armados, hoy con el 61% de Cisjordania bajo control israelí y el asedio a Gaza. Estadísticas de la ONU muestran que el número de asentamientos israelíes en Palestina se triplicó para 2000, de 110.000 a 450.000, al cumplirse los 7 años de firmados los acuerdos de paz de Oslo. Ahora se calcula que son 700.000. Además, Israel extrae sistemáticamente agua de los acuíferos subterráneos palestinos para uso de los colonos, lo que priva de agua a la población palestina.

Desde 2005, la violencia israelí se ha vuelto tan cruel que desafía todas las leyes internacionales, humanitarias y de derechos humanos.También según las estadísticas de la ONU, desde 2008 hasta finales de agosto de 2023, 6407 palestinos fueron asesinados por la maquinaria militar israelí y los colonos, contra 308 israelíes; la relación entre ambas cifras es 21 a 1. En cuanto a los heridos, fueron 152.560 palestinos y 7.307 israelíes. En lo que va de enero a septiembre de 2023, más de 223 palestinos y casi 30 israelíes (7,5 a 1) han sido asesinados. Desde el 7 de octubre, han muerto 1.200 israelíes (22 de ellos niños) contra más de 11.000 palestinos (4.670 de ellos niños) de Gaza: 9 a 1 es la relación.

El que el gobierno de Netanyahu haya aceptado primero el goteo de ayuda humanitaria, seguido de un desescalada de agresiones hasta un alto el fuego de cuatro días que hoy se cumplen, muestran a un gobierno israelí en retroceso. Pero también mostró a la comunidad internacional que la salida de la situación creada por Israel no podía venir del actual gobierno de Israel. La “solución” israelí que trascendió, de expulsar a todos los gazatíes hacia Egipto (ver El sencillo plan de Netanyahu, https://www.laondadigital.com.uy/archivos/74888) es un soberano disparate cuya sola oficialización como plan agravaría mucho la situación internacional de Israel, debilitando a todo Estado que la apoye o la consienta.

El viraje político de España y Bélgica se produce ante la evidencia de que el enfoque puramente militar israelí de tierra arrasada conduce a una derrota militar que hoy Occidente está pasando a querer que solo sea de Netanyahu. No hacerlo implica una derrota política para Occidente, hermanándose con el marasmo de condonar crímenes de lesa humanidad; ellos continuarán afectando a todos los implicados en el apoyo a Israel por todos los años por venir. La reacción de EEUU, pasando en 24 horas de reclamar la extensión de la tregua “y la importancia de proteger a los civiles” a revivir la posibilidad del Acuerdo de dos Estados en palabras masculladas por Joe Biden, es significativa. La postura que adopten los halcones de Gran Bretaña, Francia y Alemania fue rápidamente subsumida en la repentina instalación de una comisión de la UE para impulsar un acuerdo que se creía muerto, provocado por el inteligente y oportunista pronunciamiento de Sanchez en compañía de su aliado belga Alexander de Croo.

No en vano los genocidios de armenios por Turquía y el de judíos (también gitanos, rusos, homosexuales, etc.) por los nazis siguen siendo un rayo que no cesa sobre la opinión pública mundial. No en vano un puñado de combatientes, 750, mayormente judíos, famélicos y mal armados, resisten por casi un mes, desde el 19 de abril de 1943, en el gueto de Varsovia, distrayendo a miles de efectivos alemanes que debieron ser retirados del frente ruso.

La situación de Israel es notoriamente peor que la de Francia en Argelia, que dominó ese territorio desde 1830 y compartió parte de los desarrollos tecnológicos logrados por Europa en ese siglo y después. En la guerra de liberación que se inicia en Argelia con el año 1957 y duraría hasta 1962, Francia tenía soldados argelinos en sus filas, los harki, término que pasó a ser sinónimo de ‘traidor’. La guerra dividió a los franceses, los radicales formaron una organización terrorista, la OAS, atentaron en vano contra el presidente Charles de Gaulle y más.

Las consecuencias para Francia son el prólogo de la situación de Israel. Hoy se les retacea hasta el agua a los palestinos, no les permite mejorar su situación más allá de un límite, hoy anulado para los gazatíes. E Israel ingresa a este ataque con una población fuertemente dividida por los avances de su gobierno de ultraderecha y el gobierno en situación claramente minoritaria ante su ciudadanía. Así, se propone eliminar Hamás, como si todos sus miembros fueran identificables, sin siquiera mencionar que Hamás, terrorista y todo, es la conducción política de los gazatíes. Entre los que queden, habitará inevitablemente el resentimiento y la voluntad de venganza. Mucho indica como muy probable que Israel tenga atentados terroristas individuales o de pequeños grupos que buscan represalia en los tiempos que asoman.

La política israelí ha estado empeñada en ignorar la máxima ancestral, aquella que se expresó en la rebelión del gueto de Varsovia, de “Cuidado con el hombre que no tiene nada que perder”.Y, aunque los gazatíes son musulmanes, es de agregar que ‘cuidado también con las mujeres’. Israel confía en que los palestinos problemáticos para Israel son los de Gaza. Cree que controla a los de Cisjordania por la debilidad de su gobierno. Ignora a los muchos –6 a 17 millones– que están en el exilio. E ignora la fuerza decisoria que puede tener la conciencia de un individuo, más allá de su etnia, para emprender acciones fuera del control político superestructural, y que se está expresando con creciente fuerza en Occidente. El pronóstico que se puede hacer sobre Israel es inevitablemente sangriento.

 

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