Habitar Montevideo / IX El transporte

Tiempo de lectura: 3 minutos

Por el arquitecto Luis Fabre

Aquí: Habitar Montevideo (VIlI)

Como continuación del artículo sobre movilidad urbana desarrollamos aquí aspectos de la circulación humana, focalizados en la metrópolis montevideana.

Una ciudad es un organismo vivo, un sistema abierto, con intercambios internos y el exterior de materia, información y energía. Toda intervención en uno de sus subsistemas, como es el transporte, impacta sobre el todo urbano, abordado bajo dos aspectos.

Monográfico: sobre los flujos humanos y de materiales, la no linealidad de los efectos y las bifurcaciones a que están expuestos los mismos, como explica en su teoría de las estructuras disipativas Ilya Prigogine, premio Nobel de Química.

Fenomenológico: sobre el comportamiento de los protagonistas, aprehendido empíricamente a través de encuestas sociales, que traduzcan al modelo la diversidad de los comportamientos reales. Es una tarea conjunta entre las ciencias físicas; estadísticas, demográficas, y las humanas como la sociología. La dinámica y cambios producidos por la retroalimentación de estos comportamientos sobre el sistema elimina todo determinismo y los resultados solo podrán ser probables. Así por ejemplo, facilitar el acceso desde los barrios dormitorios puede provocar la renovación del centro o bien el crecimiento de estos como pequeñas ciudades satélites. Es una de las razones políticas por las que no se promueve el “tren de la costa” con los balnearios de Canelones. Siendo el transporte de ida y vuelta, puede provocar un flujo centrípeto o centrífugo!

Del diagnostico a las soluciones
En un sistema complejo urbano, dinámico y variable, como la metrópolis montevideana, con demandas y circuitos territoriales disímiles, es imposible (sin embargo se insiste) que un medio de transporte, preponderantemente, las satisfaga. Solamente un sistema multimodal integrado resultará adaptativo al gigantesco organismo de la urbe extendida.

Cada modalidad, requiere equipamientos distintos, cuyos costos menores para peatones y ciclistas hacen incomprensible la escasa atención que a su provisión presta la Intendencia. Y también el Estado, en atención a la norma constitucional que protege el libre tránsito sobre el territorio, negado en los hechos a estas modalidades. Pues de que sirven las calles si los peligros del tráfico automotor les impide transitar por ellas? No se trata solo de tener libertad de andar, sino de hacerlo sin desmedro físico.

Haciendo camino
Elaborado un modelo “ideal” necesario como referencia, como anotamos en el anterior artículo, la articulación y combinación de distintos medios sobre el territorio resulta en el ineludible. Las combinaciones pueden integrar el básico caminar, arcaico pero imprescindible en el mantenimiento de la salud, móviles movidos físicamente y otros traccionados mecánicamente por energías disponibles, entre las cuales privilegiamos la eléctrica.

Es obvio que cada modalidad para transportase satisface a necesidades especificas, sobre todo cuando el tiempo tiene mayor incidencia. Pero no debemos perder de vista que así como todos los caminos, todas las modalidades llevan a Roma. Lo deseable es que las opciones sean múltiples, diversas como la vida misma. Que sea como tener en casa más de una energía, para optar según se la disponga o convenga.

La primera opción debería volver a ser caminar…o incluso correr. Estando en forma física las distancias promedio (5 km) en la ciudad podrían cubrirse andando. Las nuevas tecnologías en la vestimenta, el calzado y el cuidado del cuerpo, permiten restaurar esta modalidad intrínseca a nuestra condición humana. No solo se ganaría en salud, física y mental, sino también en dinero y en contactos sociales, inherentes a las mayores probabilidades por la apropiación del espacio urbano.

Otra opción postergada, la bicicleta, parece al fin encauzarse en una instrumentación efectiva que combine facilidad de uso y vías protegidas de circulación. La creación de circuitos limitados aunque tengan un rol recreativo, puede ser un disparador a imitar. Puede ser inmediato si se usan infraestructuras creadas en las que se cumplen las dos condiciones enunciadas. Una de ellas es la trama de peatonales de Ciudad Vieja, con puntos de interés en el recorrido y suficientes espacios disponibles para estacionar y guardar los vehículos, que pueden ser alquilados en el sitio.

Nueva propuesta
He venido sosteniendo, mas allá de conocidas propuestas de transporte colectivo nuevo por subterráneo o tren eléctrico de superficie, lo integradora que resultaría una solución de tren elevado. Luego de haber experimentado y estudiado el monorriel elevado de Sidney en Australia, tengo elementos de peso a favor de esta modalidad acoplada a un sistema integrado en Montevideo. Hago, medio en serio y medio en broma, reserva de derechos sobre la autoría de la idea pues no he visto, oído ni leído nada fuera de que yo mismo expuse tiempo atrás en algunos ámbitos. Adelanto que de los componentes de la propuesta; circuitos tentativos, flujos de usuarios, estadísticas, funciones múltiples, costos directos, amortizaciones y otros, se concluyen sorprendentes resultados probables. La explicitación de los mismos podrá ser tema de próximo artículo.

Para terminar confieso que la sana intención de alguna de estas ideas es la de hacernos a todos pensar en otra mejor ciudad; de los sueños pero también posible; bien al alcance.

 

 

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.